Un nuevo 'metro'

La unión de Ferrocarrils en Barcelona empezará en julio y requerirá al menos cinco años de obras

Territori licita la obra subterránea de la infraestructura para enlazar las estaciones Espanya y Gràcia

Afectaciones en Muntaner y Consell de Cent, donde se instalarán las salidas de emergencia

ferrocarrils

ferrocarrils / Ricard Cugat

Carlos Márquez Daniel

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El proyecto ferroviario entre Espanya y Gràcia es un viejo conocido de la planificación territorial catalana. Aparecía en el plan director de Infraestructuras 2011-2020, y ya entonces se elogiaba la enorme rentabilidad social y económica del invento, que debía unir las líneas del Anoia y el Llobregat de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) con los ramales del Vallès, Sarrià y Tibidabo, además de llevar el metro a una zona históricamente ninguneada por el subterráneo: la Esquerra del Eixample. El Govern acaba de licitar la ejecución de las obras después de que en enero de 2017 se adjudicara la redacción del proyecto.

Una vez conocido el ganador, y si nada lo impide, en julio empezarán un mínimo de cinco años de obras que generarán tres nuevas paradas (Hospital Clínic, Francesc Macià y Gràcia) y la ampliación de otras dos (Espanya y Gràcia). Eso sí, con daños colaterales como la pérdida de un tercio de la superficie del parque de Joan Miró, amén de las afectaciones viarias en calles que deberán ejercer de salidas de emergencia.

Tras resolver siete enmiendas, finalmente Territori ha lanzado un concurso público que se cerrará el 14 de febrero a las 13 horas. El coste total será de 387,1 millones de euros, a los que hay que añadir la cifra del resto de contratos vinculados, un total de 21, como el de asistencia técnica ambiental, dirección de obra, inspección de edificios o seguimiento y control de calidad. Alguno de ellos, como el de desvío de los servicios afectados, ya se empezó a ejecutar el verano pasado y debería estar listo en octubre de este año.

¿A la baja?

En total, IVA incluido, llevar los Ferrocarrils desde la plaza de Espanya hasta Gràcia con un doble túnel de algo más de cuatro kilómetros tendrá un coste de unos 430 millones de euros, muy lejos del precio que hace casi 10 años se puso sobre la mesa, 321 millones de euros. Curiosamente es el coste sin IVA del contrato nodriza, el de la ejecución pura y dura de la obra. La cifra total, sin embargo, podría ser menor, puesto que hay seis contratos todavía por firmar y es de esperar que las ofertas a la baja reduzcan el montante final.

El parque de Joan Miró , en una imagen de archivo.

El parque de Joan Miró , en una imagen del pasado diciembre / Elisenda Pons

La obra ha quedado dividida en dos lotes. Un primero de 45,1 millones de euros que comprende las actuaciones en la plaza de Espanya hasta el pozo de la tuneladora, y un segundo de 342 millones que incluye el trazado hasta la cola de maniobras de la estación de Gràcia. Las empresas candidatas podrán postularse para ambos lotes, pero, tal y como establecen las cláusulas administrativas del concurso, que también marcan el mes de julio como inicio de las obras, una misma compañía no podrá resultar adjudicataria de ambos.

Plaza polvorosa

El pozo por el que la tuneladora entrará para empezar a agujerear las entrañas de Barcelona se instalará en la Gran Via, entre las calles de Llançà y Vilamarí, delante de la parroquia de Sant Ferran. Afectará a los parroquianos y a los chavales del 'agrupament escolta', también a los asiduos al Bar Xopet y a un par de comercios, amén del edificio de la ONCE, que tiene aquí su sede corporativa. En este punto, al margen del boquete que vaya abriendo la inmensa máquina, está previsto abrir una galería de extracción de tierras que tendrá una longitud de casi 300 metros. Desembocará en el parque de Joan Miró, que perderá un 30% de su superficie y el 70% restante deberá convivir con el trajín constante de camiones y el polvo que genere la salida y desalojo constante de las entrañas de la ciudad que vaya expulsando la tuneladora.

Pere Aragonès y Juli Fernàndez, 'conseller' de Territori, en el vestíbulo de la estación de FGC en Gràcia, donde se ha presentado el proyecto de conexión de las líneas Llobregat-Anoia y del Vallès de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya.

Pere Aragonès y Juli Fernàndez, 'conseller' de Territori, en noviembre, durante la presentación del proyecto. / RICARD CUGAT

Cinco afectaciones en calles

También, conforme vaya avanzando el proyecto, habrá afectaciones en las calles en las que están previstas las nuevas estaciones. En el caso de la de Hospital Clínic, hablamos del cruce de Rosselló con Urgell, mientras que la de Francesc Macià afectará a la conjunción de la plaza con Tarradellas y la de Gràcia tocará superficie en Travessera con Via Augusta. Las salidas de emergencia también obligarán a afectar la vía pública. En este caso, sucederá en Consell de Cent con Urgell y en Muntaner con Marià Cubí.

Si todo va según lo previsto, cerca de 70.000 personas se beneficiarán a diario de la prolongación de la L8, que ejercerá, además, de metro urbano. La previsión de Territori es que la línea Llobregat-Anoia pase de 23,7 a 38,2 millones de viajes al año.