Infraestructuras

Inyecciones de microcemento: así salva del mar Ferrocarrils el equivalente a una piscina olímpica diaria llena de agua

Las filtraciones en el túnel que pasa por el acuífero del Llobregat, a la altura de la estación de L'Hospitalet-Avinguda Carrilet, obligan a FGC a robustecer el suelo, un trabajo que se controla al segundo y al milímetro

ferrocarrils

ferrocarrils / Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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El cine nos ha enseñado que por las noches el metro se convierte en guarida de superhéroes, en portal hacia otras dimensiones o en criadero de animales fantásticos, pero la realidad, aunque más aburrida, es mucho más útil para las personas que durante el día se suben a un tren para ir a estudiar, a trabajar o al médico. En el caso de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), cerca de 400 operarios se encargan de que todas las líneas amanezcan en condiciones. Son patrullas nocturnas que tanto afinan una catenaria como, y ese es el caso que aquí nos ocupa, intentan evitar que el agua del nivel freático recupere el espacio perdido por las infraestructuras subterráneas de movilidad. ¿Cómo? Con inyecciones de microcemento que fortalecen el túnel ante los envites de la naturaleza y que además permiten ahorrar agua. En los últimos tres años, y no es cosa menor, se ha conseguido salvar el equivalente a una piscina olímpica al día.

Uno de los depósitos de agua con bombas para achicar en el caso de que sea menester

Uno de los depósitos de agua con bombas para achicar en el caso de que sea menester / Carlos Márquez Daniel

Estamos en la avenida del Carrilet, en L'Hospitalet de Llobregat, en una de las paradas de FGC de la línea Llobregat-Anoia que muere en plaza de Espanya y que a medio plazo conectará con los trazado del Vallès, Sarrià y Tibidabo, con una nueva confluencia en la estación de Gràcia. Este apeadero está en medio del acuífero de la desembocadura del Llobregat. Porque una cosa es el río que se ve -recuerden que en 2004 se modificaron 3,5 kilómetros de cauce hasta el mar-, y otra, toda el agua del nivel freático que juega caprichosamente con las molduras del subsuelo.

Huelga acuífera

FGC lleva tres años trabajando para que el agua no invada ni altere la infraestructura, pero también para ahorrar este preciado líquido, cuya carestía cada vez es más evidente en tiempos de cambio climático. El túnel de esta línea, que antes iba en superficie, se construyó en los años 80, en un momento en el que todavía quedaban fábricas con pozos propios y que echaban mano de estar reservas acuíferas. Pero todas aquellas factorías fueron cerrando y el agua, como si estuviera en huelga, empezó a movilizarse, a reclamar sus derechos, el espacio que por naturaleza era suyo. Empezaron a menuderar las inundaciones.

El genéfono, el teléfono típico de la minería que se usa para comunicar incidencias

El genéfono, el teléfono típico de la minería que se usa para comunicar incidencias / Carlos Márquez Daniel

Hubo un día, cuenta Pere Mateu, director de la red ferroviaria y de proyectos de FGC, en que los técnicos tuvieron que moverse por la estación en una 'zodiac' por la subida inesperada del agua. "Hay fotos, pero no os las pasaremos", bromea este veterano del mundo ferroviario. La visita realizada a la estación de L'Hospitalet-Avinguda del Carrilet, la madrugada del lunes al martes, sirvió para entender un poco más lo que sucede en una galería rodeada de agua. Entre las vías hay un pequeño reguero incesanto, de origen incierto. Son las cosas del acuífero. Ese agua cae en un tanque con unas bombas que ahora no están funcionando porque el nivel no lo requiere.

Una playa bajo las vías

La comitiva, en la que está el presidente de FGC, Antoni Segarra, anda por las vías, en sentido Llobregat, alejándonos de Barcelona. A lo lejos, grupos de operarios realizando las perforaciones que servirán para imprimir este cemento "diez veces más fino que cualquier harina fina de cocina" detalla Mateu. Se hace para robustecer la contravuelta, el suelo sobre el que se posan las vías. Es un firmamento que deja pasar agua y también tierra El vacío que deja esa arena -"idéntica a la de la playa de Castelledfels"- lo llena el agua, cuya presión es lo que puede hacer que el suelo sea inestable. De ahí la importancia de fortalecer la base del túnel.

La locomotora auscultadora: un electroencefalograma constante del estado de salud de las vías

La locomotora auscultadora: un electroencefalograma constante del estado de salud de las vías / Carlos Márquez Daniel

Pero esto no es como insuflar chocolate en un croissant antes de meterlo en el horno. Aquí todo se mide hasta el último detalle. Y hasta el último milímetro. Primero se instalan una serie de elementos para garantizar que todo lo que se inyecta no causa ninguna variación en la galería. Se usan clinómetros para controlar que el suelo no se incline, y también teodolitos automáticos que se colocan en las vías. Traducción: es un instrumento de topografía que utiliza un sistema de lentes con un lector en la pared que asegura que la distancia y el ángulo se mantienen intactos. Todos estos datos llegan a un ordenador que ejerce de cerebro de la obra. Si no da alertas, todo va bien.

Regreso al pasado

También los inyectores disponen de su propia tecnología, con una pantalla que indica la presión a la que el cemento entra por el tubo perforado, el cabal de litros por minuto y el volumen total que ya ha entrado. Todo muy avanzado, pero si hay un problema se produce todo un regreso al pasado, porque el elemento que se utiliza para dar un aviso es un teléfono heredado de la minería: el genéfono, parecido al telefono del monólogo de Gila y y la llamada al enemigo, negro, sin botones pero con una ruedecita en la base que al girarla genera un zumbido que se escucha al otro lado del cable.

Otro de los puntos de perforación del lateral del túnel de Ferrocarrils, en la línea Anoia-Llobregat

Otro de los puntos de perforación del lateral del túnel de Ferrocarrils, en la línea Anoia-Llobregat / Carlos Márquez Daniel

El último protagonista de la película es una locomotora auscultadora de fabricación suiza, diésel y ruidosa, por la que Ferrocarrils ha pagado cuatro millones de euros. Esta máquina, adquirida este mismo año, permitirá doblar los controles de vías en todas las líneas de FGC. Se repasaban dos veces al año y ahora podrán ser cuatro. Como la parte interior es la que más se desgasta, Mateu comparte el secreto del éxito: "Cambiamos las vías de lado", de manera que la parte agotada queda mirando hacia fuera.

Botox en expansión

Todas estas acciones, señala Segarra, "han permitido ahorrar tres millones de metros cúbicos agua en tres años, el equivalente al consumo anual de una población de unos 70.000 habitantes". Elige la palabra 'ahorro' pero también podrían hablarse de derroche que se evita, pues son filtraciones que se cierran, evitando así que ese agua termine en el desagüe y en el mar. El agua qie igualmente se va almacenando, además, se usa para el riego de calles en L'Hospitalet, tras un acuerdo alcanzado entre FGC y el gobierno de Núria Marín. En cualquier caso, aporta Mateu, "es una piscina olímpica diaria que se salva". Para el futuro, Ferrocarrils seguirá trabajando en la zona, pero con la mirada puesta en la galería en dirección hacia España, donde se seguirá inyectando este peculiar botox que permita que el túnel luzca sano y lozano.