Fin de trayecto

El tranvía se lleva por delante la gasolinera de Diagonal con paseo de Sant Joan

La instalación cerrará el 23 de junio tras cinco décadas de servicio al no renovarse la concesión municipal, que finalizaba este año

Barcelona 16/06/2022 Barcelona Foto de la gasolinera que está en Diagonal con paseo de Sant Joan FOTOGRAFIA DE JOAN CORTADELLAS

Barcelona 16/06/2022 Barcelona Foto de la gasolinera que está en Diagonal con paseo de Sant Joan FOTOGRAFIA DE JOAN CORTADELLAS / JOAN CORTADELLAS

Toni Sust

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Algunos usuarios tienen cierto cariño especial por la gasolinera que está situada en la Diagonal a la altura de paseo de Sant Joan, delante de la estatua a Mossèn Cinto Verdaguer, porque allí todavía hay operarios que ponen la gasolina y no existe el autoservicio. Pero no es algo que vaya a durar toda la vida. Ni mucho menos. En una semana, la gasolinera habrá cerrado para siempre, tras cerca de 50 años en funcionamiento.

En concreto, y aunque él llego antes a la zona, la estatua del poeta y sacerdote Verdaguer le da la espalda a la gasolinera. Y ahora el Ayuntamiento de Barcelona ha hecho lo mismo. La gasolinera cerrará el 23 de junio a las 21.00. Cuando los barceloneses tiren petardos esa noche, los surtidores de la gasolinera ya serán historia.

Concesión no renovada

Las obras de la Diagonal para acoger la ampliación del tranvía por la Diagonal, entre Glòries y Girona, han rematado una instalación que llevaba ya cierto tiempo malherida por distintas causas. Samuel Redondo, que tiene arrendada desde hace seis años la concesión municipal, de la que es titular Repsol, cuenta que el consistorio avisó hace un mes de que esa concesión, concedida en 1997 para un periodo de 25 años, es decir, hasta este 2022, no se renovará.

La gasolinera de Diagonal con paseo de Sant Joan, este viernes.

La gasolinera de Diagonal con paseo de Sant Joan, este viernes. / JOAN CORTADELLAS

Cuando el tranvía pase por allí, ya no habrá coches ni motos detenidas. Los tres empleados de la estación pierden su empleo por el cese de la actividad. Explica Redondo que él considera que convendría mantener la gasolinera aunque ya no funcione. “Como se hace con las chimeneas de algunas fábricas. Para que la gente recuerde que Barcelona fue una ciudad de coches”. Pero no es una idea que haya gustado al gobierno local, que de hecho ha reclamado a Repsol que pague el coste de desmontar el tinglado.

Crisis, covid, obras

Redondo absorbió la concesión de Repsol y en estos seis años ha visto como los ingresos menguaban. De hecho desmiente que ahora mismo una gasolinera sea una mina de oro. Primero, se notó la crisis de 2008, un punto de inflexión para la mayoría de familias, que notaron la recesión en su bolsillo. Años después, el covid también cercenó los ingresos del establecimiento. Con todo, asegura Redondo que las obras de la Diagonal, primero las del colector y luego las de la prolongación del tranvía, han sido lo que más ha perjudicado a la actividad de la gasolinera.

“Es menos negocio que antes. El volumen de ventas ha bajado. Todas las crisis acaban con menos ventas”, asegura. A los que estos días piensan que con el precio disparado, las gasolineras se enriquecen, les manda una precisión: “Hay noticias que se explican muy mal. Nosotros cobramos por litros, no por euros. Se ha incrementado el coste de la gestión bancaria. Te cobran más. Además, con los precios más altos, poca gente tiene las rentas suficientes para pagar 200 euros para irse a la playa”.

Según él, en la práctica sucede lo del chiste del hombre para el que nunca subía el precio del combustible, porque siempre ponía 20 euros. Según Redondo, la gente gasta lo que antes aún a costa de llenar menos el depósito.

La gasolinera que cierra es una de las últimas que puede encontrarse en la Diagonal. De hecho, solo quedan tres en la avenida. Una, a la entrada de Barcelona, junto a la sede del RACC. Otra, cerca de Roc Boronat, a poca distancia de la plaza de las Glòries.

Adiós gasolina, hola inmobiliario

Los vecinos de la zona donde todavía está la gasolinera de Mossèn Cinto tendrán que dar alguna vuelta más ahora. Hace tres años, recuerda Redondo, cerró otra gasolinera que era muy concurrida, en la confluencia de la de Diagonal con Provença y Girona. Sucumbió a la obra: se construyeron pisos en su lugar. Dan más dinero que la gasolina. Lo mismo sucedió con la gasolinera de Sardenya con Consell de Cent. Cuando cerró Girona, la gasolinera de Diagonal ganó clientes. Llegó a tener cinco empleados.

Redondo, que gestiona otras tres gasolineras, cree que esta tendencia no se detendrá, y lo atribuye de forma especial a la voluntad del gobierno de Ada Colau. Cuenta que la mayoría de concesiones son municipales; algunas son estatales. De las que dependen del consistorio, afirma: “En cuanto vayan venciendo las concesiones, irán cerrando”.

La ciudad sin gasolineras

En su opinión, el futuro llevará a una situación nueva: “Habrá que salir de Barcelona para repostar”. De ahí que abogue por dejar alguna como testimonio. Porque vaticina que en menos de una década no quedará una sola gasolinera en la capital catalana. 

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