"Autopista urbana"

Pedralbes también pide protegerse del tráfico: la cobertura de la Ronda del Mig

Vecinos reclaman soterrar el último tramo descubierto de la arteria, siguiendo la estela de Glòries: “No queremos ser menos”

Ronda del Mig, a la altura de la Gran Via de Carles III, entre Diagonal y plaza Prat de la Riba que los vecinos piden que se cubra

Ronda del Mig, a la altura de la Gran Via de Carles III, entre Diagonal y plaza Prat de la Riba que los vecinos piden que se cubra / ALVARO MONGE

Jordi Ribalaygue

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Se cuentan 11 carriles a simple vista en el ‘scalextric’ que sigue atravesando parte de Pedralbes. “Pocas autovías en España deben de tener tantos”, se figura un vecino del río de asfalto que fluye a la intemperie entre la plaza Prat de la Riba y la calle Mejía Lequerica. Es el último tramo destapado de la Ronda del Mig. Solo la Diagonal sutura un fragmento de la cicatriz, de mil metros de recorrido, vestigio del cinturón de 12 kilómetros concebido por el ‘porciolismo’ para canalizar la circulación de vehículos entre la Meridiana y la plaza Cerdà. Casi 20 años después de que se sepultase un trecho de más de dos kilómetros bajo una rambla, vecinos del distrito de Les Corts han empezado a movilizarse para exigir que el bulevar se prolongue de una vez y se ponga fin a lo que juzgan un anacronismo en la Barcelona que pregona el urbanismo táctico y las ‘superilles’.

La petición para soterrar el ramal ha recabado unas 650 adhesiones en dos semanas, la mayoría entre los bloques de la parte alta de la Gran Via de Carles III. No se trata precisamente de un rincón en que los adeptos habituales de la peatonalización, los ‘comuns’ de Ada Colau, gocen de mucha prédica: en las últimas municipales, el partido de la alcaldesa recabó menos del 5% de los sufragios en las dos secciones censales que corresponden al vecindario que la Ronda del Mig parte. La lista que triunfó allí en 2019 fue la de Manuel Valls y Ciudadanos, que se impuso con más de un 30% de los apoyos.

La Plataforma por la Cobertura del Último Tramo de la Ronda del Mig, creada el pasado verano, se toma con cierto humor la ambigüedad con que el gobierno municipal se ha pronunciado ante la petición de que los viales se entierren bajo un paseo con zonas verdes reservado a viandantes. La entidad sostiene que se basa en las mismas premisas que impregnan reformas como la cobertura de Glòries para que el tráfico deje de sentirse como un incordio constante. “Es Colau quien nos ha inspirado”, ironizan en el colectivo, insatisfecho por que Barcelona en Comú se abstuviera cuando el PP rogó en la reciente comisión municipal de urbanismo que, al menos, el ayuntamiento concrete fechas y presupuesto para las obras en tres meses.

La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, opinó que la reclamación es de “sentido común”. No obstante, la concejal de los 'comuns' opuso que “tapar y cubrir no es reducir contaminación” y opinó que la propuesta se queda corta por no plantear que los vehículos frecuenten menos el tramo. En cualquier caso, enfatizó que hay “actuaciones pendientes en otras partes” de Barcelona y que la cobertura de la Ronda del Mig debe ponerse a la cola y aguardar al mandato 2023-2027 para ser estudiada. PSC y ERC también votaron en blanco a la proposición, que se aprobó con el respaldo de populares, Junts, Cs y Valents.

Ronda del Mig, a la altura de la Gran Via de Carles III, entre Diagonal y plaza Prat de la Riba que los vecinos piden que se cubra

Ronda del Mig, a la altura de la Gran Via de Carles III, entre Diagonal y plaza Prat de la Riba que los vecinos piden que se cubra / ALVARO MONGE

Sorpresa vecinal

Los partidarios de envolver los viales no comprenden que el gobierno municipal evitara brindar un apoyo explícito. “No se entiende que no votara a favor cuando la pacificación de calles es una cuestión que defiende”, esgrime Mari Àngels Oliveras, miembro de la plataforma, que alerta del “altísimo nivel de contaminación acústica y atmosférica” que el grupo atribuye a la arteria, que define de “autopista urbana”. "Los vecinos se han dado cuenta de las condiciones en que están al compararse con las obras en otros sitios. El ayuntamiento deberá justificarlo muy bien si no aprueba hacerlas", avisa Josep Maria Guillumet, presidente de la Asociación de Vecinos de Zona Universitària, que secunda la reivindicación junto a otras entidades de Pedralbes. 

La plataforma vecinal pide igualdad con otros puntos en que el tronco sí se ha cubierto, como en la Rambla Badal. “No queremos ser menos. Hace 20 años, la ciudadanía no tenía la misma sensibilidad. Colau y Sanz nos han puesto la alfombra roja para que reclamemos. ¡Les hemos comprado la ideología! Eso debería de ser lo mejor para un político”, piensa Jaime Bover, que reside delante del espacio desnudo de la ronda.

El nivel de ruido en parte del tramo pendiente de tapar supera los 80 decibelios y en las viviendas más próximas a la calzada se rebasan los 70, según datos del ayuntamiento. La Organización Mundial de la Salud aconseja que no se sobrepasen los 53 decibelios de media al día. Las estadísticas municipales revelan también que unos 45.000 vehículos transitan de media al día por la Ronda del Mig, al menos hasta antes del estallido de la pandemia.

Irritados por el bullicio

“Los vecinos nos hemos gastado una auténtica fortuna en ventanas y, ni aun así, nos salvamos del ruido”, lamenta Óscar Palomino, otro residente a pie del nudo viario. “He llegado a oír 46 camiones de la basura a partir de las 11 de la noche. Vienen de Zona Franca para distribuirse por la ciudad, uno detrás de otro. Dicen que se deben priorizar otros proyectos, pero el que planteamos ya se estudió hace 40 años”, asegura.

Ronda del Mig, a la altura de la Gran Via de Carles III, entre Diagonal y plaza Prat de la Riba que los vecinos piden que se cubra

Ronda del Mig, a la altura de la Gran Via de Carles III, entre Diagonal y plaza Prat de la Riba que los vecinos piden que se cubra / ALVARO MONGE

“Por la noche es peor, por el eco. Además, es un punto donde la gente frena porque hay un radar”, resalta Max, que preside una de las comunidades de vecinos afectadas. “Salir a la terraza es imposible por el ruido y el polvo”, agrega. Otro residente, Xavier, se queja de que faltan pasarelas que conecten una banda y otra del barrio a lo largo de buena parte del vial. “Son unos 400 metros en que no se puede cruzar al otro lado. Además, las aceras son estrechas y peligrosas, pasan niños y jóvenes que van a los colegios y los coches circulan rapidísimo”, subraya. 

Las demandas de los vecinos apenas difieren de las que un movimiento similar abanderó hace más de dos décadas para que se cimentara un paseo sobre el embrollo de carriles entre los distritos de Sants-Montjuïc y Les Corts. “Entonces cortaban la ronda cada dos por tres, porque había un espíritu activista que nuestro barrio no tiene”, diagnostica Bover. “Aquí no lo hemos tenido… todavía”, puntualiza Max. La plataforma no descarta convocar actos de protesta.

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