Quo vadis

Beatriz Guijarro, antropóloga: "Yo hubiera empezado las ‘superilles’ por la Barcelona con la renta familiar más baja”

Autora de una tesis sobre la supermanzana de Poblenou, cree que el propósito de reducir el coche se ha impuesto sobre el objetivo de propiciar nuevos usos en el espacio público y llenar las calles de vida

BARCELONA 31/05/2022 Barcelona. Entrevista a Beatriz Guijarro, autora d'una tesi sobre la superilla de Poblenou. FOTO de ÀNGEL GARCÍA

BARCELONA 31/05/2022 Barcelona. Entrevista a Beatriz Guijarro, autora d'una tesi sobre la superilla de Poblenou. FOTO de ÀNGEL GARCÍA / ÀNGEL GARCÍA

Toni Sust

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Doctora en antropología social y cultural, Beatriz Guijarro es autora de la tesis 'Repensar los cruces. La implementación del modelo superilles: el caso de la 'superilla' del Poblenou de Barcelona (2016-2021)’. Guijarro subraya que las supermanzanas, por definición, tienen que partir de un criterio medioambiental, la reducción del coche, y otro social, la variedad de usos. Y afirma que por ahora solo el primero se tiene en cuenta.

¿Qué es una 'superilla'? Depende de a quién se le pregunte. La definición original, lo que significaba entre 2014 y 2016, dice que es una célula urbana de 400 por 400 metros, equivalente a unas nueve manzanas del Eixample, donde se da prioridad al espacio de estancia para el peatón y se propone una diversidad de usos concreta. Esa es la definición en función de la cual está hecha la de Poblenou. Es una nueva dimensión de ciudad: teníamos manzanas, barrios, distritos.

"La definición dice que una 'superilla' es una célula urbana de 400 por 400 metros donde se da prioridad al espacio de estancia para el peatón y se propone una diversidad de usos"

Aquí en Poblenou estamos viendo coches que pasan por la 'superilla'. Inicialmente, aquí se prohibió el tráfico motorizado y luego se modificó. La 'superilla' se inaugura a principios de septiembre de 2016, con un proceso participativo inexistente. El cambio se hizo dos meses después por reivindicaciones vecinales. Es cierto que el trazado era muy rígido y los vecinos tenían que hacer giros difíciles de entender, sobre todo porque se había informado poco. La 'superilla' de Poblenou se presentó a principios de julio de aquel año en un consejo de barrio al que fueron dos vecinos, presidentes de asociaciones. Y como una instalación temporal prevista para el día sin coches de septiembre. Nunca se dijo que sería un plan piloto que tendría una larga duración. Se hizo un buzoneo en agosto: no había muchos vecinos. Carteles en los edificios. La gente volvió de vacaciones y se encontró con que el 5 de septiembre se aplicaron los cambios de movilidad. Volver a los párquings se les hacía difícil. La escasa información no jugó a favor de que fuera visto como algo positivo por la vecindad.

Beatriz Guijarro, en la 'superilla' de Poblenou.

Beatriz Guijarro, en la 'superilla' de Poblenou. / ÀNGEL GARCÍA

Mucha gente cree que Colau inventó las 'superilles'. Pero la primera se data en 1993 en el Born y la segunda en Gràcia en 2006. Depende de a quién se pregunte se pueden encontrar cuatro primeras 'superilles'. Incluida la prevista en el plan Macià, de 1932, que solo se planeó, no se hizo. En la Villa Olímpica se hablaba de 'superilles'. Pero sí es cierto que Salvador Rueda (fundador y director durante 20 años de la Agencia de Ecología Urbana del ayuntamiento), padre del concepto, en 1987, defiende que la primera es la de 1993, con la transformación del barrio de la Ribera. El primer uso del concepto supermanzana, escrito con ç, aparece en los documentos de la transformación de Gràcia, de 2006. Fue una peatonalización que para algunos es la primera 'superilla'. También podría serlo la de la Maternitat i Sant Ramon, de Les Corts, hecha entre 2014 y 2015. En los últimos mapas del ayuntamiento hay 30 superilles.

"La 'superilla' de Poblenou se presentó a principios de julio de aquel año en un consejo de barrio al que fueron dos vecinos, presidentes de asociaciones"

¿Usted cuántas cree que hay? Para mí, con la definición estricta, con el uso del urbanismo táctico, la reducción del tráfico, diría que hay dos 'superilles' en Barcelona: la de Poblenou y la de Sant Antoni.

Contaba usted que no se informó a los vecinos de Poblenou de lo que se iba a hacer. El trazado de la 'superilla' de Poblenou, cuando se planificó en 2014 y 2015, con Xavier Trias como alcalde, no iba aquí. Iba a la misma altura pero entre Bilbao y Llacuna. Cogiendo Rambla de Poblenou, Marià Agulló: una zona que ya estaba peatonalizada. Allí no se hizo un proceso participativo pero sí informativo. Si el nuevo trazado se presentó en julio de 2016, la rueda de prensa se hizo el 19 de agosto, y los cambios, el 5 de septiembre, no existió tiempo para hacer partícipes a los vecinos. Creo que la predisposición era hacer el cambio de forma empírica: probamos y luego preguntamos. Con todos los efectos que eso tiene. No se activó un proceso formal de participación hasta el 13 de septiembre. Una sesión con mucha gente en la Pompeu Fabra. El debate estaba muy polarizado. A los vecinos, que llevaban años en un experimento, el del 22@, no les sentó bien sumar otro. Se generó un clima más beligerante que en Sant Antoni, donde se creó un grupo impulsor y un proceso participativo diferente.

¿Cuál es la diferencia entre una peatonalización y una 'superilla'? La promoción de los nuevos usos. Porque peatonalizar, como en el barrio de la Ribera, es otra cosa: siguen circulando coches pero menos. En cambio, la ayuda del urbanismo táctico –una solución que tiene que ser temporal- para promocionar nuevos usos y nuevas funcionalidades urbanas marca la diferencia.

¿Qué nuevos usos estamos promocionando? En lo medioambiental, el uso está claro: es indudable que al apartar el coche se reducen la contaminación atmosférica y la acústica. Pero en cambio hay una tensión sobre qué hacemos en ese espacio liberado. Una tensión entre un avance rápido en lo arquitectónico y uno tan limitado en lo que atañe a la gestión y el gobierno del espacio público. La ordenanza del civismo criminaliza los usos no delictivos del espacio público. El miedo del ayuntamiento al autogobierno colectivo del espacio público sigue presente.

"En lo medioambiental, el uso está claro: es indudable que al apartar el coche se reducen la contaminación atmosférica y la acústica. Pero en cambio hay una tensión sobre qué hacemos en ese espacio liberado"

También con el gobierno de Colau. La ordenanza del civismo se quería modificar pero eso sigue parado. Se sigue asociando el espacio público a usos negativos, delictivos, no teniendo en cuenta que también se dan muchos positivos y que ese espacio público es un derecho, un espacio necesario para la vida cotidiana. Además, hay una sobredimensión, lógica pero cierta, de los usos familiares e infantiles en la ciudad.

La 'superilla' de Poblenou se parece mucho a uno de esos espacios del programa 'Protegim les escoles' (zonas anexas a colegios en las que se recortó el espacio al coche y se ganó para que los niños puedan jugar antes o después de clase sin temor a ser atropellados). Uno de esos espacios pero más grande. A ciertas horas del día, la superilla parece un éxito. A las de la salida y entrada del colegio Flor de Maig y cuando personas de las oficinas vienen a comerse el tupper. Durante el fin de semana, puedes ver de vez en cuando a jóvenes jugando a juegos de mesa, vecinos hablando. Pero son usos muy residuales. Si no tienes en cuenta los usos infantiles y familiares en la entrada y salida del cole, queda una fotografía muy vacía de la superilla. Hacer una mixtura de usos a la salida de un colegio es muy difícil. Y la escuela Flor de Maig, que está en barracones, irá a su emplazamiento definitivo, para lo que todavía no hay solar, en 2029, y aquí se construirá el Institut 22@ y el centro deportivo municipal de Can Felipa.

¿Eso traerá gente? La traerá, pero el entorno no está preparado para esa gente, lo está para un uso infantil y familiar. ¿Qué podemos ofrecer a adolescentes? El monocultivo de los usos infantil y familiar hace que te arriesgues a que cuando se vaya la escuela Flor de Maig la vitalidad del entorno sea muy baja.

Eso en Sant Antoni no pasa. No, los usos son más diversos. Hay más población y creo que el mobiliario urbano está menos codificado hacia una dirección de usos. No hay un parque infantil que te asfixie el cruce. El programa de las superilles no acaba de cumplir con los objetivos sociales que se propuso al principio, llenar de vida las calles. Para llenar de vida las calles hay que pensar de qué quieres llenarlas y para qué.

"El programa de las superilles no acaba de cumplir con los objetivos sociales que se propuso al principio, llenar de vida las calles"

¿Los ejes verdes del Eixample son 'superilles'? Están dentro del programa superilles. Tanta polisemia es peligrosa. Cuando utilizas un término para tantas coas, lo vacías de contenido. ¿Es un eje verde una superilla? Cómo están planteando los del Eixample, diría que sí.

El antropólogo José Mansilla nos dijo que lo suyo sería haber hecho una superilla en Nou Barris, donde los vecinos tienen menos recursos, viviendas más pequeñas y más necesidad de espacio público, y no en el Eixample. Estoy totalmente de acuerdo. Los criterios para elegir dónde se hacen las 'superilles' son ahora puramente medioambientales. Donde hay más coches se hacen las 'superilles'. No entiendo por qué no se tienen en cuenta también los sociales. Yo empezaría por la parte baja de la ciudad en renta familiar. Hay una superilla prevista en Nou Barris, en la Prosperitat. Pero de los 13 barrios de Nou Barris es la que debe de tener más espacio de estancia. Muchas plazas, calles peatonalizadas. Es una apuesta segura, no valiente. Valiente sería hacer una superilla en Porta. En Bon Pastor. Baró de Viver. Sorprende que en Sant Martí,  el barrio con menos impacto de transformación del entorno urbano sea el Besòs i el Maresme. Sí, le llegan unos pequeños ejes verdes. No hay ninguna plaza de intersección prevista.

¿Que las 'superilles' solo frenaran al coche sería, entonces, perder una oportunidad? Si no se incorporan objetivos sociales claros, sí, por descontado. Creo que faltan ideas de cómo llenas las calles liberadas. Que con la diversidad de usos se dan pasos interesantes. La Clariana de Glòries es un ejemplo: un entorno agradable, con sombra, donde conviven muchos usos.

¿Qué diferencia hay entre Glòries sin coches y una superilla? Ya le dirán superilla. Cumple con las condiciones: reducción del tráfico, prioridad para el peatón, espacios habitables, más verde urbano. Y con una función social que combina usos: zona infantil, gente haciendo deporte.

"El ayuntamiento ha conseguido generar una marca, un modelo, e internacionalizarlo con el nombre 'superilla'. 'Superblocks' tiene una identidad relacionada con Barcelona"

¿Son las 'superilles' un arma arrojadiza entre partidarios y detractores de Colau? No solo las 'superilles', toda la transformación urbana, la zona de bajas emisiones. Pero a nivel local. Creo que las reticencias frente a las ‘superilles’ se han reducido. Pese que en otras ciudades se ha transformado las funciones de un entorno con el urbanismo táctico y la pintura, el ayuntamiento ha conseguido generar una marca, un modelo, e internacionalizarlo con el nombre 'superilla'. 'Superblocks' tiene una identidad relacionada con Barcelona, que se ha hecho con la hegemonía del término. Y hablamos de algo básico: peatonalizar una calle, cambiar las funciones urbanas y promocionar nuevos usos sociales, con un presupuesto reducido.

¿Cuándo deberíamos dejar de ver esos dibujos tan criticados? Cuando se hagan transformaciones urbanas definitivas. En el caso de Poblenou, que seis años después siga habiendo estas macetas con un arbolado deficiente: se tendría hacer alguna transformación estructural definitiva. ¿No podemos aspirar a árboles mejores que estos que no crecen?

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