La Flor del Campo, la orgullosa memoria trans de Trinitat Vella

Cuenta la leyenda que era un personaje tan popular y querido en el barrio que se la vio junto a Pasqual Maragall en la inauguración del parque de la Trinitat, en 1993, y hasta que se subió con él en una barquita en el lago. Un parque, además, que tenía un significado especial para ella, ya que antes de que construyeran el hostil nudo viario allí era dónde la Flor del Campo, de ahí su nombre, acudía a coger flores para después adornar las puertas de las novias de su calle, Via Barcino. Explican también con el mismo orgullo que organizaba las verbenas de Sant Joan con los niños del barrio, haciendo de educadora de calle informal antes de que en Trinitat Vella existiera tal cosa.

La necesidad de saber más, de saberlo todo, sobre un personaje tan magnético, hoy en el centro del mapa conceptual que forra una de las paredes de la sala de actos de la Biblioteca de Trinitat Vella, se metió en la cabeza de un grupo de chavales del barrio una tarde no muy lejana en el Bar Caracas, “donde se da el clásico intercambio de conocimientos con la mesa de al lado”, bromea Dani Ruiz, uno de ellos. “Igual que había otros nombres, como 'Paco, el maricón' o la Ramona, de los que todas habíamos oído hablar, nunca hasta ese momento habíamos escuchado nombrar a la Flor del Campo”, añade el joven, activista cultural en Maletas Viejas, y uno de los más miembros del taller de historia que desde hace tres meses se organiza una tarde a la semana en la biblioteca para recuperar la historia de esta vecina y la memoria LGTBI de este barrio de la periferia barcelonesa. 

Lo primero que hicieron fue un llamamiento en Facebook. “¿Conociste a la Flor del Campo?”. La publicación se llenó de historias como las que encabezan este texto y de mensajes emocionantes como el de Isaac Fernández de Miguel. “Me regaló mis primeras botas de bailarín de flamenco, que eran de ella, de cuando bailaba de chico. Muchos años han pasado ya, pero siempre recordaré sus consejos. Compartimos muchos cafés y tertulias; me contaba historias de otros años, de espectáculos de la Barcelona de noche y me enseñó muchas fotos. Era guapísima”, les escribió. La impresión de su mensaje ocupa un lugar destacado en el mapa, junto a otros mensajes con un denominador común claro: "era muy buena, siempre estaba dispuesta a ayudar".

"Por lo que sabemos hasta ahora de ella podemos decir que encarna la síntesis de lo que es la vecina de la Trini", sentencia Ruiz con una mezcla de pasión y emoción.

Escuchan a Ruiz sonriendo con los ojos sobre sus mascarillas Emma Armengod Martínez, directora de la biblioteca y Marta Vallejo, miembro de La Fundició, cooperativa que impulsa el proyecto Memòria Viva del ICUB, en el que se enmarca el taller de historia. “En realidad de lo que se trata de hacer un autorretrato colectivo de la Trini a través de los recuerdos de las vecinas”, resume Vallejo.

En los relatos de las vecinas nadie sabe a ciencia cierta dónde termina la realidad y dónde empieza la leyenda, pero "eso es lo de menos", insiste Vallejo, quien añade que no se trata solo de documentar la historia de la Flor del Campo, sino de aprovechar el poder de activar relaciones que tiene el proceso. "En esta misma sala hacemos el club de lectura y como el mapa está colgado en la pared la gente se acerca, mira y siempre aporta algo", afirma Armengod Martínez.

Vallejo señala también que el taller es una excusa para revisar maneras de relacionarse. "Se trata de una cuestión que es controversial en estos momentos. Hay un relato engañoso que plantea que las disidencias sexuales se desarrollan solo en los centros de las ciudades y la Flor del Campo demuestra que es no es así. Ella vivía aquí, no se fue", apunta. Pese a que las vecinas que la conocieron destacan todas lo buena que era, en el citado mensaje de Fernández de Miguel, se señalan también otras percepciones: "la primera palabra que muchos tenían en la boca al verla era 'mira el maricón'".

El Perro de Paterna

La gran mayoría de las imágenes que hasta el momento han podido reunir se las ha cedido ese tesoro de la memoria popular que es el archivo de la Associació per la Recerca i Divulgació de la Memòria de Trinitat Vella (ACRDMTV). A partir de saber que la Flor del Campo formó parte en 70 u 80 de la peña flamenca El Perro de Paterna, tiraron del hilo del flamenco y la encontraron en dos fotografías que guardan como oro en paño. Aunque la primera foto que les llegó nada tiene que ver con los tablaos. "Es esta", señala Ruiz una imagen en la que se ve la ve con el brazo en alto en una manifestación sujetando una pancarta en la que se lee "Contra los sorteos, insumisión; contra la guerra, deserción".

Otra foto a la que Ruiz guarda especial cariño es la que les mandó Elena Sánchez Hinojo, vecina del barrio, del día de su boda. Documento importante por varias cosas. Confirma lo que otras vecinas de Via Barcino ya les habían explicado: decoraba las casas para las bodas de las vecinas; y, además, Elena Sánchez Hinojo, la generosa mujer que la cede, sabe exactamente la fecha en la que fue tomada, el 13 de julio de 1991, no en vano era el día de su boda.

Suscríbete para seguir leyendo