Cambio en el Gobierno

El nuevo ministro de Universidades: Joan Subirats, el viejo profesor de los 'comuns'

El catedrático pilotó la política cultural de Barcelona durante cuatro años con éxitos incuestionables como la Biennal del Pensament

Ada Colau y Joan Subirats

Ada Colau y Joan Subirats / periodico

José Carlos Sorribes

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La figura de Joan Subirats en el Ayuntamiento de Barcelona bajo el mandato de Ada Colau evocaba a la de un experto profesor universitario. Aquel a quien le corresponde aportar el necesario armazón teórico al vigor juvenil del grupo de activistas que llegaron al gobierno municipal, de forma arrolladora y con el tirón de Colau, en las elecciones del 24 de mayo de 2015. Será el nuevo ministro de Universidades tras la renuncia de Manuel Castells. Hace poco más de cinco meses, cuando abandonó el consistorio, ya se decía que un ministerio podía estar en su futuro político, pese a que él justificaba su adiós al ayuntamiento por una jubilación a los 70 años. Ahora cogerá la cartera de un ministro que en febrero iba a cumplir 80.

Subirats fue cuando Ada Colau accedió a la alcaldía una figura digamos en la sombra, en la cocina del exitoso proyecto de Guanyem Barcelona, con el prestigio que le daba su larguísima trayectoria en la universidad, repartida entre la UB, en su inicios docentes, y sobre todo en la UAB, como catedrático de Ciencia Política, especialista en políticas públicas y exclusión social, así como en gestión e innovación democrática. No solo sus alumnos eran los receptores de su experiencia y magisterio también los lectores de medios de comunicación, entre ellos EL PERIÓDICO, por sus frecuentes colaboraciones y de los libros que ha publicado de su especialidad. 

Saltó a la arena política cuando entró en el ayuntamiento, tras la crisis del 155 con el PSC, como comisionado de cultura en 2017, responsabilidad que amplió tras las elecciones de 2019 con el cargo de teniente de alcalde. Su reconocida atalaya intelectual le permitió pilotar durante cuatro años las políticas culturales de la capital catalana. En su haber, por ejemplo, queda un éxito incuestionable como es la Biennal del Pensament y también la Biennal Ciutat i Ciència. Le movió siempre el impulso decidido de poner a Barcelona en el mapa por algo más que el tríptico paella, playa y Gaudí. Cuando se jubiló a final de julio en la Autònoma a la espera de ejercer de catedrático emérito, abandonaba la primera línea política. Esa intención ha durado menos de medio año ante la oferta de entrar en el Gobierno. Qué mejor colofón para la carrera de un teórico de las políticas públicas.