División de opiniones

El nuevo suelo de la Rambla de Barcelona genera debate ciudadano: "Va a resbalar"

Hay quien apuesta por la modernidad, mientras que otros que prefieren el diseño tradicional

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Debate ciudadano sobre el nuevo pavimento de La Rambla. Joaquim, 55 años.

Debate ciudadano sobre el nuevo pavimento de La Rambla. Joaquim, 55 años. / Jordi Otix

Pol Langa Sebastià

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La reforma de la Rambla de Barcelona ya está en marcha. Y, con ella, el debate ciudadano sobre su resultado. En la zona baja del paseo, de Colón a Santa Mònica, ya puede verse en nuevo pavimento de tonos grisáceos, que releva al clásico diseño ondulado del suelo y difiere de la expectativa que habían generado las recreaciones virtuales del proyecto.

Si bien en las imágenes difundidas por el Ayuntamiento de Barcelona aparecen juegos de color con pavimento en diferentes tonos marronáceos, el tramo ya remodelado luce unas baldosas de aspecto anodino. La pavimentación completa no podrá verse hasta 2027, cuando está prevista la finalización de las obras. EL PERIÓDICO ha preguntado a peatones y usuarios habituales de la Rambla qué opinión les merece el nuevo aspecto del pavimento. División de opiniones aunque, en general, poco entusiasmo.

"El nuevo unifica más la Rambla", explica Joaquim (55 años), vecino de la ciudad que se moja sobre el aspecto final del suelo. "Se ve más estético", coincide Ángela Solorzano (60 años). Otros lo han recibido bien simplemente "por cambiar", como dice Luis (21 años).

También hay vecinos que preferían el de siempre. "La tradición es la tradición. Es como si ahora al Raval le ponen un suelo limpio", ironiza Félix Piernas (42 años). Un aspecto que también preocupa a Julio Terceño (70 años), albañil retirado, junto a su sobrina Sandra (42 años), quienes tras observar unos segundos ambos pavimentos destacan que el nuevo "va a resbalar", o al menos eso auguran porque es mucho más liso que las 'olas' retiradas.

Preocupaciones más allá de lo estético

La zona en obras es aún un embrollo: la parte reformada convive con la que conserva el clásico diseño ondulado y una área de tierra sin embaldosar entre vallas. Por ello, la propia reforma es también tema de conversación a pie de calle. Más allá de la estética de las losas, hay quien está más preocupado por el calendario

Es el caso de Rolando (54 años), trabajador de un quiosco que ha tenido que ser trasladado unos metros a causa de las obras. Se pregunta si no "hubiera sido mejor hacer la reforma durante los meses de pandemia" porque "las calles estaban vacías y no hubiesen afectado a los comercios", aunque asegura gustarle más la fisonomía antigua del paseo.

Imagen virtual de la futura Rambla. Miró - Liceu.

Imagen virtual de la futura Rambla. Zona de Miró - Liceu. / Ajuntament de Barcelona

Para Giorgia (33 años) la decisión es clara: "Me gusta más el nuevo porque soy patinadora y se ve mejor para ello". Alex (21 años), de nacionalidad norteamericana pero residente en Barcelona, compara la ciudad con las grandes urbes de su país y se cuestiona si era tan necesaria la inversión: "¿Cuándo pararemos de construir y de cambiar cosas?". Sin embargo, entre la vieja y la nueva imagen de la Rambla, termina decidiéndose por la segunda.

Zonas sucias

En las recreaciones virtuales difundidas, la futura Rambla se perfila como un paseo acogedor gracias a las líneas paralelas que dibujan las nuevas losetas y una zona peatonal ancha. Además, lo refuerzan los colores cálidos elegidos: un tono marronáceo -en el proyecto se indica que se trata de un color dorado- y otro rojizo, más oscuro.

Imagen virtual de la nueva Rambla. Zona de Colón.

Imagen virtual de la nueva Rambla. Zona de Colón. / Ajuntament de Barcelona

A pesar de ello, hoy se puede observar que el gris es el tono predominante en el tramo ya pavimentado. De hecho, muchos de los testimonios recabados se han percatado del nuevo suelo gracias a la frontera que genera con el antiguo, aun sin levantar. Sin este contraste, apuntan, no les hubiera llamado la atención

En cambio, sí se han dado cuenta de la facilidad con la que la suciedad se ha integrado al color gris de las baldosas en las zonas de paso más frecuente de vehículos. Dado que el pavimento de las 'olas' acumulaba muchos desperfectos, un deseo generalizado ahora es que las nuevas baldosas ofrezcan mayor resistencia.

"Me quedo con el nuevo porque da mejor imagen. Se ve más moderno", dice Ángela Solorzano (60 años). Aunque destaca que "deberían invertir ese dinero en otra cosa" y que está cansada de las obras por toda la ciudad.