DERECHO A LA VIVIENDA
Mujeres sin hogar con hijos a cargo: el cuarto propio de Najat
Dejó Marruecos en el 2006 huyendo de la violencia de género para empezar de cero en Barcelona sola junto a sus cuatro hijos
Tras ser desahuciados en 2018 lleva dos semanas en un piso del proyecto Vesta, iniciativa del Consorci del Besòs para madres sin hogar
Helena López
Redactora
Las primeras semanas de confinamiento las pasó durmiendo en un colchón en el suelo en el pasillo del piso de sus padres para protegerles sobre todo ellos, ya mayores, pero también a sus dos hijos pequeños, de 15 y 17, con quienes compartía habitación. Trabaja de limpiadora en una residencia de ancianos en la que hubo muchos casos de covid y no podían arriesgarse. Najat, de 49 años y origen marroquí, vive en Catalunya desde 2006, ciudad a la que está estrechamente vinculada desde bastante antes, se vio obligada a regresar al hogar materno, en Badalona, en el año 2018, tras ser desahuciada del piso de alquiler en el que vivía en la misma ciudad.
Su hija mayor, de 30 años, se casó y ya no podía hacerse cargo de sus hermanos y tuvo que pedir una reducción de jornada en el trabajo para hacerse cargo de ellos, y con el dinero que cobraba no le alcanzaba para pagar el alquiler. Pidió ayuda para evitar el desahucio, pero como era un piso de un pequeño propietario no pudieron hacer nada por ella y el día del lanzamiento no opuso resistencia; recogió sus cosas y se marchó con sus dos hijos a casa de sus padres. "No tenía alternativa", recuerda la mujer, quien también es abuela de dos criaturas.
Tras el derrumbe
Najat ya sabía cómo era compartir techo con sus padres. El primer piso en el que vivió en Barcelona junto a sus cuatro hijos fue el de sus padres, piso del que tuvieron que salir porque se derrumbó. En este caso literalmente. "Se cayó el techo. Por suerte no estábamos en casa", rememora. Esta mujer fuerte dejó definitivamente Marruecos tras el nacimiento de su cuarto hijo. Pese a lo extremadamente difícil del contexto, dijo basta a una vida de maltratos que no quería para sus hijos. Vino a Barcelona a parir en el hospital, como ya había hecho con el penúltimo, y decidió que no volverían a aquel infierno. "No he vuelto a Marruecos desde entonces. Solo a firmar el divorcio, cuando finalmente lo logré después de mucho tiempo", prosigue Najat.
Pese a la dureza de su historia, la narra con generosidad y una sonrisa. Todavía está digiriendo el último giro de guion de su intensa historia, en este caso, positivo. Casi como un milagro de las películas de Navidad. Habla desde un comedor luminoso en un piso amplio y agradable muy cercano a la parada de metro de Pep Ventura, en su ciudad. Vivienda por la que paga 'solo' el 20% de su nómina de limpiadora y en el que tiene un contrato de tres años. Tres años en los que sus hijos y ella podrán estar tranquilos al fin. Najat es una de las 10 madres monomarentales que participan en proyecto piloto VESTA, impulsado por el Consorci del Besòs en colaboración con la AMB y entidades como Sant Joan de Déu Serveis Socials, destinado a mujeres sin hogar con hijos a cargo. Además de Najat, se han podido acogido a él otras tres mujeres de Badalona, dos de Santa Coloma, dos de Sant Adrià y otras dos de Montcada i Reixac.
Hace solo 15 días que vive en este piso y todavía no acaba de creérselo del todo. "Está cerca del instituto al que va el pequeño", apunta agradecida. El mayor de los pequeños, el de 17, ahora mismo no estudia porque al no tener papeles no puede hacer prácticas. Lograr la regularización de sus hijos pequeños es una de las actuales luchas de Najat. Pese a ser nacidos en España ambos tienen NIE, no DNI, y "las trabas puestas por el padre de los hijos desde Marruecos, que no quiere firmar, han impedido al pequeño renovar su documentación", añade. "Ahora trabaja ayudando en un taller limpiando coches de forma informal, horas sueltas, y le pagan lo que le pagan, pero para mí está bien para que aprenda lo que cuesta ganar el dinero", continúa esta madre valiente, quien subraya la suerte que ha tenido con sus hijos, con los que se puede hablar de todo.
Empezar de cero
No fue nada fácil para Najat empezar de cero en Barcelona, sin hablar castellano, sola con sus cuatro hijos en casa de sus padres, que no aceptaban que se divorciara. "Son muy buenas personas, pero muy tradicionales y creen que las mujeres tienen que aguantar", relata. Las creencias de sus padres dificultaron también la convivencia de Najat y sus hijos pequeños cuando tuvieron que volver a vivir con ellos tras el desahucio del 2018. "Yo he educado a mis hijos en una libertad a la que mis padres ni están acostumbrados ni están de acuerdo", resume.
Después de que se cayera el piso de la calle de Sant Pau se instaló en Santa Coloma, en el barrio de Singuerlín, en el único piso que encontró a un precio que podía pagar y con una propiedad que se lo quisiera alquilar. La mujer ha sufrido también racismo inmobiliario. Pisos en los que no quieren extranjeros. Era inviable vivir allí, en la montaña, tan mal comunicados, y enseguida que pudo se mudaron a Badalona, al piso del que les desahuciaron en 2018.
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