En Barcelona

Gràcia abre su refugio antiaéreo de la plaza de la Revolució: así son sus entrañas

El ayuntamiento recupera una mínima parte del recinto de la Guerra Civil, que podrá visitarse durante la fiesta mayor y posteriormente previa reserva

Localizados refugios aéreos de la Guerra Civil en Barcelona

Refugios de guerra, las entrañas de Barcelona

Las fiestas de Gràcia 2023 calientan motores

Gràcia muestra el refugio antiaéreo de la plaza de la Revolució

Patricia Castán

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Teresina Cilla tendría 11 años cuando, alertada por las sirenas que oía desde su casa en el 105 de Torrent de l'Olla, volaba con su familia a esconderse en el refugio antiaéreo de la plaza de la Revolució, en el corazón de Gràcia, en 1937 y 38. Este lunes, su hija Ascen Capel trataba de meterse en su piel e imaginarse esa mezcla de terror y espíritu de supervivencia que su madre debió sentir siendo solo una niña entre aquellos túneles que aún huelen a humedad y que han resucitado para que cualquier barcelonés pueda adentrarse en la historia local durante la Guerra Civil. Las fiestas de del barrio levantarán el telón desde el día 12 a las primeras visitas guiadas al recinto, que luego se mantendrán previa reserva de la mano del Taller d'Història de Gràcia.

Del refugio original apenas se ha recuperado un 5% de su espacio original, pero se lo considera una pieza importante del puzle de defensa de la población que dibujaron los más de 1.400 refugios de distinta tipología listados en la capital catalana. El historiador del Taller Josep Maria Contel añade que el de plaza de la Revolució tiene un valor estratégico en el relato de ese momento histórico porque ya incorpora la inquietud por la salud y la higienización para poder prevenir infecciones antes de la llegada de la penincilina.

Visita al refugio antiaéreo de la plaça de la Revolució de Gràcia, que abre al público por primera vez por la fiesta mayor

Interior del refugio de 1937 recuperado en la plaza de la Revolució. / Ricard Cugat

De hecho, lo que se ha conservado del refugio es la enfermería y la sala de curas, junto a un estrecho pasillo que conduce a ellas, con un banco donde se acomodaban los gracienses que habían descendido más de 12 metros bajo el suelo de la plaza para tratar de sobrevivir a las bombas. Montse Pugès, del servicio de Arqueología del ayuntamiento, ha explicado que la intervención en esa zona ha sido mínima, para mantener "la austeridad y frialdad del ambiente". Han desencalado las paredes para recuperarlas y recolocado las piezas que se guardaron como oro en paño hace casi tres décadas con la construcción del párking de la plaza: una pica para lavarse las manos y un cuadro eléctrico.

Ventilación, agua y luz

Desde la modestia, este tesoro pone en valor ese "'leitmotiv' de la higiene" que protagonizó su construcción, añade la especialista, subrayando que entonces el 'método Trueta', de agua y jabón para las heridas, salvaba vidas. Al diseñar ese blindaje contra los bombardeos por aire, tuvieron especialmente presente la sala para atender a eventuales heridos o enfermos, también que el aire circulase con ventilación cruzada, que hubiese doble cuadro eléctrico para asegurar el suministro al recinto, agua corriente y servicios para hombres y mujeres. Contel, que ha navegado durante tres décadas en la historia local de los refugios, estima que la construcción comenzó en 1937, y aunque nunca se acabaron todos los trabajos previstos porque se cerró en 1939, a partir de mayo ya pudo ser utilizado por la población, desde sus tres entradas.

Previamente, ya en 1936 se había creado el Servicio de Defensa Pasiva Antiaérea que acabó trazando una red variada bajo tierra: 24 tipo alcantarillado, 12 de hormigón a mucha menos profundidad, algunos con vocación pública y otros cientos impulsados por privados. Tras el periodo bélico, el ayuntamiento seleccionaría 152 para preservarlos, aunque las posteriores guerras introdujeron otros riesgos --como el nuclear-- que alteró los criterios de seguridad, resume Contel.

Obras ralentizadas y sin final

En Gràcia, las obras --instigadas por voluntarios del barrio que sabían que los refugios de planta baja eran poco seguros--- se empezaron a llevar a cabo a la vez en la plaza del Diamant y la de la Revolució por parte de una comisión vecinal. No obtante, tras algunas discrepancias internas los trabajos de avanzaron independiente a partir de junio, añade el investigador. En el del Diamant el olor a humedad era tan intenso que algunos usuarios inicialmente buscaron otras opciones. Pero aunque ambas obras contaban también con albañiles profesionales que iban configurando los túneles con ladrillos y acondicionando las estancias, los alistamientos por la guerra dejaron la 'cantera' laboral masculina en mínimos y ralentizaron la obra.

Visita al refugio antiaéreo de la plaça de la Revolució de Gràcia, que abre al público por primera vez por la fiesta mayor

Acceso a la parte del refugio de la plaza de la Revolució que se ha museizado. / Ricard Cugat

Toda esa historia bajo el subsuelo permaneció dormida desde 1940,cuando se construyó una guardería sobre la plaza que se derribaría en 1986. En 1994 se inició la recuperación de la plaza y la construcción del párking, que abrió el viaje al pasado. Entonces el proyecto de museización de esa trama se pospuso y apenas algunos elementos se guardaron, hasta que ahora han regresado al punto de partida tras las reivindicaciones de las entidades del barrio, como homenaje a los vecinos y antepasados que vivieron el dolor de una guerra. El consistorio ha invertido para ello 30.933 euros.

El refugio de la Revolució podrá visitarse por primera vez durante la fiesta mayor de Gràcia, previa reserva (habrá un tablón informativo en la plaza del Diamant) en pequeños grupos, de forma guiada durante media hora y con un coste de 3 euros. Posteriormente se podrán concertar visitas. Además del espacio recuperado en la planta -4 del párking y protegido con una puerta de acceso, en los muros del aparcamiento se han desplegado fotos y paneles iluminados para tener información del contexto previa a la visita.

Ascen Capel no solo evocaba a su madre este lunes durante la presentación. También intentaba sentirla como personaje, para devolverle la vida en la novela que está escribiendo. Al resto de los visitantes se aconseja palpar el silencio sepulcral en los túneles, el mismo que hace 86 años rompían las bombas.