LOS RESTAURANTES DE PAU ARENÓS

Last Monkey: el último mono será el primero

El italobarcelonés Stefano Mazza se ha instalado en Sant Antoni con platillos con garra como un curri a la vasca

PAU ARENÓS

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Last Monkey: el último mono. Así se siente, de forma irónica, Stefano Mazza, chef en la jungla de Sant Antoni. El último en llegar y con una de las ofertas más jugosas a las que he metido mano últimamente. Precio pequeño, carta pequeña, restaurante pequeño, cocina diminuta (4,5 metros cuadrados: en la oferta de trabajo pidió un 'pica', un 'lavaplatos' que no abultase demasiado). Satisfacción grande.

Platos-asiáticos-según-un-italiano-en-Barcelona-desde-hace-17-años. Es decir, con una mirada libre de regionalismos y dispuesta al meneo. Y eso interesa. Los calamares en su tinta aparecen con majestuosa negrura, y punto ideal de cocción, pero saben a coco. Es un curri a la vasca: «La receta de los calamares es de mi suegra».

En la carta hay boquerones con especias japonesas y un salmorejo con atún ahumado y salsa 'teriyaki'. Esa es la intención, de-allá-y-de-aquí. Lo local y lo viajado en clase turista.

Supe de este hombre, ex grafista de TV-3, por Rie Yasui, a la que traspasó La PiccolinaRie Yasui,, que conserva el nombre, aunque no los platos italianos. Ella sirve un bocata a la japonesa, el 'bocarroz'. En aquel lugar liliputiense, Stefano preparaba pasta con ingenio: usaba el agua caliente de la cafetera para cocer. Quien quiera más detalles sobre la técnica exprés, que le pregunte. Antes dejó el diseño, estudió hostelería y trabajó con Paco Guzmán en Santa.

El 'wonton' abierto es una idea sobre la que pensar (y copiar): sujeta unos mejillones en escabeche con sofrito de tomate. Sobre otra hoja de pasta crujiente, 'pulled pork', que en lenguaje 'antifoodie' es cerdo deshilachado.

El 'monkey' es listo y ha organizado una carta práctica, con platos que puede sacar adelante sin ayuda en esa jaula a la que llama cocina.

La inspiración para el 'wonton' con el relleno en el exterior se presentó al ver las alas doradas de los paquetitos durante un instructivo viaje por varios países asiáticos.

Me entretengo con los 'edamames' con aceite picante (poco) y chalota crujiente, me encantan las berenjenas confiadas en aceite y soja, aprecio el 'kimchi' de pepino y meto los palillos hasta el fondo de la ensalada de algas, espinacas, 'vermicelli' (fideos) y una vinagreta de sésamo.

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Vamos muy bien, superando lo esperado. Para terminar este tramo de la muralla, la costilla Pekin, pieza marinada con miel y especias. Para atacar el trozo imperial, un cuchillo infantil. ¡Stefano, que podemos manejar armas blancas!

Dos postres: sorbete de lima con 'chutney' de nectarina y un 'bao' relleno de chocolate, un modo dulce de presentar uno de esos 'baocatas' que empedran la ciudad.

Caña de Alhambra y copa de vino tinto Clos del Pinell: no tengo dónde elegir. La parte líquida necesita ampliación. Para compensar, una carta de cócteles, ya inevitable en Barcelona.

Lectura y peli simiesca: 'Viaje al Oeste. Las aventuras del rey mono' y 'El mono borracho en el ojo del tigre', que tanto 'kung-fu' estrafalario nos regaló en la infancia. Han estrenado 'La guerra del planeta de los simios' y todo señala a Last Monkey, aunque, según el argumento, sería más bien Last Man.

Vi ganas, vi gracia, vi posibilidades. Atentos a la evolución de la especie.