Barcelona tendrá la primera planta de frío de alta eficiencia del Estado en 2023

Dentro de un año, Barcelona tendrá la primera planta de frío de alta eficiencia del Estado, que introducirá un frío residual de regasificación como fuente energética, y permitirá facilitar frío a nivel industrial y aportar climatización a los edificios que estén conectados. Lo ha anunciado este lunes el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Eloi Badia, quien ha subrayado que con esta iniciativa el Ayuntamiento “refuerza su compromiso con las energías renovables y la eficiencia energética”. 

Las obras para construir esta nueva planta ya se han iniciado para que esté operativa en noviembre del 2023. La red estará situada en los entornos de la Zona Franca, el Port, el barrio de la Marina del Prat Vermell y parte de l’Hospitalet. Por ahora, se han adherido más de 55 empresas y 300 viviendas. "Esperamos que se unan más", ha apuntado Badia.

Funcionamiento

En las plantas calor-frío de Ecoenergías, hay grandes congeladores a los que llegan el gas natural licuado. Para pasarlo al estado de gas y suministrarlo a toda la población, hay que cambiarlo de estado y pasarlo de líquido a gas. En este proceso, se obtiene mucho frío que proviene de este gas natural licuado. La nueva construcción permitirá aprovechar el frío residual (hasta 18 MW) del proceso de regasificación del gas natural licuado de Enagás, que ahora se pierde lanzándose al mar. 

Cuando esté en funcionamiento la nueva planta, este frío de muy baja temperatura (-20ºC) se transportará a través de una red de tuberías a la central de Ecoenergies de la Zona Franca para transformarlo en frío de más de 5ºC y distribuirlo por su red de climatización. Asimismo, este frío también se podrá utilizar a -20ºC para necesidades de frío industrial en Mercabarna y en el propio Puerto, o almacenado en forma de hielo cuando no haya demanda de clientes. 

De esta forma, este frío residual sustituirá los sistemas de refrigeración convencional, y supondrá un ahorro del consumo eléctrico en su producción, y una disminución del impacto ambiental. Así, el consistorio espera dar cumplimiento a los compromisos adquiridos en la Declaración de Emergencia Climática de Barcelona para reducir los gases efecto invernadero. 

Se calcula, por ejemplo, que este sistema es energéticamente un 30% más eficiente que otras soluciones como calderas o aires acondicionados. Además, permiten ahorrar espacio, reducir ruidos, vibraciones, y elimina riesgos de explosión.

Inversión de 41 millones de euros

Este proyecto, impulsado por Ecoenergies Barcelona, empresa participada por el Ayuntamiento de Barcelona, Veolia y Copisa, supone una inversión de 41 millones de euros. Desde el gobierno municipal subrayan que, con él, la ciudad de Barcelona “encabeza la apuesta por las redes de calor y frío en el Estado español y sigue otras ciudades europeas que tienen una larga tradición en el despliegue de esta tecnología”.