Reparación de redes de pesca

Extinción de un oficio singular de la Barceloneta: en dos años se jubilan los últimos dos 'xarxaires'

El 'pescaturismo' desaparece de Barcelona: las visitas se quedan en el muelle

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Gal·la Vila Matamala

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En dos años se jubilarán los dos últimos "xarxaires" de la Barceloneta, nombre con el que se conoce a los rederos o remendadores de redes de pesca. Sin ellos, los pescadores que aún resisten en el puerto de Barcelona se quedarán en jaque cuando vuelvan al muelle y requieran reparaciones para poder faenar de nuevo en el mar. Es uno de los oficios del puerto más apreciados por los marineros, por la familiaridad que transmiten y, sobre todo, por la necesidad que resuelven.

Originalmente eran las mujeres de familia pesquera quienes realizaban la tarea. Ahora ha quedado en manos de dos hombres a punto de retirarse, que prevén un problema inminente para los patrones de los barcos de pesca: "Cuando llegue el momento ya veremos qué hacen". El último redero que obtendrá la jubilación, Francisco Botello, expresa su preocupación en declaraciones a EL PERIÓDICO al ver que no existe relevo generacional: "Aprender esto es complicado y no es para nada fácil, se perderá".

Botello empezó arreglando redes a los 16 años y explica que uno de los argumentos por los que la profesión se extingue es el tiempo de aprendizaje. Transmitido de su abuelo a su tío y de su tío a él, recalca que es un oficio que "se hereda de la familia" y que, una vez alguien no sigue con ello, "es muy difícil que entre gente nueva".

El oficio de reparador de redes tarda años en aprenderse y es poco rentable

El oficio de reparador de redes tarda años en aprenderse y es poco rentable / Jordi Cotrina

Por esa razón, el remendador cuenta que se impulsó un curso hace unos años que duró un trimestre para quienes quisieran introducirse en el mundo de las redes. Sin éxito, ninguno de los estudiantes terminó trabajando en el oficio: "Yo aprendí a hacer el trabajo durante unos 10 años, en cuatro meses es imposible decir que eres un 'xarxaire'".

Jubilados retribuidos con pescado

Los visitantes de la lonja de pescadores pueden ver fácilmente que en la zona de los rederos hay centenares de metros de redes para coser y arreglar. Eliseo Vicente Albiol, el otro 'xarxaire' que queda y el próximo en jubilarse, empezó restaurando con su aguja a los 16 años. A simple vista se ve que trabajo no les falta, puesto que los barcos pesqueros las dejan una tras otra bajo el toldo de los 'xarxaires', que les proteje del sol durante los meses más calurosos. Montones de redes se acumulan dejando en evidencia que hay más demanda de reparación que oferta: "Si nos vamos los 'xarxaires' aquí habrá un caos".

Metros y metros de redes por reparar se acumulan en el muelle de pescadores de Barcelona

Metros y metros de redes por reparar se acumulan en el muelle de pescadores de Barcelona / Jordi Cotrina

Ambos rederos aseguran tener "muy buenas condiciones" en el puerto y unas "instalaciones mejoradas" en comparación a sus inicios: "Antes era un oficio muy esclavo", aclara Botello. Por otro lado, Albiol reconoce que el hecho de no tener una competencia directa les ha ayudado mucho a mejorar las circunstancias de su oficio, unas mejoras que en dos años solamente podrán aprovechar los retirados que reparan redes a modo de entretenimiento y a cambio de pescado.

Externalización costosa

Para cuando los dos últimos rederos empiecen con su jubilación, Albiol avisa que los pescadores tendrán que "ir a otros lugares" para que les reparen las redes, ya sea los puertos de Benicarló o Roses u otros sitios en tierra firme, como empresas externas que se dedican a ello. Aun así, según el remendador, tiene graves "inconvenientes" buscar este servicio fuera del muelle, ya que el transporte para mover estas redes de un lugar a otro es "muy costoso" y el tiempo de reparación se alarga mucho más: "A mi si me llaman por un 'arreglillo', voy directamente al barco pesquero, sin tener que mover la red con un camión". Los costes crecientes ya ahogan mucho la pesca en Barcelona, que va perdiendo barcos y marineros cada año porque los beneficios son pequeños y las jornadas son extralargas.

Francisco, conocido entre los 'xarxaires' como Paquito, reparando una red de pesca en la Barceloneta

Francisco, conocido entre los 'xarxaires' como Paquito, reparando una red de pesca en la Barceloneta / Jordi Cotrina

Así, lamenta Albiol, los pescadores tendrán que esperar "como mínimo una semana" por un desgarro que en el Port se podría arreglar en una tarde. Su compañero de trabajo de toda la vida, Botello, coincide con esto y asegura que la forma de pescar ya está cambiando por el retiro de los últimos 'xarxaires' que antes trabajaban en el muelle: "Cada vez los pescadores intentan acercarse menos a las rocas para que no se les rompan tanto las redes".