Urbanismo

El Paral·lel de Barcelona desencalla casi a la vez tres "agujeros negros" colindantes

Poble-sec y Raval concentran en un puño tres proyectos que darán un nuevo aire a la zona baja: Drassanes, Tres Xemeneies y la discoteca Brisas

Vista de las Tres Xemeneies del Paral·lel de Barcelona

Vista de las Tres Xemeneies del Paral·lel de Barcelona / Jordi Otix

Carlos Márquez Daniel

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Barcelona tiene repartidos por toda su geografía un buen puñado de 'pongos' urbanísticos. Edificios, solares, equipamientos, infraestructuras, plazas, calles, parques..., lugares, públicos o privados, que han cronificado una situación indeseable, sobre todo para los vecinos. En la zona alta seguro que se acuerdan del Auditorio Manén de la calle de Balmes, ese pequeño Liceu que se quedó a medio construir durante más de 60 años, hasta que Balañá levantó unos cines. La cicatriz ferroviaria de la Sagrera, la plaza de los Països Catalans, la antigua sede del Departament de Justícia en Casp con Pau Claris, el solar de lo que fueron los juzgados de Lluís Companys o la antigua sede de la Delegación del Gobierno junto a Pla de Palau. Pero de vez en cuando hay cosas que salen del atolladero. Entre Poble-sec y el Raval, por ejemplo, en los últimos tiempos se han resuelto, como definen los vecinos, "tres agujeros negros": las Tres Xemeneies, el solar de Drassanes y la mala convivencia que generaba en su entorno la discoteca Brisas.

Otra cosa, y ahora iremos por partes, es que el desenlace sea el deseado por las partes implicadas, pero en estos tres encalves, casi pegados, se ha desencallado una situación que llevaba tiempo arrastrándose. El caso más reciente es el de las Tres Xemeneies. El Ayuntamiento de Barcelona ha dado cuenta este martes del acuerdo alcanzado con la empresa propietaria de dos de los tres edificios de la plaza. Tras una larga negociación, la promotora Conren Tramway, que gracias a una recalificación verá cómo el valor de su solar pasa de 13 a 35,5 millones de euros, se hará cargo de la reforma de la plaza y cederá el edificio del Llac, el más pequeño, para que alberge la sede del Centro de Coordinación Operativa y Emergencias de Barcelona (Cecor). También dará seis millones para vivienda asequible y equipamientos en el barrio.

Convivencia

El abandono suele ir asido a un mal urbano muy temido por los vecinos: el incivismo. El parque de las Tres Xemeneies no era una excepción. Más bien todo lo contrario, pues concentraba todas las posibles formas de la interpretación más pésima de la palabra convivencia. Cuentan los residentes que las noches de jueves a domingo son un sinvivir de suciedad y baja delincuencia alimentada por un urbanismo huidizo y repleto de recovecos. Por todo ello, la asociación de vecino del Poble-sec reclama que la plaza se cierre por las noches, pero parece poco probable porque, tal y como asegura el concejal del distrito, Marc Serra, es un lugar "sin muros que no está segregado del entorno".

A escasos metros, separados por la calle de Palaudàries, está la antigua discoteca Brisas, rebautizada en los últimos tiempos como Ken Club. Cerró a mediados de febrero, tal y como avanzó Betevé, y deja tras de sí un reguero de peleas y expedientes sancionadores, amén del fallecimiento de un joven, en octubre del año pasado, frente al establecimiento. En toda esta fachada, hasta la calle de Puig i Xoriguer, está planificada una residencia de estudiantes. También cerró el taller asido a la discoteca (en plena pandemia) y la gasolinera Petrogustà (antigua Ubach), que era una de las más caras de la ciudad, dejó de suministrar combustible la semana pasada. Ya está todo cerrado, así que el promotor, Alba Spanish Propco SLU, ya puede dar cumplimiento al plan urbanístico aprobado en enero de 2022 que le habilita para levantar un hotel de estudiantes con 400 plazas.

A pesar del gobierno

La actualización del plan especial urbanístico de alojamientos turísticos (PEUAT) veta la proliferación de residencias como esta, pero al ser el permiso anterior a la modificación de la normativa, podrá levantarse sin problemas, lo que ha generado no poca incomodidad al gobierno de Ada Colau. Tampoco ha sentado bien que el tercer punto en vías de resolución, en el solar de Drassanes, vaya camino de convertirse, también, en una enorme residencia de estudiantes. Hay otra, por cierto, a medio Paral·lel, en el lado Montjuïc, de nombre Beyoo, también inmensa, y una más en Nou de la Rambla, a 250 metros de Drassanes. Ahí iba un hotel, pero tras años de pugna entre consistorio y promotor, tribunales incluidos, finalmente se ha puesto veto a los turistas para dar la bienvenida a los estudiantes (350 plazas en dos edificios).

La gasolinera Petrigustà del Paral·lel, que dejó de dispensar combustible el 21 de febrero

La gasolinera Petrigustà del Paral·lel, que dejó de dispensar combustible el 21 de febrero / Alex R. Fischer

El solar acumula 20 años de suciedad e incivismo y los vecinos han vivido la trama con una cierta división entre los que pedían pisos sociales (la UGT compró el solar a finales de los 90 pero una recalificación aumentó su valor e inició una cadena de compra-ventas) y los que pensaban que un hotel daría vida comercial y seguridad al barrio. Pues ni una cosa ni la otra. Las excavadoras ya están trabajando y la idea es tenerlo todo listo en un par de años.

Teatre Arnau

Son tres 'pongos' con el porvenir aclarado, algo es algo. En la misma zona, sin embargo, falta por resolver el asunto del Teatre Arnau, comprado por Jordi Hereu en vísperas de las elecciones municipales de 2011 por dos millones de euros y que sigue sin avanzar a pesar de tener un proyecto ejecutivo aprobado. Problema: no tiene presupuesto asignado, así que no se puede hablar de calendario. No muy lejos también está el solar del antiguo Teatro Talia, adquirido por el consistorio por la vía de la expropiación por 5,7 millones de euros en diciembre de 2021. El solar debería destinarse a viviendas y equipamientos. Ahí sigue, asilvestrado. Otro 'pongo'.

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