La lluvia se rinde ante una espectacular cabalgata de los Reyes Magos 2024 en Barcelona

Llovió, pero poco. En algún momento pareció que quiso apretar sobre Barcelona, pero sin llegar a arreciar: fue un rocío amable y sin maldad, como un pellizco amigable, cargante tal vez a ratos, pero sin llegar a resultar molesto tras tanto tiempo ausente. El aguacero irrumpió como un personaje más al principio de la cabalgata de la capital, tras amenazar con hacer descargar un cielo plomizo durante tota la vigilia de Reyes. Sin embargo, las inclemencias no derrotaron a la ilusión de volver a ver, un año más, toda la magnificiencia de sus majestades de Oriente.

Así que, tras ser la comidilla del día, el chubasco tenue e intermitente en Barcelona acabó contentado a todos: alivió algo la pertinaz sequía que sume a Catalunya al borde de la fase de emergencia por escasez de agua y no empañó la emoción de familias y pequeños, fieles adeptos a los Reyes, a los que los pronósticos meteorológicos adversos no disuadieron de acudir a recibirlos, saludarlos y adorarlos. La llovizna no deslució para nada la pompa del séquito real, grandilocuente y magnífica como siempre se precia: discurrió sin alteración por la ciudad, entre el parque de la Ciutadella y la plaza Espanya, atravesando por la multitud que se lanzó a la calle, por instantes con los paraguas abiertos, como socorridos farolillos.

A la lluvia se le encrapichó . "", . Sin embargo, quienes plantaron cara a la tarde desapacible apenas se movieron de sitio