MEDIO AMBIENTE

Así sacaremos la basura en el (no tan lejano) futuro

Barcelona estrenará contenedores inteligentes que identificarán al usuario

Recogida selectiva puerta a puerta para que el recipiente deje de ser un vertedero sin control abierto todo el día

Barcelona 22 03 2021 Barcelona Presentacio de la nova maquinaria lleugera del nou contracte i de l activitat del centre de neteja  AUTOR  JORDI OTIX

Barcelona 22 03 2021 Barcelona Presentacio de la nova maquinaria lleugera del nou contracte i de l activitat del centre de neteja AUTOR JORDI OTIX / Jordi Otix

Carlos Márquez Daniel

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los mensajes son a veces contradictorios. Por un lado, la Administración pide más y mejor implicación en el reciclaje porque la Unión Europea aprieta en materia de medio ambiente, y porque así lo requiere la supervivencia del planeta. Pero por el otro, en el supermercado se puede comprar una bolsa de magdalenas envueltas en su propio plástico. Es decir, responsabilidad en una mano, consumismo desatado en la otra. La gestión de residuos no es solo qué hacer con lo sobrante, como sucedía hasta ahora. El futuro dicta una acción compartida, desde la fabricación hasta el gesto último de sacar la basura. Así gestionaremos la porquería en el siglo XXI.

Contenedores retirados del Eixample durante las protestas por la sentencia del juicio del 'procés'. Se escondieron bajo el puente de Marina

Contenedores retirados del Eixample durante las protestas por la sentencia del juicio del 'procés'. Se escondieron bajo el puente de Marina / El Periódico

Barcelona ha presentado este lunes los detalles del nuevo contrato de limpieza de la ciudad. Al margen de las cifras de vértigo (es la partida más grande del consistorio con casi 300 millones anuales, el 10% del presupuesto municipal), da algunas pistas de hacia dónde nos dirigimos en materia de gestión de residuos, aunque falta entrar en el grano fino porque las empresas que han ganado el concurso no empezarán a trabajar hasta mediados de 2022. De entrada, queda claro que se intenta atajar una de las quejas más recurrentes en todo lo que tiene que ver con el mantenimiento de la ciudad: el ruido, o lo que es lo mismo, esos hercúleos vehículos que irrumpen en plena madrugada. En esta nueva era, el número de autos eléctricos pasará del 20% al 65% de la flota total. Faltará, eso sí, dar el salto a los grandes camiones, sector en el que la tecnología todavía no permite echar mano de las baterías.

La plantilla material

El tipo de vehículos viene condicionado por el modelo de recogida, puesto que a día de hoy todavía se imponen los contenedores. En la capital catalana hay un total de 26.192, entre orgánico (5.286), papel/cartón (3.190), envases (3.190), vidrio (3.114) y restos (11.422). Poco a poco se irán introduciendo cambios. Primero la distribución. Los destinados a los restos se reducirán un 17% mientras que los de recogida selectiva crecerán un 25%. Y luego, un cambio de posiciones sobre el terreno de juego: el orgánico se colocará junto con los de reciclaje y no al lado del cajón de sastre en el que se ha convertido el contenedor gris. Una manera de decirle a la ciudadanía de que la tapa marrón también alberga basura reutilizable.

Imagen virtual de los nuevos contenedores de Barcelona. Más bajitos para que la visibilidad sea mejor

Imagen virtual de los nuevos contenedores de Barcelona. Más bajitos para que la visibilidad sea mejor / El Periódico

Los contenedores han cambiado de forma y de material (hubo un tiempo en el que eran de hierro y no ardían con tanta facilidad), pero el cometido ha sido siempre el mismo. Y ahí está la raíz del problema: se han convertido en vertederos abiertos de sol a sol y los 365 días del año. Son, por lo tanto, un templo de la impunidad, puesto que nadie controla lo que uno deposita dentro de una bolsa. Eso tiene muchas soluciones. La primera es la responsabilidad ciudadana. Pero pongamos por caso que ni está ni se la espera. Dos opciones. La primera, contenedores inteligentes. La segunda, la preferida, la recogida selectiva puerta a puerta. Parece, sin embargo, que al final será una mezcla de las dos.

Nada nuevo

El puerta a puerta funciona en Catalunya desde principios de siglo. Se estrenaron Tiana, Tona y Riudecanyes y el éxito es un hecho objetivo. En el caso del Área Metropolitana de Barcelona, solo dos de los 36 municipios (los que recogen la basura finca por finca) cumplen con el nivel de reciclaje que exige la Unión Europea, que en 2020 era del 50%. La capital catalana, por ejemplo, está sobre el 38%. El barrio de Sarrià aplica la recogida puerta a puerta (de ocho a diez de la noche) desde hace dos años, y en los primeros seis meses, el plástico pasó del 34% al 71% y el cartón y papel, del 30% al 54%. Antes de que termine el año se incorporan a este sistema Sant Andreu, Horta y Sant Antoni.

Camión de recogida selectiva, por las calles del núcleo antiguo de Sarrià

Camión de recogida selectiva, por las calles del núcleo antiguo de Sarrià / El Periódico

Este último, además, y tal y como ha avanzado el consistorio, incorporará los primeros contenedores inteligentes, que no son otra cosa que el recipiente de toda la vida al que se añade un chisme que permite que solo se abra previa identificación del usuario, lo que permitirá calibrar su nivel de implicación en la causa. Eso, en un futuro no definido, debería tener premio en forma de beneficios fiscales (rebaja en el impuesto de recogida municipal de basuras, del mismo modo que usar los puntos verdes también genera descuentos) para las zonas más comprometidas con el medio ambiente y con que Barcelona pueda llegar al 55% de reciclaje en el 2025 y ahorrarse otra multa de Europa (la del 2020 está por llegar).

Viejos hábitos

Pero puede tener un efecto 'boomerang' y que empiece a aplicarse el pago por generación de residuos, es decir, el cobro al ciudadano en función de su comportamiento a la hora de desechar residuos, controlando el peso y volumen de la basura por hogar. Esto, sin embargo, no está en cartera, aunque sí hay otros municipios que lo aplican. Como tampoco lo está recuperar hábitos de la Barcelona anterior a los años 80, cuando las comunidades de vecinos tenían que hacerse cargo de la limpieza de su acera mientras el ayuntamiento hacía lo propio con la calle.

Desalojo de una casa ocupada en Sant Andreu, en julio del 2008

Desalojo de una casa ocupada en Sant Andreu, en julio del 2008. Los contenedores siempre en medio / Arnau Bach

En cualquier caso, la apuesta del consistorio no parece ser la de los contenedores inteligentes y si la del puerta a puerta. Aunque, a preguntas de la prensa, el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Eloi Badia, ha admitido que no hay un calendario de implantación para el resto de distritos. Al terminar el año serán cuatro los barrios con este servicio. De un total de 73. Y con el objetivo, compartido con este diario hace un mes, de que en 2025 la presencia de contenedores en la calle sea testimonial. "Tendremos ocasión de seguir hablando de este tema porque faltan muchos meses para que el nuevo contrato empiece a funcionar", ha apostillado la alcaldesa Ada Colau, amortiguando el titular. De todos modos, si se mantiene esa voluntad de que en cuatro años el puerta a puerta sea mayoritario, sorprende que a estas alturas no haya algo más sólido para avanzar en ese sentido.

Así las cosas, Barcelona va directo a un cambio de hábitos en el sacro arte de sacar la basura: bajarla solo por la noche y de manera fraccionada (hoy esto y mañana aquello), aprender bien qué va en cada bolsa (que no contenedor) y, quién sabe, reflexionar sobre el embalaje excesivo y la vida (y muerte) de los productos.