Encuesta sobre hábitos de movilidad

La bonificación del transporte público solo ha generado un 1,2% más de viajeros en Barcelona

La gratuidad de los títulos de transporte más recurrentes apenas ha seducido a los habituales del vehículo privado

"Puede ser más fácil dejar de fumar que cambiar el coche por el transporte público", asegura una de las responsables del estudio

La movilidad en Barcelona tras la pandemia: más gente andando y en bici que nunca

metro barcelona

metro barcelona / Manu Mitru

Carlos Márquez Daniel

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Se empezó a aplicar en septiembre de 2022 y se esperaba un aluvión de nuevos usuarios, pero lo cierto, y así lo demuestran los datos, es que apenas ha logrado seducir a lo que no eran habituales. En cambio, sí ha mantenido a los de toda la vida. Según la encuesta de movilidad en día laborable de 2022, la bonificación del transporte público solo ha generado un 1,2% de viajeros noveles en el ámbito de influencia de la ciudad de Barcelona. La mayoría de los entrevistados aseguran que sus costumbres se han mantenido como siempre (44,6%) o que, simplemente, las rebajas no les han afectado (44,8%). Otro 8,4% que ya solía recurrir al metro, el tren, el bus o el tranvía sostiene que sí lo usa ahora más que antes. En cualquier caso, no se ha producido ni de largo el deseado efecto llamada.

La encuesta la realiza el Institut Metròpili por encargo de la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), que cada año, desde 2003, realiza una radiografía que permite estudiar y comparar la sociedad en función de sus hábitos de movilidad. El uso del transporte público se hundió durante la pandemia, y aunque en estos meses ya se están logrando registros por encima de lo cosechado en 2019 (cuando se rompieron todos los récords), el año pasado todavía se cerró con un 12,5% menos de desplazamientos respecto al año anterior al covid.

Alternativas eficientes

Núria Pérez, responsable del área de Movilidad del Instituto Metròpoli, desgrana el estudio más allá de los fríos datos. Explica que los hábitos de movilidad "son muy difíciles de modificar". "Puede ser más fácil dejar de fumar que cambiar el coche por el transporte público", ejemplifica. Lamenta que la sociedad en muchos casos ni se plantee cambiar estas costumbres "a pesar de que, en muchas ocasiones, existen alternativas igual o más eficientes que el vehículo privado".

Lleno absoluto en uno de los trenes de la R2 con destino a Barcelona, a su paso por Gavà

Lleno absoluto en uno de los trenes de la R2 con destino a Barcelona, a su paso por Gavà / Zowy Voeten

Ni los cuatro meses de tarifas rebajadas consiguieron amortiguar la caída del uso del transporte público en 2022, generada, en buena parte, por una pérdida de confianza que no se sostenía en razones científicas: ni un solo brote de covid, que se sepa, se originó en un bus o un vagón de metro. En cambio, lo que no es discutible es la inversión que todas las empresas (como TMB o Ferrocarrils) realizaron en sus vehículos para que el aire se renovara constantemente. Prolongar tanto el uso de la mascarilla tampoco ayudó a recuperar este clima de confianza. Podría culparse al teletrabajo, pero el vehículo privado solo bajó el 5,5%, mientras que la movilidad activa, siempre respecto a 2019, subió un 8,3%. En global, el antes y después de la pandemia dibuja un escenario global de desplazamientos muy similar, con un descenso de tan solo el 0,2%.

Parada de metro Ernest Lluch, poco después de ser inaugurada, en julio de 2021

Parada de metro Ernest Lluch, poco después de ser inaugurada, en julio de 2021 / Manu Mitru

La encuesta también consultó sobre los efectos del precio del combustible. El 26,9% de los entrevistados admitieron que la escalada de precios les llevó a modificar sus hábitos de movilidad, pero solo el 4,3% empezaron a usar el transporte público. El 70%, en cambio, y es uno de los datos más relevantes en opinión de Pérez, han optado por reducir sus incursiones en coche o moto para gastar menos, por un 6,3% que optan por compartir más el vehículo y un 25,5% que utilizan más a menudo el bus y el metro.