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Vuelve la garrafa de vidrio

La sensibilización climática y también un punto de nostalgia multiplican las ventas de este envase histórico

En 2020 se consumieron 500.000 garrafas de agua Font d'Or, lo que supone un incremento del 55% respecto al 2019

Vuelve la garrafa de vidrio de 8 litros

Vuelve la garrafa de vidrio de 8 litros / Manu Mitru

Gemma Tramullas

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Hacía 40 años que apenas se veían garrafas de agua de vidrio en Barcelona y la mayoría de las que quedaban habían sido despojadas de su función original como contenedores de líquido para convertirse en floreros. Pero la nostalgia también puede ser una gran aliada del medioambiente. Coincidiendo con la sensibilización por la emergencia climática, las ventas del icónico envase retornable de ocho litros se han disparado.

Vuelve la garrafa de agua de vidrio

Según datos del grupo Vichy Catalán, que desde 1957 y de forma ininterrumpida comercializa la garrafa de vidrio de agua Font d’Or, en 2019 se vendieron 324.000 unidades mientras que en 2020 la cifra ascendió a más de 500.000. El aumento no es atribuible a un genio del márketing, sino al interés del consumidor sensibilizado y también un punto nostálgico, sobre todo en el área de Barcelona.  

«Casi todos los clientes me comentan que la garrafa les recuerda a cuando eran niños, incluso hay quien la compra para regalar», explica Esteve Domènech. Este joven empresario abrió a principios de año el supermercado ecológico sin plásticos Linverd. En este nuevo establecimiento de la Antiga Esquerra de l’Eixample todo, desde alimentos a productos de higiene y limpieza, se vende a granel o en envases sostenibles.

La apuesta por el clásico envase de agua retornable.

La apuesta por el clásico envase de agua retornable. / MANU MITRU

Domènech asegura que la clásica garrafa de vidrio retornable y de ocho litros de capacidad ha tenido «una buena acogida» y que la clientela es «muy fiel». Cuando la garrafa se adquiere por primera vez hay que dejar un depósito de unos 5 euros y cuando el agua se ha consumido se paga solo por el contenido del envase de vidrio que va dentro del cesto de plástico. En Barcelona, el precio oscila entre 1,70 y 3,15 euros. En un mapa interactivo elaborado por Vichy Catalán hay localizados una decena de puntos de venta en el Àrea Metropolitana.

El diseño de esta garrafa de estilo 'damajuana' apenas ha cambiado, entre otras cosas porque la empresa lo considera «un envase icónico y con historia». Sigue siendo un objeto pesado y difícil de manipular (a los ocho litros de agua hay que añadir los 800 gramos de peso del cesto y el cristal), hay que estar muy concienciado para subirlo a un piso alto sin ascensor y durante el transporte la dureza de las asas se clava en la carne igual que hace medio siglo.

Consumidores comodones

Pero ya no estamos en los años 70 y ahora existe la posibilidad de comprar ‘online’ con entrega a domicilio. Además, en Sallent (Bages) se está llevando a cabo una prueba piloto con una aplicación que avisa al usuario cuando el agua está a punto de terminarse y realiza el pedido de un nuevo envase. «Este producto ha venido para quedarse pero el cambio no será rápido -augura Joan Busquets de Som Aigua-. Requiere mucha convicción o si no, dejas de hacerlo. La gente es muy comodona». Asimismo, existe la opción de comprar un grifo que se ajusta a la boca de la garrafa y permite rellenar con facilidad envases más pequeños y manejables.

Comprar el agua mineral en garrafa de vidrio retornable es una práctica en auge pero aún minoritaria dentro de la llamada economía circular. En cambio, hasta los primeros años 80, cuando ni siquiera existía este concepto, bajar a la bodega a por la garrafa era un hábito cotidiano allí donde no se podía consumir agua del grifo sin hacer una mueca de disgusto. 

En las primeras décadas del siglo XX el envase de vidrio iba dentro de un cesto de mimbre y costaba alrededor de 2 pesetas. Con el paso de las décadas el consumo de agua mineral creció de forma exponencial, el cesto pasó a ser de plástico y a partir de los años 70 fue apartado poco a poco del mercado por el éxito de los envases de plástico de un solo uso que hoy ahogan el planeta.

Agua tres veces más cara

Paradójicamente, en 1975 el litro de agua en botella de plástico costaba tres veces más que el litro de agua en garrafa de vidrio, pero aun así la mayoría de consumidores acabaron pasándose al PVC. Sin embargo, la garrafa no desapareció del todo. Joan Garcia, que regenta el Celler Valldoreix en la localidad barcelonesa del mismo nombre, nunca ha dejado de venderla.

Garcia maneja las estadísticas del establecimiento con precisión de multinacional y sus números también confirman el auge del envase: «Entre 2019 y 2020 aumentamos la venta un 36%. En 2019 vendimos 90.600 litros de agua en garrafa; en 2020 fueron 124.000, y hasta el mes de agosto llevamos vendidos 80.000». 

Garcia enumera inconvenientes como el elevado coste de fabricación, una logística más compleja, el impacto de la recogida y limpieza de los envases, un margen de negocio muy pequeño... Pero al otro lado de la balanza sitúa el compromiso con el medioambiente y, como otros consumidores consultados, un sabor mucho mejor que el del agua embotellada en plástico. «Creo en el producto y creo que debo ofrecerlo», afirma. Por lo menos hasta que el agua de todos los grifos se pueda beber sin taparse la nariz.  

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