Luigi Salmoiraghi: "La calidad de vida de Barcelona está por encima de la de muchas otras capitales europeas"

Luigi Salmoiraghi, italiano, 52 años. Casado y con uno hijo de cinco años. Se mudó a Barcelona en septiembre del año 2000. En septiembre del 2023 lanzó sus servicios de 'fractional management', ayudando a 'startups' y empresas a mejorar sus procesos de ventas y marketing. 

¿Por qué escogiste Barcelona?

En el verano de 2000, estaba eligiendo dónde abrir la delegación española de la firma D-Link. Madrid y Barcelona me parecían dos ciudades maravillosas, pero esta última me cautivó. 

Desde el primer momento, aprecié la forma de trabajar y de hacer negocios en Barcelona, muy similar a la de mi ciudad natal, Milán. Con una oferta cultural destacable en una ciudad cosmopolita y muy europea. Además, mis primeros colaboradores eran de aquí y, desde el primer instante, me enseñaron la Barcelona menos turística, más local y auténtica. 

¿Qué aspectos de la ciudad destacarías como positivos?

No quiero que parezca un tópico, pero la calidad de vida está por encima de la de muchas otras capitales europeas. A pesar de ser una gran ciudad, aún no ha perdido la dimensión humana, gozando de un clima mediterráneo por el que nos envidian en toda Europa. No puedo dejar de mencionar la oferta de cultura y arte, sus museos, galerías, eventos y sus joyas modernistas.

A nivel laboral, son muchos los sectores que destacan y que permiten el desarrollo profesional. Su poder de atracción internacional ha permitido la llegada de muchos profesionales, contribuyendo así a un ecosistema cosmopolita de primer nivel.

¿Qué aspectos de la ciudad hay que mejorar? ¿Cómo?

Destacaría varios aspectos, unos más locales y otro con repercusión internacional. A nivel local, sin duda hay que hacer un gran trabajo para todo lo que concierne a la movilidad. Yo siempre me desplazo en bici y creo que la contaminación del aire es un problema en la ciudad, principalmente debido al tráfico de vehículos. Se necesitan medidas para reducir las emisiones, como fomentar el uso del transporte público y los vehículos eléctricos, pero sin perjudicar al ciudadano. 

Otro reto que hay que abordar es la seguridad. Es verdad que la tasa de criminalidad en Barcelona es relativamente baja con respeto a otras ciudades europeas, pero hay algunas zonas donde los delitos menores son un problema. Se necesitan medidas para mejorar la seguridad pública.

Por último, a nivel internacional Barcelona debe recuperar un poco el esmalte que ha perdido en los últimos años. En mis viajes de trabajo a Italia, por ejemplo, he notado como la percepción que se tiene desde fuera ha ido cambiando y muchas veces no corresponde a la realidad. Barcelona debería retomar su marketing para fortalecer su propia marca. Como viajero frecuente, echo mucho de menos un aeropuerto más competente en cuanto a vuelos transoceánicos e internacionales.