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Esta es la churrería de Barcelona que sale en las guías de Corea

Los coreanos acuden en masa a la Churrería San Román de Banys Nous con más confianza que Miguel Bosé a ‘El hormiguero’. Es la adicción viral de los ‘influencers’ asiáticos. Una atracción turística con millones de ‘likes’

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A1-166522138.JPG / FERRAN NADEU

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Cada 10 minutos aparecen un par de turistas coreanos por Banys Nous con la cara de Indiana Jones al encontrar el arca perdida. “Gamsahabnida”, les dice la dependienta con soltura viajera de Willy Fog. Es “gracias” en coreano. “Kansamida”, le chiva una chuleta a pie de mostrador con el vocabulario básico de churrería: hola, gracias, caliente, 4 euros. "Coreano muy bien", le dicen los turistas, y se hacen selfis entre churros con sonrisa de hazaña. “Hay mucha información de esta churrería”, justifican su visita. Y te enseñan vídeos coreanos de Youtube con millones de visualizaciones.   

Se ha convertido en una atracción turística con millones de ‘likes’. Los coreanos acuden en masa a esta churrería con más confianza que Miguel Bosé a ‘El hormiguero’. Hablan de “churos” con pasión de fan. Es la adicción viral de los ‘influencers’ de Corea del Sur: probar churros con chocolate en la churrería San Román (Banys Nous, 8).    

Probando chocolate con curros por primera vez en Banys Nous.

Probando chocolate con churros por primera vez en Banys Nous. / FERRAN NADEU

La última ‘influencercoreana que se ha grabado aquí ha sido Jisoo, cantante del grupo K-pop Blackpink (más de 69 millones de seguidores en Instagram). “Lo que más quería comer en Barcelona -confiesa en su vlog de Youtube - eran ¡churros!”. El vídeo de su turisteo exprés por la ciudad lleva 3,7 millones de visitas: incluye paseo por la Catedral y el Port Vell, un par de selfis con gaviota y el ‘hit’ gastro –redoble-: un churro relleno de la churrería San Román. 

El primer churrero que empezó a soltar frases coreanas a discreción fue Luis San Román. “Lo aprendí así, autodidacta”, recuerda. Se le puede ver chapurreando con bastante soltura con el actor coreano Kwon Hyuk soo en el programa gastro-viajero 'One night food trip'. Eso fue en 2017: ahí empezó el ‘boom’ del peregrinaje coreano a la churrería de Banys Nous. Era de esperar el efecto llamada: jurarías que el actor está catando un plato de Ferran Adrià. “Los jóvenes –garantiza a cámara- los comen para curar la resaca”. Y se desmaya al mojar los churros en el chocolate. 

Luis San Román es churrero de segunda generación. Se crio tras el mostrador de la churrería de Banys Nous, aunque su currículum es más variopinto que el de Toni Cantó. Es @elmagochurri en TikTok. Hace honor a su mote, sí: estudió magia de adolescente y además de saber hacer churros, es entrenador de fútbol titulado. Ahora se pasea por los escenarios como monologuista de ‘stand up’. Hizo un curso tras la pandemia. “Y lo dejé todo”, recuerda. Traspasó la churrería en junio pasado y se mudó con su familia a Córdoba. “Había que tomar una decisión -justifica-. Eran 12, 13 horas trabajando diariamente allí. Servía a todas las chocolaterías de la calle de Petritxol. 50, 60, 70 kilos diarios yo solo”, resopla. “Yo era churrero -se suele presentar ahora en los escenarios-, pero acabé muy quemado”. 

Churros recién hechos.

Churros recién hechos. / FERRAN NADEU

El San Román original es su padre, Manuel: “El verdadero artífice de esta churrería”, reclama el hijo con la boca grande. 46 años estuvo al frente de la tienda de Banys Nous, hasta que se jubiló en 2014. “Cuando empezó en 1968 –recuerda Luis-, se endeudó 200.000 pesetas. El primer día hizo 73 de caja. Estuvo 36 meses sin vacaciones y solo descansó 5 días”.  

Escaparate de la churrería de Banyos Nous.

Escaparate de la churrería de Banyos Nous. / FERRAN NADEU

Antes de la avalancha de coreanos, lo mismo se avistaba por Banys Nous a Dalí que a la infanta Cristina en sus tiempos felices con Urdangarin, incluso a Mark Zuckerberg. “Él se quedó en la puerta –cuenta Luis-, y la mujer, que es asiática, me dijo: “Hola, ¿tiene chochos?’. ‘No –se ríe-, chochos por ahora no vendo, tengo xuxos de crema, de Nutella o de dulce de leche’”. La mujer de Zuckerberg se fue con un xuxo de crema. “Y al día siguiente salió en el periódico”. En esta churrería emblemática hasta ha rodado un videoclip Ricardo Arjona

“Había guías –recuerda Luis- que me llamaban: ‘Prepárame 10 papelinas de 100 gramos". Parece que hable de droga. La adicción parece la misma. Hace años que la churrería sale en las guías turísticas de Corea, asiente. Han llegado a venir hasta autobuses enteros en busca de cucuruchos. “Yo abría a las 7 de la mañana y ya había coreanos esperando con las maletas”, explica el churrero. “El 80% de lo que yo hacía de caja –detalla- era de coreanos”.  

Una pareja de coreanos prueba por primera vez los churros a la puerta de la churrería.

Una pareja de coreanos prueba por primera vez los churros a la puerta de la churrería. / A. S.

“La churrería se hizo famosa por el boca a boca”, dice Tiago. Te tiene que deletrear su nombre coreano: Seung wan. Hace 7 años que se instaló en Barcelona: trabaja como guía turístico con coreanos. Hay muchos en la ciudad, apunta. “Antes de la pandemia, había 30, 40”, calcula. El interés de los coreanos por BCN –hace memoria- empezó hace ya una década. En 2013, cuando Barcelona salió en el ‘reality’ de viajes ‘Ggotboda halbae’ (Abuelos sobre flores). Los actores más famosos de Corea –añade Tiago- empezaron a venir en masa. Y detrás, los turistas.

Vengas a la hora que vengas, lo más probable es encontrarse cola. Mucho asiático. “Mi primer fin de semana aquí flipé –se ríe Aina-. No acaba, no acaba, no acaba…”. Ella atiende tras el mostrador desde hace apenas 8 meses y ya suelta frases en coreano sin mirar la chuleta. “Nosotros intentamos que sea igual que antes, que tengan esa confianza en nosotros a pesar de que haya cambiado de dueños”.   

Mostrador de la Churrería San Román.

Aina, al fondo, y Julia atienden a los clientes en el mostrador de la Churrería San Román. / FERRAN NADEU

“Empezamos siendo tres personas y ahora ya somos 7”, dice Siscu, Francisco Almendros, entre el vaivén de churros. Es uno de los dos nuevos socios. Mantienen la misma receta, promete, y hasta los productos. Siscu es su proveedor de siempre. Su historia entre churros –coge aire- se remonta 50 años atrás. Su padre y Manuel San Román se formaron juntos como churreros. “Allí surgió también una amistad –apunta- y continuó cuando mi padre se decantó por hacer la distribución”. Se convirtió en el proveedor de la churrería de Banys Nous y siguió todo igual cuando los hijos se hicieron cargo de ambos negocios. Con el reciente traspaso, Luis hasta les enseñó sus primeras palabras en coreano.

@ordatwins BEST churros in Barcelona! 👏🏼 💖 Save this place 🍫 *freshly made* #bestchurros #xurreria #churrosconchocolate #churros ♬ son original - JuniorJmss

No es la única churrería que se ha hecho famosa en Asia. La Churrería J. Alpuente (Padilla, 161) acaba de aparecer en una revista de Japón. Era de prever: es la churrería más viral de TikTok: @xurrebcn. De aquí salen vídeos con más de 10 millones de visualizaciones.

La J. es de Juan. Aún lo llaman “Juanito” en el barrio. “Imagínate: un tío de metro 80 y 105 kilos”, se ríe él. “Todos me conocen de pequeñito”, los justifica con cariño. Tiene palique de vecino de toda la vida y humor de monologuista. “Tener buen humor –asegura- es esencial para hacer churros”. Lo demuestra a diario en TikTok: acumula 17 millones de megustas, más de 385.000 seguidores. Uno de sus 'hashtag', #xurreriajalpuente, ya va por los 204 millones de visualizaciones. ¿Qué tienen los churros que ahora enganchan más que el culebrón de Shakira y Piqué? "Supongo que cumplen el dicho: bueno, bonito y barato -responde Juan-. Y si les añades chocolate , son antiestrés. Te ahorras el psicólogo a base de 'mojar el churro'".