En la zona alta de Barcelona

El Montesquiu de Javier de las Muelas en Mandri cumple 70 (+1) años resucitando tapas de 1952

La mejor pizzería de Europa 2023 está en Barcelona (italianas aparte)

El local defiende que se puede comer los 365 días sin repetir plato

De las Muelas y parte del equipo, junto al nuevo contador de patatas bravas en Montesquiu.

De las Muelas y parte del equipo, junto al nuevo contador de patatas bravas en Montesquiu. / EP

Patricia Castán

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Que un restaurante cumpla 70 (+1) años adquiere un mérito casi estratosférico en ciudades como Barcelona, que entre 2020 y mitad de 2022 sumó 2.450 traspasos de bares y restaurantes. La efímera vida de la mayoría de negocios gastronómicos, pendientes de modas, ubicaciones y tendencias turísticas, hace que los 'abuelos' (en términos de edad, que no de salud) del circuito sean un ejemplo de constancia empresarial y fidelidad local. Es el caso del Montesquiu, o Quiu para los habituales, nacido en 1952, adquirido por el empresario y gurú de la coctelería, Javier de la Muelas, en 1991, y siempre concurrido al calor de la cotizada calle de Mandri. La efemérides se aprovecha (con un año de retraso por la pandemia) para resucitar tapas de aquellos lejanos años 50, así como el ritual de acompañar la bebida (de 19.00 a 20.30) horas, con uno de esos bocados en bandejita plateada por solo dos euros.

Exterior del Montesquiu.

Exterior del Montesquiu. / EP

El Quiu presume de abrir los 365 días del año y posibilitar comer cada jornada un plato diferente. El local de la zona alta nació como bodega de barrio con vinos y licores a granel en apenas 50 metros cuadrados, luego agregó un grifo de cerveza en la barra e introdujo el tapeo, que lo puso de moda en la Barcelona de mitad de siglo XX entre los jóvenes y universitarios del momento. Lo tripulaba la familia Torremadé, distribuida entre la cocina y barra, donde volaban los callos, albóndigas, calamares a la romana y demás platillos. Cuando decidieron dejar el negocio, De las Muelas, que ya era cliente, no se lo pensó dos veces. Se hizo con el local y amplió casi sin fronteras la carta: "todo vale" es el lema. Demostraría que se podían casar las tapas catalanas con las influencias andaluzas, la cocina mediterránea y sus paellas, y más recientemente hasta los curris que insufla desde hace 15 años el asesor gastronómico de sus restaurantes (como Casa Fernández y el Speakeasy del Dry Martini).

Carta XXL

Podría sonar ambicioso y poco factible, pero el tiempo le ha dado la razón. Solamente las sugerencias del día, al compás del mercado, son tantas que el cliente apenas conoce la repetición salvo que sea fan de una receta concreta. En el 91, en pleno ambiente preolímpico, el empresario quiso mantenerse fiel al espíritu del 'cliente-amigo', el buen rollo que al final es tan importante para muchos comensales como lo que se llevan a la boca. Hasta dejó la decoración y el servicio sin cambios, pregonando lo de "cambiar para que nada cambie", rememora.

Una tortillita de camarones.

Una tortillita de camarones. /

Las cosas podrían haber cambiado, y mucho, con los estragos que los incrementos en los alquileres han provocado en muchos negocios. Pero tras lograr comprar el local, De las Muelas amplió y reformó el pequeño restaurante en 2009, incorporando dos locales anexos hasta los 270 metros cuadrados, y ganando terraza. Creo, así, un espacio diferenciado de tapeo, más informal, y otro más relajado para degustar la oferta del restaurante. La nueva etapa se acompañó de una carta más extensa, equilibrada entre los clásicos y nuevas incorporaciones: de las tortillitas de camarones del sur, a la carne de wagyu para paladares exigentes. Y como el cóctel corre por sus venas, también desplegó una carta de tragos que se dejan querer al atardecer.

Llegados a 2023, el emprendedor --que también lanzó Gimlet, Nick Havanna y el Dry, además de gestionar (mediante acuerdos con grupos hoteleros) restaurantes y coctelerías de Madrid a Tailandia, pasando por Londres, Singapur o Berlín, entre otros-- es un superviviente de la criba de la pandemia. Se enorgullece de ser punto de encuentro en el barrio y de tener una vertiginosa rotación de despensa que le permite divertirse sugiriendo sin cortapisas desde un tataki de atún Balfegó a un 'poke bowl', una pizza de calidad, unas 'espardenyes' con múrgulas y alcachofas, o hasta cochinillo ibérico a baja temperatura. También atrapa a adictos a las sorpresas y el ambiente, pero se impone el reto, para próximos cumpleaños, de que otros muchos barceloneses pierdan el miedo, o la pereza, de cruzar la Diagonal para sentarse a su barra o sus mesas.

La hamburguesa de la casa.

La hamburguesa de la casa. / JordiPoch

La mirada nostálgica o retrospectiva la integrarán, entre otras, tapas de gambas con gabardina, callos con 'cap i pota' y buñuelos de bacalao, en versión de mini tapita gratis con cada cerveza en la mencionada franja horaria y de lunes a sábado. Cada día se ofrecerá una distinta.También un recién instalado contador de patatas bravas (que acumula casi 900.000 raciones, echando mano de sus registros) conmemora ahora la longevidad, sin llorar por algunas mesas perdidas en la terraza...