Comercio y turismo

Barcelona toma aire con el puente pero sigue lejos del renacido Madrid

Las franquicias asequibles del centro se llenan de compradores, pero está por ver cómo funciona la cosa en los ejes de barrio, mientras los hoteles están a años luz de la ocupación de la capital del Estado

portal de l'àngel

portal de l'àngel / Jordi Cotrina

Carlos Márquez Daniel

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Las imágenes de la Fira de Santa Llúcia o del Portal de l'Àngel llenos de gente son esperanzadoras, pero también pueden inducir a cierto engaño. Porque no es lo mismo pasear que comprar, y porque los lugares emblemáticos -añadan los centros comerciales- no representan a toda la ciudad, a los ejes de 'botiguers' de barrio. Ni las franquicias desempeñan el mismo papel urbano que la tienda de proximidad. El puente servirá para calibrar cómo está Barcelona a nivel comercial y de recuperación del turismo, pero lo más probable es que constate, entre otras cosas, una realidad tan temida como conocida, que todavía no puede competir como destino europeo de compras navideñas y que Madrid resucita con mayor agilidad. Quizás por la política liberal en materia de covid por parte del gobierno tanto municipal como de la comunidad, ambos alineados más con el rescate de la economía que con la alerta sanitaria. Pero también, y en eso la pandemia no tiene la culpa pero sí amplifica, porque la capital catalana siempre quiso seducir más al visitante extranjero que al nacional. Y así estamos, con la movilidad internacional en pañales y los hoteles a medio gas a este lado del Ebro mientras que los de la meseta huelen a 2019.

Barcelona sale a la calle a pasear, comprar y visitar mercadillos navideños

Los gremios aseguran que es pronto para calibrar el efecto que el puente de diciembre tendrá en sus arcas. Lo cierto es que llega una semana después de ese obús contra el comercio de barrio, el 'black friday' que, sí, se nota en las tiendas pero resuena más aún en las plataformas que solo venden a través del teclado o el móvil. Aun así, algunas grandes franquicias de la zona noble de paseo de Gràcia, o eso dicen sus trabajadores, aseguran que están en niveles de venta superiores a los de 2019 durante el puente. Como si la gente hubiera salido a gastar todo lo que no ha podido desembolsar en el último año y medio.

Paseantes en la Fira de Santa Llúcia de Barcelona, el domingo

Paseantes en la Fira de Santa Llúcia de Barcelona, el domingo / Jordi Cotrina

El trabajador de una tienda de Inditex del centro de Barcelona asegura que el domingo vendieron 10.000 euros más que en el mismo festivo de 2019, y esa parece ser la tónica en los comercios que forman parte de grandes redes internacionales y cuyos precios son más bien asequibles. No sucede lo mismo con los 'botiguers' que ofrecen productos algo más caros. Lo que esté pasando en los ejes de barrio se conocerá una vez las asociaciones de comerciantes compartan su balance de ventas tras las fiestas.

Otra liga

Si de percepciones va la cosa, los que estos días están en Madrid hablan de una realidad muy distinta a la de Barcelona. Josep y Blanca pasan el puente con sus dos hijas en la capital del Estado. Él es abogado y visita la ciudad a menudo. Su relato no puede elevarse a teoría, pero su visión es compartida por muchos de los que han visitado la ciudad en los últimos tiempos. "Nos hemos quedado muy impresionados, Madrid está ahora en otra liga, con todos los comercios, restaurantes y museos llenos de gente, a todas horas. Pero eso no es todo. La limpieza de las calles, el servicio y la iluminación navideña son espectaculares. Me sabe muy mal decir esto porque somos muy de Barcelona, pero aquí todo está espectacular". Buscaron habitación en el hotel el que el padre se aloja cuando viaja por trabajo. Suelen ser unos 90 euros la noche en plaza de Castilla. Ese mismo hospedaje costaba ahora más de 300 euros la noche, así que optaron por la casa de un familiar. "¿Por qué en Madrid todo es más rico?", les soltó la pequeña, de 8 años, durante un paseo.

Imagen de la presentación de la campaña de Barcelona en la estación de Atocha en Madrid, este martes.

Imagen de la presentación de la campaña de Barcelona en la estación de Atocha en Madrid, el martes 23 de noviembre / Jose Luis Roca

Según cifras del Ayuntamiento de Madrid, en 2019 el 37% de los turistas que pernoctaban procedían de otro municipio español, por un 63% de extranjeros. Esos porcentajes son muy distintos en la capital catalana: Solo un 11,9% de forasteros nacionales por un 88,1% llegados desde otro país. En 2011, antes de que el 'procés' eclosionara con la 'Diada' de 2012, los residentes en otro punto de España copaban el 18,7% de este pastel, y en 2009 eran el 25%. En cifras absolutas (porque en porcentajes la cosa es engañosa por el mayor peso gradual de los extranjeros), los nacionales han caído un 16,4% entre 2011 y 2019, de algo más de tres millones de noches a 2,5 millones. En total, los internacionales han sumado en este mismo periodo unos 5,6 millones de pernoctaciones más (de 13,2 a 18,8 millones), mientras que los nacionales han decrecido en cerca de 500.000.

Campaña de promoción

Quizás por su centralismo geográfico, Madrid ha conseguido seducir mucho más al público cercano. Puede que también ayudara el sueño que el expresidente José María Aznar hizo realidad muy a medias y que fue un misil sobre la inversión ferroviaria de cercanías, la del día a día. Era eso de que cada capital de provincia estuviera como mucho a cuatro horas de AVE de Madrid. El caso es que los puentes, más todavía en Navidad, son muy propicios para los desplazamientos cortos y medios. Y por decirlo de alguna manera, Madrid está cerca de todas partes. La capital catalana inició una campaña hace un par de semanas para tratar de atraer al público nacional. Lo novedoso de la cosa es que los responsables de turismo se desplazaron a la capital del Estado para vender el producto. Veremos si funciona. Por lo pronto, en cuanto a reservas hoteleras, el puente se cerrará en Barcelona con una ocupación cercana al 40%. Madrid, en cambio, rozará el 80%.

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