Debate sectorial

El comercio del Eixample clama por un plan de usos consensuado que no lo asfixie

Tiendas, servicios y hostelería, lamentan que el ayuntamiento haya lanzado su propuesta sin diálogo previo

Alertan de que coartará la reactivación económica en un momento en que habría que incentivarla

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Patricia Castán

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Una vez más, se enteraron de su futuro por la prensa. Esa es la queja unánime de los distintos sectores económicos más o menos afectados por el plan de usos del Eixample, que persigue preservar la variedad comercial y servicios de proximidad, acaso con un rasero demasiado global y estricto, coinciden desde las distintas asociaciones consultadas. Algunas insisten en que es contraproducente poner trabas a la recuperación económica tras una crisis que se ha cebado en este céntrico distrito. Otros, que corta las alas a la mejora o ampliación de nuevos negocios que hayan logrado funcionar. En general, admiten una regulación que evite el monocultivo comercial, pero de forma más acotada a las zonas en riesgo de gentrificación y no generalizada como defiende el partido de Ada Colau.

"Somo los vecinos de planta cero y nos deben escuchar también", lanza Xavier Llobet, presidente de Coreixample. Allí han sido testigos directos de la evolución de cambios como el de la calle de Girona. Siempre hay quien resulta más perjudicado, avisa. "Nosotros pedimos que solo afecte a ejes pacificados o entorno próximo", resume. Regular para evitar máximos implica colateralmente riesgos, advierte, como que se dispare la cotización de las licencias de restaurante donde no se pueden abrir más, o que un eje pierda fuerza al no poder concentrar un tipo de oferta que puede llegar a ser un reclamo.

Más drástico que en Sant Antoni

Alineado también en la patronal Barcelona Comerç de ejes de barrio, Jordi Arias, desde Sant Antoni Comerç, enfatiza que su barrio ya tiene un plan de usos propios, pero que el nuevo es aún más restrictivo. "Pediremos que no lo sea tanto, estamos en total desacuerdo con el número de licencias por metro cuadrado". Habla con prudencia porque huye del debate político y espera "mejorar" el plan con diálogo.

Así se comprometieron los Comuns hace unos días tras la rebelión de otros grupos: un año por delante para --por fin-- debatir y hablar sobre lo que debe incluir o no ese plan, con la consiguiente moratoria de licencias vigente. Pero sucede que la comisión de seguimiento serán tan plural, que Oriol Agulló, gerente del Eix Comercial Sagrada Família teme que la presencia del comercio, "siendo el principal afectado, quede diluida". "No estamos en contra del modelo, sino de las formas. Lo presentan sin discutir, y de momento durante un año no hay licencias, lo que ha paralizado locales que estaban apalabrados o ampliaciones". Cree que el plan "complica el desarrollo normal de la actividad económica". Porque "en algunos casos la especialización es buena", señala este experto, cuya asociación es singular porque está integrada tanto en Barcelona Comerç, como en Barcelona Oberta, donde se alinean los ejes más céntricos y turísticos.

¿Hay riesgo de saturación? Casi todos comparten la idea de que el Eixample es tan grande y diverso que unificar restricciones resulta un sinsentido. No todo es Enric Granados, en resumen. Así, según los datos aportados por el consistorio, el distrito suma 14.416 locales, un 28% de los cuales se destinan a restauración, autoservicios, comercios alimentarios, tiendas de conveniencia y actividades musicales. Los restaurantes y establecimientos de degustación suman 3.279, que representan un 20% del total de la oferta del Eixample y casi un 30% de dicha rama en el conjunto de la ciudad.

Entre los Comuns hay temor municipal a que los cuatro ejes verdes y plazas que se comenzarán a crear en junio en el marco del plan de 'supermanzanas' (y llegarán a 21 en 2030) fomenten una indeseable 'parquetematización', con sobredosis de negocios más para paseantes y visitantes que para el vecino. Ante el riesgo de que se extiendan más allá de estos ejes, defienden una actuación radical de restricción generalizada que además "simplifique" el control. Por contra, sus socios socialistas abanderan actuar solo en los 21 ejes y su zona de influencia.

Preocupación en restaurantes y hoteles

Desde el Gremi d'Hotels, que ya tiene sus propias limitaciones con en el PEUAT, ven con preocupación el plan en la medida en que la hotelería prefiere entornos dotados del máximo de servicios y vida. Para Manel Casals, su director, el primer error ha sido la falta de consulta previa a los afectados. El segundo, "elegir el peor momento cuando aún no hemos salido de una crisis que ha traído muchos cierres". Y por último, considerar como un todo a un distrito con realidades tan variadas: de la máxima acción al casi aburrimiento. Por ello, respaldan más la tesis socialista, y anuncian también alegaciones.

El periodo de alegaciones es de dos meses (ya en recta final) salvo que haya una prórroga, como han reivindicado patronales como Barcelona Oberta. Su directora, Núria Paricio, también prepara una batería de alegaciones. Alude ya a varios proyectos frustrados y al daño que hará al comercio y la hostelería, además de gimnasios o talleres, por ejemplo, y a lo inoportuno del momento.

En Nou Eixample, con comercio en la Nova y Antiga Esquerra del distrito exigen, además, "claridad". Sergio Moral, su presidente, asume una regulación global de la zona, pero que no impida crecer a los negocios, y donde se cuente con los afectados. En cambio, rechaza de pleno las supermanzanas.

El Gremi de Restauració está analizando la propuesta inicial del consistorio. Su director, Roger Pallarols, critica la "enorme inquietud" que ha creado el anuncio en su sector, al que se ponen trabas para crecer. "Es un error estratégico", dice, por lo que alegarán. Aunque confían en negociar un plan que entre todos "equilibre las necesidades del territorio".

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