Movilidad
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Jordi Ribalaygue
Periodista
Periodista especializado en información local de Barcelona y el área metropolitana. Ha trabajado en El Mundo, EFE, Público, Ara, Tot Barcelona y medios locales de Sant Adrià de Besòs y Badalona. Ha colaborado en la redacción del libro 'Objectiu Venus', sobre el barrio de La Mina.
Los bicibuses brotaron durante el mandato pasado a lo largo de Barcelona, con más de 15 rutas en bicicleta en siete de los 10 distritos de la ciudad, en que familias y menores pedalean de camino a la escuela cada viernes por la calzada, habitualmente ocupada por el tráfico de vehículos. Algunos de los trayectos -reivindicativos a favor de una movilidad más saludable y segura para los ciclistas- estuvieron escoltados por agentes de la Guardia Urbana, para velar ante todo por los menores que se desplazan sobre ruedas o en patinete una vez por semana con sus familiares y por una senda compartida con coches, motocicletas y camiones. Sin embargo, el distrito de Sant Andreu comunicó días atrás a los promotores de las dos líneas de bicibús de la zona que debían pasar a circular por el carril bici, por lo que los agentes dejarían de acompañarlos. La variación ha disgustado al movimiento.
Los colectivos que llevan cuatro cursos promoviendo los recorridos en bicicleta por la calzada hasta diferentes centros educativos se han unido para expresar su “malestar” con el Ayuntamiento. Al mismo tiempo, piden al gobierno del alcalde Jaume Collboni “garantizar el apoyo de la Guardia Urbana al bicibús allí donde sea solicitado”. En ese sentido, rechazan el cambio propuesto en Sant Andreu porque, advierten, desatiende “las demandas del movimiento bicibús sobre la falta de infraestructura segura para menores”. También avisan de la “inseguridad” que los ciclistas padecen al transitar por la urbe.
Barcelona en Comú se ha hecho eco del reclamo en la comisión municipal de Presidencia. La concejala Lucía Martín ha rogado que “se garantice el acompañamiento de la Guardia Urbana y la seguridad de las criaturas y las familias” del bicibús de Sant Andreu y los demás. El teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, no ha aceptado la súplica, al proponer que, para aceptar la petición, estaba dispuesto a facilitar la presencia de agentes en caso de ser posible, pero sin garantizarla.
Batlle ha asegurado que se había negociado para enmendar el texto, pero los comunes han negado que se hubieran avenido a modificarlo. Martín ha acusado al ejecutivo municipal de querer “dificultar el bicibús”. “Querer encajar un grupo de 50 personas, con algunas criaturas de tres años, en un carril bici no solo pone en riesgo la seguridad de los más pequeños, sino también de las otras bicicletas y patinetes que circulan por ese carril”, ha alertado la miembro de los comunes. “Garantizo una movilidad ágil, ecológica y sostenible, pero estoy obligado sobre todo a garantizar una movilidad segura”, ha replicado Batlle.
Manifestación este viernes
Tras el debate en el Ayuntamiento, el movimiento de familias ciclistas ha juzgado que el posicionamiento del gobierno del PSC es “contradictorio”. “Dice que la movilidad sea segura y, a la vez, deja sin protección para que se muevan por zona no segura a menores que se desplazan en bici”, reprocha Genís Domínguez, miembro de la red de bicibuses de Barcelona. “Los menores de tres o cuatro años no pueden ir con seguridad por el carril bici, la única forma segura es el bicibús. Y cuando habla de dar prioridad a la agilidad, lo que se quiere decir es agilidad para los coches”, interpreta.
Las familias de Sant Andreu han convocado una protesta este viernes, en la que volverán a circular por la calzada, tras renunciar a hacerlo a principios de octubre, cuando el distrito les instó a trasladarse al carril bici. Repetirán la acción la semana que viene. La convocatoria de manifestaciones podría repetirse cada viernes, de modo que la Guardia Urbana estaría obligada a asistir y los trayectos podrían seguir por la calzada.
Domínguez explica que ocurre así en Sarrià ya desde el mandato pasado. Asegura que allí se da aviso de la manifestación cada semana porque, de no convocarla, el distrito deniega que los agentes acudan a proteger la comitiva ciclista. En cambio, el desfile de padres, madres y alumnos nunca ha dejado de ser resguardado por la Guardia Urbana en el Eixample, que ha pasado de ser gobernado por los comunes a ser dirigido por los socialistas. Otros bicibuses, como los organizados en los barrios de Font d’en Fargues y Fort Pienc, nunca han requerido de la policía.
"Pedimos trabajar para que los bicibuses puedan ser autónomos y que la Guardia Urbana no tenga que venir, pero no se ha dado ningún paso en ese sentido”, critica Domínguez. “No se ha trabajado en una infraestructura más segura para los menores, ni en políticas contra el acoso viario para que, en caso de incidente, lo podamos reportar. Hay soluciones tecnológicas que se podrían plantear, pero no se ha planteado ningún avance”, apostilla.
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