Representante vecinal

Lina López, la presidenta de las fiestas de Gràcia que vino de Venezuela

Lista con las calles premiadas en las Fiestas de Gracia 2022 de Barcelona

Gràcia estrenará la figura de un buey para su fiesta mayor este verano

Lina Lopez

Lina Lopez / Jordi Otix

Toni Sust

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Hace calor pero Lina López no sucumbe a la temperatura y enfoca decidida las mil páginas que abre en una de sus ajetreadas jornadas. Falta un mes para que comiencen las Fiestas de Gràcia, que se celebran del 15 al 21 de agosto. La jefa del asunto es López. Desde marzo de 2022 es la presidenta de la Fundació Festa Major de Gràcia, que no solo se encarga de la fiesta mayor, también de otras celebraciones del distrito. Una labor intensa.

La anterior presidenta, Carla Carbonell, buscó a alguien a quien pasar el relevo con garantías de continuidad. Y dado lo delicado del encargo, algo relevante vería en López: esta venezolana, nacida en Caracas en 1977, acabó trasladándose a Barcelona después de iniciar una relación con un vecino de Gràcia, “un gracienc de toda la vida”. La distancia geográfica era considerable para una relación y el desenlace reunió a la pareja en la capital catalana. En 2005 Lina se casó con el ‘gracienc’ y en 2006, el 2 de febrero, ya vivía en la capital catalana.

Calle de Lluís Vives

Se instaló en la calle de Lluís Vives, una calle pequeña en la parte baja de Gràcia, a pocas decenas de metros de Còrsega, la frontera con el Eixample. Y allí sigue hoy, separada. Con el tiempo, sus padres vinieron de Venezuela: hace 11 años que ella no visita su país.

López, con el cartel de las fiestas de este año.

López, con el cartel de las fiestas de este año. / Jordi Otix

Lluís Vives va de la calle de la Llibertat a Abdó Terradas. Entre esas dos vías, es atravesada por Perill, que es la primera calle en la que López se implicó para los trabajos de decoración de las fiestas. Tardó lo suyo en decidirse a dar el paso.

“Empecé a colaborar con la fiesta mayor en Perill en 2015. Hasta entonces no me metía porque pensé que era un tema muy catalán, y como yo no hablaba catalán...”, argumenta. Estudió tres años y medio, y ahora lo domina a la perfección. Al principio no le fue fácil practicarlo: “Cuando la gente nota que tienes un poco de acento, cambia al castellano”. Y cuando por fin entró en el grupo de Perill, lo de la catalanidad pura era más bien relativo: “Resultó que la mayoría de la gente era de fuera, como yo”.

Cómo incluir una calle

En 2019, Lluís Vives se incorporó a la decoración de calles por las fiestas: según los datos documentados, no participaba desde 1969. “Para que una calle participe tienes que hacer una asamblea de los vecinos y saber quién esta en contra y a favor. Recoger firmas en ambos sentidos y aportar fotos de la asamblea”, relata López.

Que 2019 no era un año del todo ordinario era imposible saberlo entonces: fue el último antes de la pandemia del covid. Por lo tanto, aquellas primeras fiestas de Lluís Vives todavía transcurrieron en el contexto de una normalidad que pronto se vio alterada de una manera que nadie esperaba.

La pandemia

La pandemia paralizó el mundo y dejó sin fiestas a Gràcia en 2020: todo se redujo a algunos tramos de calle, una decoración simbólica. En 2021 la fiesta llegó a más calles, pero no a las habituales en un año ordinario. No hubo concurso de calles, todas recibieron la misma distinción.

Y esta última particularidad gustó a bastante gente, la suficiente para que se acabara votando si se volvía al modelo anterior o no. Y ganó regresar a la competición y los premios a las calles más aplaudidas por su decoración.

El trabajo a un año vista

Pero antes de recoger premios, ¿cómo es el año de los que se encargan de decorar las calles? “En Lluís Vives participan unas 30 personas pero las que lo hacen todo el año son cinco o seis. El proceso empieza en noviembre, cuando decidimos el tema”, cuenta. Las 30 personas votan por WhatsApp o en el local. Primero se reunían en casa de López. “A finales de enero o principios de febrero, empezamos a trabajar. Le dedicas el máximo tiempo que puedes y según eso se reparten las tareas”, detalla, recordando que mucha gente tiene que compaginar estas labores con sus trabajos.

El de López es complejo. Desde hace 23 años trabaja en logística en el Puerto de Barcelona, en una empresa de importación y exportación de contenedores marítimos, donde se encarga del grupaje (los contenedores que comparten mercancías de diferentes remitentes): “Es un trabajo de mucho estrés, tienes que dominar temas de aduanas, de transporte terrestre y marítimo, temas legales”.

Vecinos y pisos turísticos

Es frecuente ver a vecinos trabajando juntos en la calle, celebrando almuerzos: “Nosotros hacemos tres al año. Es una manera de conocer a los vecinos ahora que en Gracia hay cada vez más gente que viene a pisos turísticos, y eso complica el contacto entre los residentes”-

La cosa se complicó cuando entró en el comité de la fundación, en 2018, y más cuando llegó a presidenta: “Celebramos una reunión cada lunes a las ocho de la tarde. A veces acabamos a medianoche o a la una. Es una cierta entrega, cuesta conciliarla con la vida familiar y el trabajo. Es un tema que hablé con mi pareja, que al final se ha metido en muchas actividades”, dice sobre su compañero actual, que es de L’Hospitalet.

Presidenta hasta 2026

López tiene claro que su labor es tan interesante como estresante, y se pone fecha de salida: “Estaré cuatro años. Es una actividad bonita. He aprendido mucho, cosas que no tienen nada que ver con mi trabajo. En principio, en 2026 me voy”. Dice que les ha echado ya el ojo a tres posibles sucesores, pero no sabe si están por la labor de aceptar el encargo. Aún así, López hace un llamamiento a los vecinos de Gràcia menos veteranos para garantizar el futuro de la fiesta a medio y largo plazo: “Necesitamos que la gente joven se implique más”. 

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