Grafiti

Un año sin borrar las polémicas pintadas de la basílica del Pi de Barcelona

Barcelona intensifica la presión a los grafiteros: 600 denuncias en dos años

El arzobispado lamenta la falta de celeridad municipal, pese a los 300.000 m2 limpiados el año pasado

Polémico grafiti en la basílica de Santa Maria del Pi de Barcelona

Polémico grafiti en la basílica de Santa Maria del Pi de Barcelona / Ricard Cugat

Jordi Rovira

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A mediados de marzo se cumplió un año de la aparición de unos grafitis en la basílica de Santa Maria del Pi, en el barrio Gótico. Se trataba de una marca en la fachada y otra, mucho mayor, en una pared elevada de difícil acceso. Unas pintadas que, además de la indignación que provocaron, también dañaron un escudo del siglo XIV. Pocos días después, los responsables de esta iglesia medieval realizaron la pertinente denuncia a los Mossos d’Esquadra. Sin embargo, transcurrido un año, y a pesar de que en el momento de los hechos el Ayuntamiento de Barcelona impulsaba Cuidem Barcelona, plan integral de mantenimiento del espacio público –todavía vigente–, los grafitis en Santa Maria del Pi siguen ahí.

Santa Maria del Mar ha tenido más suerte. En julio de 2021 apareció una pintada reivindicativa en una pared lateral de esta basílica, frente al Fossar de les Moreres. "Samu no ha muerto. A Samu le han matado", reza. Fue el colofón de una protesta por la paliza mortal a Samuel Luiz, presuntamente con motivación homófoba. Hasta hace muy pocos días seguía en la fachada la proclama. El consistorio la ha borrado pocos días después de que este periódico pidiera explicaciones sobre las pintadas en las dos basílicas. No ha habido respuesta oficial, pero sí ha desaparecido la pintada del Mar.

Borrados recientemente los grafiti en una fachada de Santa Maria del Mar de Barcelona

Borrados recientemente los grafiti en una fachada de Santa Maria del Mar de Barcelona / Ricard Cugat

“Lamentamos que todavía no se hayan eliminado los grafitis que daña un edificio patrimonial catalogado como bien cultural de interés nacional”, sostiene el arzobispado de Barcelona. Pese al retraso, confía en “la actuación del servicio de los equipos especiales del Ayuntamiento que habitualmente se encargan de limpiar este tipo de pintadas”. En realidad, los grafiti en edificios patrimoniales de Barcelona no dependen de este servicio de limpieza, sino del área de Patrimonio. Y por tanto, el procedimiento no es el mismo. Consultado reiteradamente por este medio, Patrimonio no ha respondido por qué siguen intactas las pintadas del Pi.

Los grafitis del Pi todavía a la vista contrastan con lo ocurrido el 17 de marzo en Florencia, cuando dos activistas arrojaron pintura naranja en la fachada del emblemático Palacio Vecchio, de ocho siglos de antigüedad y que acoge las dependencias del ayuntamiento. En el momento de la acción, Dario Nardella –alcalde de la capital de la Toscana– se encontraba a escasos metros grabando un vídeo institucional. Rápidamente se dio cuenta de lo que ocurría y se enfrentó a los activistas, que fueron arrestados. El vídeo se viralizó en pocos minutos. Inmediatamente se iniciaron las labores de limpieza, en las que participó el mismo Nardella, junto a vecinos que, como él, frotaban la piedra del edificio con un cepillo.

Plan de choque

la limpieza de este tipo de pintadas ha aumentado significativamenteplan Cuidem Barcelonaoctubre de 2021

Cuidem Barcelona ya tenía previsto un incremento del presupuesto contra las pintadas y los grafitis en elementos del mobiliario urbano, sobre todo aquellos patrimoniales o históricos. En total estaba previsto dedicar 1,8 millones de euros para la prevención y limpieza de estas pintadas, tanto en edificios protegidos del patrimonio local como en el resto de inmuebles de la ciudad. “No queremos que la imagen de la ciudad se vea dañada en paredes, persianas, monumentos y patrimonio”, aseguró en su momento Albert Batlle, teniente de alcalde de Prevención y Seguridad. 

Polémico grafiti en la basílica de Santa Maria del Pi de Barcelona

Polémico grafiti en la basílica de Santa Maria del Pi de Barcelona / Ricard Cugat

En total, este plan de choque, que se alarga hasta este año, cuenta con una inversión de 70 millones de euros, con acciones a corto y medio plazo y que van de la mano del despliegue de la nueva contrata de limpieza iniciado en la segunda semana de marzo de 2022 en los primeros cinco distritos donde se implementó (Ciutat Vella, Eixample, Gràcia, Sant Andreu y Sant Martí). Meses después, en octubre, se anunció una ampliación de los equipos de limpieza encargados de las pintadas, incorporándose a doce personas en seis nuevos equipos con furgonetas hidrolimpiadoras, lo que suponía un total de 26 equipos de limpieza. También se anunció que en Ciutat Vella se había intensificado, desde junio, la limpieza de pintadas.

Una limpieza que tiene como objetivos prioritarios, y que, por tanto, requieren de una limpieza inmediata, las pintadas ofensivas –que atacan a una persona o entidad–, las realizadas en centros de especial protección –como centros escolares u otros equipamientos de atención a menores– y las llevadas a cabo en la acera o en la calzada que conlleven riesgo de resbalón.

Más del doble

El pasado 19 de marzo el Ayuntamiento hizo balance del despliegue del plan de choque de limpieza y, entre los datos aportados en el marco de las diferentes actuaciones en el espacio público, se apuntaba que ya se han limpiado “más de 300.000 metros cuadrados de pintadas”. En realidad, los datos aportados a EL PERIODICO por la concejalía de Medio Ambiente y Servicios Urbanos del Ayuntamiento de Barcelona, muestran que la cifra que se dio en su momento es sensiblemente inferior a la real.

Según la información ofrecida por el consistorio, es más del doble, concretamente de 627.838 metros cuadrados, cifra que resulta de la suma de los 279.422 de 2021, los 300.345 de 2022 y los 48.071 que, hasta el pasado 28 de febrero, ya se han hecho este año. Y toda esta limpieza –que tiene un coste anual de 5,5 millones de euros– se ha llevado a cabo mediante un total de 258.466 intervenciones, o lo que es lo mismo, a un ritmo de casi 10.000 intervenciones al mes. No obstante, las de las basílicas de Santa María del Pi y Santa siguen ahí, esperando su turno. 

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