Movilidad y hábitos

Coches cada vez más grandes: la odisea de encontrar una plaza de aparcamiento en Barcelona

"Hay mucha gente que compra el coche en función de su plaza de garaje"

Muchos parkings subterráneos mantienen las medidas de los tiempos en los que un mismo coche medía medio metro menos que ahora

Plazas renovadas, en el aparcamiento de BSM sito bajo el mercado de Sant Antoni

Plazas renovadas, en el aparcamiento de BSM sito bajo el mercado de Sant Antoni / Ricard Cugat

Carlos Márquez Daniel

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No existe en Barcelona una especial inquietud por el tema del aparcamiento. Según la encuesta de servicios municipales, que de manera periódica pregunta a los residentes sobre sus principales preocupaciones, solo el 1,02% lo consideran el peor dolor de muelas de la ciudad. Este porcentaje nunca ha llegado al 10%, pero en marzo de 1999 tocó techo con el 7,53%. El parque de vehículos se ha reducido mucho desde entonces y ahora se usa más que nunca el transporte público. También se camina y se va en bici muchos más que antes. Pero el coche, una máquina que pasa el 97% de su vida útil detenido, sigue necesitando lugares en los que reposar. En la vía pública cada vez escasean más. Y bajo tierra son mayoría las plazas que se han quedado pequeñas. Así lo demostró la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en un informe en 2019, que concluía que el 52% son "bastante justitas, estrechas o estrechísimas".

Ironías de la historia; las familias son ahora mucho más pequeñas, pero los automóviles son mucho más grandes. Un dato extraído de un estudio elaborado en 2022 en Alemania con apoyo de la la European Climate Foundation lo explica todo: los SUV (vehículos que apuestan por una estética y un tamaño todoterreno) eran en el 2000 el 2,9% del total, mientras que hoy ya representan el 31,8%, casi uno de cada tres. La cosa irá a más, porque en el ránking de recién comprados en España, ya son seis de cada 10. Pero no solo hay problema con los grandotes. Pongamos por caso el Seat Ibiza, uno de los utilitarios más exitosos de los últimos 40 años. En 1984 tenía una longitud de 3,685 metros y una anchura de 1,610 metros. Ese mismo modelo, a día de hoy, tiene unas medidas de 4,059x1,780 metros. Para las mismas cinco plazas. El Opel Corsa, por citar otro clásico, es hoy 40 centímetros más largo y 20 centímetros más ancho que a mediados de los 80.

Algunos aparcamientos profesionales han ensanchado las plazas, una manera, dicen, de fidelizar más al cliente y de ofrecerle "seguridad y confort"

Aparcamiento de Barcelona en el que se aprovecha el espacio para meter motos y lo que haga falta

Aparcamiento de Barcelona en el que se aprovecha el espacio para meter motos y lo que haga falta / Mònica Tudela

A favor del problema, el hecho de que ahora hay menos coches que nunca. Según datos municipales, en 2021, la ciudad tenía 471.145 turismos matriculados, mientras que a principios de siglo eran 621.003 (-24%). Lo compensa el crecimiento de las motos, que ahora son algo más de 220.000 y en el 2000 eran 141.000 (+56%). Este último número ayuda a entender que en la última década, el 52% de los muertos en siniestro de tráfico en la capital catalana eran motoristas. A todo esto, sin embargo, hay que añadir el medio millón de coches que a diario, de lunes a viernes laborable, entran a la gran ciudad para trabajar, ir a estudiar, pasear, ir al médico, de compras... En cifras totales, 23 años atrás el parque de vehículos contaba 854.416 unidades, por 811.673 (-5%) del 2021, cuando se hizo el último recuento.

El marco legal de Barcelona y su entorno se redactó en 1978 dentro de la normativa urbanística metropolitana que desarrollaba el plan general metropolitano (PGM) de 1976, pero en estos 45 años, los municipios afectados han ido añadiendo modificaciones para adaptarlo a su realidad. Del mismo modo que las viviendas se han amoldado a la sociedad, con pisos que de media tenían unos 110 m2 hace 50 años mientras que ahora están sobre los 75m2, las plazas de aparcamiento tendrían que haberse ajustado a los nuevos tamaños de los coches. No ha sucedido. Ese documento, en su artículo 104, habla de plazas de una superficie mínima de 2,20 por 4,50 metros y una altura libre mínima de 2,20 metros. También establece que se admiten un 25% de plazas de 2x4 metros (!!!) que deberán quedar dibujadas en el proyecto de edificación.

La OCU ya advirtió en 2019 de que más de la mitad de los espacios tienen un tamaño insuficiente, sobre todo para poder abrir las puertas sin contorsionismos

¿Pagar por tamaño?

Son minoría los aparcamientos privados que han perdido huecos para ensanchar las plazas. Volviendo a los datos municipales, en Barcelona hay 435.000 plazas de uso privado, la mayoría, en edificios de comunidades de vecinos u oficinas, por tan solo 133.000 pintadas en párkings públicos. ¿Por qué las primeras no se adaptan? Seguramente, porque cada plaza tiene un propietario distinto (a no ser que sea una actividad profesional, como veremos luego) y es muy complicado, en lugares tan limitados, ganar terreno sin causar un perjuicio a alguien.

Un coche supera los límites de su plaza, en un aparcamiento de Barcelona

Un coche supera los límites de su plaza, en un aparcamiento de Barcelona / Carlos Márquez Daniel

Lo que es habitual, y tiene su lógica, es cobrar en función del tamaño de la plaza, algo que se empezará a hacer en estacionamientos en superficie en ciudades como París o Lyón. Todo, con el objetivo de luchar contra la denominada 'auto-obesidad', es decir, el crecimiento incesable (y un punto irracional) del volumen de los automóviles. Y también para animar, de manera sutil, lenta pero sin pausa, a que todo lo que sea un vehículo privado quede fuera del espacio público.

Mireia Coma, responsable de aparcamientos de la empresa pública BSM, explica que ya en el siglo pasado, ante el malestar y las quejas de algunos usuarios, los párkings de la compañía (44 en Barcelona, con algo más de 14.000 plazas) "empezaron a ampliar el tamaño de las plazas". La anchura, básicamente. Primero a 2,35 metros, luego a 2,40. Hasta que, sobre el 2000 ya se alcanzó los 2,5 metros de manga.

Cuidado con la espalda

Esta experta señala que, al margen de las dimensiones del vehículo, quizás sea más importante "el tamaño de las puertas y el ángulo de apertura". Este elemento solía incorporar el cristal de la ventana y poco más, pero ahora, entre los elementos de seguridad y la electrónica que se ha ido incorporando en los últimos años, ha cogido un volumen y un peso muy respetables. No son pocos los contorsionismos que se ven en determinados aparcamientos; gente que trata de salir del coche llevando su espalda al límite. "Ese es seguramente el principal problema", más que la anchura del coche, añade Xavier Ferrer, presidente del Gremio de Garajes de Barcelona. Puede que los coches autónomos, en el futuro, echen una mano para evitar estas estrecheces.

Ferrer, por cierto, se acuerda de su infancia, de cuando su padre ya gestionaba el aparcamiento familiar. "No sé si volverá a pasar, pero ya entonces en Barcelona se cobraban dos tarifas, una para coches pequeños y otra para coches grandes. Eran 15 pesetas la primera hora. Si era grande, se empezaba por 20 pesetas. La verdad es que tiene cierta lógica". Puede que la tenga a nivel privado, pero, aporta Coma, no es algo que la capital catalana se esté planteando para la calle. Por ahora.

Estudio de 2019

En su informe de 2019, la OCU visitó 230 aparcamientos de 27 ciudades españolas. Al margen de constatar que el incremento de los precios en los últimos años dobla la escalada del IPC, señala que el 11% son estrechísimas (menos de 2,20 metros) o tienen obstáculos, el 19% son estrechas (entre 2,2 y 2,29 metros), el 24% las considera "justitas" (de 2,30 a 2,39 metros) y el 46% restante son normales o amplias (más de 2,4 metros de ancho). Es decir, suspenden más de la mitad.

Que el coche sobresalga a lo largo es cada vez más habitual, pero, afortunadamente, el espacio entre trincheras de plazas son lo suficiente anchos como para que esa ocupación del espacio de circulación dentro del aparcamiento no sea una molestia. A no ser que el morro saliente aparezca en plena curva. En cualquier caso, el hándicap sigue siendo la anchura. Son plazas de propiedad pintadas en el suelo y muy delimitadas, lo que no deja mucho margen de maniobra porque nadie va a querer ceder espacio a no ser que todo el aparcamiento se vuelva a pintar, manteniendo el número de huecos (o amortizando entre todos los que estén en venta). Se entiende mejor con el símil de la vivienda: ¿Se imaginan renunciando a un trozo de salón o a un dormitorio?

Plazas demasiado pequeñas para coches (quizás) demasiado grandes, en Barcelona

Plazas demasiado pequeñas para coches (quizás) demasiado grandes, en Barcelona / Carlos Márquez Daniel

Comparte Ferrer casos de conductores que tienen el coche en "aparcamientos que han hecho el esfuerzo de ampliar las plazas", mientras que la suya de propiedad, que se les ha quedado pequeña, también la han arrendado. De nuevo el símil con los pisos: buscar algo más grande y rentabilizar lo que se deja (si se tiene, que ya de por sí es un privilegio, sobre todo en Barcelona). Pero no es lo mismo un aparcamiento profesional que otro sito bajo un panal de viviendas. Explica el presidente del Gremio de Garajes que cuando visita a un asociado siempre le anima a "ensanchar las plazas". "Da categoría y confort; la gente lo agradece y fidelizas mucho más a la clientela. Como contrapartida, para compensar la pérdida de unidades, se incrementa un poco el precio. "Es una combinación de muchas cosas: plazas grandes, buena iluminación vigilancia y comodidad de acceso", resume Ferrer.

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