En Ciutat Vella

El Born de Barcelona sale de la pandemia con un alud de nuevas tiendas

Uno de los barrios que más se paralizaron por la covid está remontando con fuerza gracias al impulso de nuevos operadores, una menor saturación turística y el paulatino regreso de los clientes locales

Uno de los barrios que más se paralizaron por la covid está remontando con fuerza gracias al impulso de nuevos operadores, una menor saturación turística y el paulatino regreso de los clientes locales

Patricia Castán

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Si el comercio del Gòtic quedó temporalmente devastado tras el terremoto del coronavirus, el Born no corrió mucha mejor suerte. Sin turistas, con calles desiertas y muchas persianas cerradas porque los alquileres resultaban imposibles sin público, vivió una etapa dura para sus negocios, con el agravante de problemas de inseguridad. Pero el tirón de la marca Born y el trabajo de su asociación de comerciantes, Born Comerç, lleva unos meses dando frutos en forma de visible reactivación. La entidad estima que en las calles principales quedan cerrados apenas un 10% de sus locales, frente al 30% del año pasado. Los precios de los alquileres se han suavizado, pero en las ubicaciones estrella aún hay propietarios dispuestos a esperar quien pague los precios prepandemia, con la convicción de que lo lograrán.

Moco Museum, uno de los grandes reclamos del Born.

Moco Museum, uno de los grandes reclamos del Born. / JORDI OTIX

Para un barcelonés con ganas de volver al centro pero temor a las marabuntas, estos son meses fabulosos para reencontrarse con el ámbito comercial que se reconoce como Born, aunque realmente engloba el barrio de la Ribera y desde hace un tiempo un pedazo de Santa Caterina. Hay ambiente, pero no aglomeraciones; hay color, porque algunos nuevos negocios exhiben ese talante de diseño, creatividad, singularidad o artesanía que ya hace años acuñó el barrio; hay más buen rollo que hace unos meses, porque las quejas de vendedores y vecinos fueron finalmente escuchadas y parece que la seguridad de momento ha mejorado, en términos de carteristas y 'relojeros'; además, la normalidad ha devuelto a los jóvenes y noctámbulos a los locales, borrando aquella estampa de botellones que tanta polémica trajo al barrio.

Remontada

Cada calle del Born tiene identidad propia y suerte dispar en función de elementos tan aleatorios como una apertura afortunada que se convierte en imán de transeúntes, o un gran reclamo cultural. La recuperación ha sido más evidente en las calles clave, como el paseo del Born, donde solo una esquina hipercotizada sigue esperando al mejor postor. Juan Carlos Arriaga, presidente de la entidad de comerciantes, vivió la pérdida de asociados durante la crisis sanitaria, pero ahora ha sido testigo de una importante remontada (rondan los 140 socios) gracias a los nuevos operadores que están desembarcando por todas las calles.

Locales aún cerrados en la calle del Rec, en el Born.

Locales aún cerrados en la calle del Rec, en el Born. / JORDI OTIX

Destaca la calidad de muchos de los fichajes, "que aportan valor a la oferta comercial". A pesar de que, como ha sucedido en el Gòtic, haya irrumpido algún negocio innecesario claramente dedicado a los suvenires, pese a rotulaciones que hablan tramposamente de 'regalos' o 'moda'. Los comerciantes reclaman al consistorio que ponga fin de manera efectiva a esta oferta que vulnera la normativa y degrada los ejes.

Alquileres de alto nivel

Fuentes de la inmobiliaria Engels&Volkers, una de las más activas en la zona, constatan la recuperación. "En las calles principales se ha reducido el estoc de oferta a apenas un 5-10% de locales disponibles", aunque en las secundarias la recuperación es más lenta, porque ya antes del coronavirus había zonas de poco tránsito, en rutas de afluencia muy polarizadas.

En muchas vías ha habido bajada de precios, aunque enclaves destacados, como la cotizada (y 'fashion') calle del Rec, aguardan a quien esté dispuesto a pagar alquileres por los aires. En ese ejemplo concreto, sus altas rentas generan una gran rotación porque no todos pueden sobrevivir si no acude el suficiente volumen de compradores de nivel medio-alto y alto al que apuntan. Atención a nuevos espacios súper 'cool' como Home of Naked para tomar un zumo o café y sentirse en Nueva York, aunque entrar imponga un poco.

El paseo del Born, con algunos comercios implantados durante y después de la pandemia, y casi al 100% operativo.

El paseo del Born, con algunos comercios implantados durante y después de la pandemia, y casi al 100% operativo. / JORDI OTIX

En general, "hay alta demanda, muchos buscan un local aquí pero aún quieren pagar precios de pandemia", agregan. Desde el ámbito de la vivienda, la demanda ha regresado con fuerza --en especial por parte de extranjeros-- y los precios se han normalizado tras caer en 2020 y 2021.

En Born Comerç datan el punto de inflexión la pasada Semana Santa, cuando regresaron los viajeros, las calles se animaron y se tuvo la certeza de que la zona mantenía su poder de atracción internacional. Aunque la voluntad de la entidad es equilibrar la proporción de compradores barceloneses, el primer paso era que las calles volviesen a verse animadas. En este sentido ha tenido un gran efecto la iniciativa Fet al Born Street Market, que el último fin de semana de cada mes permite al comercio de calles secundarias tener presencia destacada y visibilidad en los puestos que se montan en el paseo del Born. La cita atrae ciudadanía y los artesanos (de diseñadores a artistas) pueden dar a conocer su producto y explicar dónde se ubican sus tiendas.

En breve, la asociación lanzará su tarjeta de fidelización con un QR que abre la puerta a descuentos para mimar a ese comprador de proximidad y ciudad que aún se resiste, apuntan.

Colas delante de Jon Cake, cuyas tartas de queso provocan colas en la calle de Assaonadors.

Colas delante de Jon Cake, cuyas tartas de queso provocan colas en la calle de Assaonadors. / JORDI OTIX

Estos días de temporada baja, se ven turistas, pero estos no desdibujan al paseante local. La actividad comercial (en términos de aperturas) también está normalizada --o casi-- en Princesa (del suvenir o el bazar a apuestas de más calidad), Argenteria, el entorno de Santa Maria del Mar.... Han sufrido especialmente calles como Flassaders, que está saliendo del túnel con algunos estrenos y el inestimable tirón de público de la pastelería Hofmann. Y ahora destacan vías pujantes como Carders, que mezcla con gancho comercio tradicional, multiétnico y también una nueva remesa de artesanos que se ponen delante del mostrador pero tienen detrás el taller. Para muestra, el carismático espacio de Heidi Soto Designer, abanderando el 100% 'handmade' y el sentido del 'slow fashion'.

El tirón cultural y gastronómico

Muy cerca, no hay calle más concurrida que Montcada, por obra y gracia del museo Picasso, pero también ahora por el tirón del modernísimo Moco Museum, que ya se publicita en el aeropuerto de El Prat para el recién llegado, pero que ha calado entre los barceloneses más inquietos. Esa baza cultural "es fundamental para el barrio", apunta Arriaga, y se combina con el comercio y la gastronomía como un poderoso tridente. De las tapas a restaurantes de largo recorrido, o éxitos de los últimos años como el templo del pescado y marisco Estimar (Sombrerers, 3, donde Messi y Busquets se dejaron ver hace unos días).

Tienda taller de Heidi Soto Designer en Carders.

Tienda taller de Heidi Soto Designer en Carders. / JORDI OTIX

Precisamente, aunque la vida nocturna no sea la vorágine de hace dos décadas, la actual ruta de las copas completa esa potente oferta gastronómica. Al igual que en el Moco, la coctelería Paradiso (Rera Palau, 4) es un imán de visitantes ávidos por disfrutar de sus tragos, después de haberse impuesto en el primer puesto mundial de la lista The World's 50 Best Bars. En ambos espacios han sabido gestionar la enorme afluencia con entrada adelantada y cola virtual, gracias a la digitalización, de modo que no se generan colapsos en sus pequeñas calles. A un paso, Mariposa negra es otra excusa redonda para esa ruta de mixología.

Muy cerca, la plaza de las Olles, tan deprimida durante meses, también vuelve a latir. Ha reabierto incluso Custo Barcelona. Pero no cabe duda de que el paladar funciona como detonante de muchas visitas, visto el despertar de la calle de Assaonadors por el poder de atracción de las estratosféricas tartas de queso de Jon Cake, o la necesaria resurrección de Brunells (y su premiado croissant en Princesa), con cafetería anexa.

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