Patrimonio y gastronomía
La Font del Gat de Montjuïc volverá a tener restaurante
Barcelona inicia la burocracia para adecentar el local, que el anterior gestor abandonó durante la pandemia
Meritxell M. Pauné
Periodista y jefa de 'Gran Barcelona'
Periodista especializada en información local de Barcelona y Catalunya. Responsable de la sección 'Gran Barcelona' desde septiembre de 2022. Antes, en los diarios TOT Barcelona y La Vanguardia, entre otros. Profesora de Periodismo digital en la UIC tres cursos y puntualmente del máster del Observatori de la Cobertura de Conflictes. Colaboradora en prensa vecinal ('Carrer', 'Cap a peus') tertulias de televisión y radio (betevé, Catalunya Ràdio, Ràdio Estel...), libros de historia local ('Retrats per la memòria', 'Objetivo Venus', 'Josep Maria Huertas Claveria i els barris de Barcelona') e investigaciones académicas (Observatori de la Cobertura de Conflictes, Periodismo UAB).
La Font del Gat de Montjuïc volverá a recibir comensales. El Ayuntamiento de Barcelona ha puesto este invierno en marcha la maquinaria burocrática para rehabilitar este local casi centenario situado en los jardines Laribal. Albergaba un restaurante hasta la pandemia: el anterior gestor lo dejó al no poder resistir el parón económico de la Covid y ahora solo se utiliza como almacén temporal. Su patio vacío, sin terrazas ni clientes, ha hecho enmudecer este rincón singular de la capital catalana.
Fuentes de la empresa municipal Barcelona Serveis Municipals (B:SM), en quien recae la dinamización de este espacio, confirman a EL PERIÓDICO que prevé recuperar la actividad gastronómica próximamente en este enclave diseñado por el arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch en 1925. "El antiguo restaurante de la Font del Gat está sin concesionario desde el cierre de la restauración en 2020", detalla B:SM.
El establecimiento necesita una puesta al día tras un abandono de casi tres años, que lo ha dejado a la merced del vandalismo. En este sentido, la potencia cultural de Montjuïc ha ayudado a que no quedase vacío del todo. La Fundació Barcelona Olímpica, alma del vecino Museu Olímpic i de l'Esport, usa parte del edificio desde hace seis años para cobijar su archivo. La última vez que se hicieron obras fue hace dos décadas, en 2002.
El rescate del restaurante de la Font del Gat, sin embargo, no tiene aún calendario ni coste exacto. Actualmente los técnicos de B:SM están preparando los pliegos para la rehabilitación del inmueble municipal, que determinarán qué arreglos necesita y por lo tanto qué inversión requiere. Luego se licitarán las obras, y más adelante otro concurso público buscará restauradores interesados en operar el local.
Así pues, aunque no haya fechas sobre la mesa, todo apunta a que el restaurante de la Font del Gat podría renacer a tiempo para celebrar un siglo de historia en 2025. Y llegar rodado, además, a la celebración del centenario de la transformación de la montaña con la Exposición Universal de 1929. Y es que Montjuïc, como relató EL PERIÓDICO está Navidad con un amplio ciclo de reportajes, espera el revulsivo definitivo los próximos dos mandatos municipales al calor de esta oportuna efeméride.
Orígenes inciertos
Cadafalch diseñó todo el recinto de la fuente a partir de 1918 como parte de su remodelación de Montjuïc. Antes el lugar ya se usaba como merendero popular, como mínimo desde 1884, que es la fecha grabada en la portalada de acceso. El origen de la fuente de agua podría remontarse mucho más atrás, incluso al Neolítico, según el compendio de patrimonio barcelonés Art Públic.
"La Colla de l'Arròs, un grupo de amigos que mezclaba las tertulias con la afición gastronómica, potenció la popularidad de esta fuente, que aún fue más conocida desde que quedó terminado el parque Laribal", explican en Art Públic los cronistas Jaume Fabre y Josep Maria Huertas Claveria. La guinda la puso Faust Casals con la letra de una canción "que enseguida se hizo popular", la emblemática Baixant de la Font del Gat, con música de Cándida Pérez Martínez y la voz de Pilar Alonso, añaden.
En 1925 Cadafalch decidió añadir a la esplanada un establecimiento en el que celebrar banquetes familiares y que presumiblemente también sirvió a los fastos de la Expo. El negocio ha sido intermitente y por ejemplo durante unos años acogió oficinas del Parc de Montjuïc, tal como consta en el Inventari del Patrimoni Arquitectònic de Catalunya. Según Art Públic, el manantial que abastecía la fuente se contaminó y hoy el agua que mana surge de la red de suministro ordinaria.
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