Tras varios meses de inactividad

Los manteros vuelven al vestíbulo de la estación de Plaça de Catalunya

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zentauroepp51633036 bcn manteros200107181526 / Álvaro Monge

Óscar Hernández

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Una veintena de guardias urbanos han desalojado esta tarde el vestíbulo de la estación de Renfe de Plaça de Catalunya, en la que también están los accesos a las líneas 1 y 3 de metro y al aparcamiento Saba. La operación policial se ha producido por sorpresa después de que Renfe haya avisado una treintena de veces desde mediados de diciembre del regreso de los vendedores inmigrantes. Hace ahora un año que el Ayuntamiento y la Generalitat acordaron un plan conjunto con Mossos y Guardia Urbana, con la ayuda de vigilantes de Renfe, para mantener despejado el intercambiador. Estas acciones policiales habían logrado ahuyentar a los comerciantes sin papeles del distribuidor subterráneo durante casi un año.

"La presencia de los manteros en el vestíbulo nos genera un problema de seguridad, ya que obstruye las salidas de emergencia de las instalaciones", explican fuentes de Renfe. "Además, estamos preocupados porque se espera un importante incremento de viajeros con la entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones ya que se prevé que más gente deje el coche y decida acceder al centro de la ciudad en tren", añaden.

Llamadas diarias a Emergències

Las mismas fuentes han explicado que desde el 22 de diciembre Renfe ha llamado al 112 en una treintena de ocasiones, más de una vez al día, para alertar de la presencia de los manteros y de la dificultad para moverse por el vestíbulo principal. "Pero la mayoría de veces no han venido –indicaron las mismas fuentes–. Y el problema no se soluciona". De hecho, los agentes han aparecido cinco veces en dos semanas. "Es que la Guardia Urabana ha estado estos días más  en la superficie por las Navidades y no ha podido bajar tanto", han contado fuentes municipales.

Ayer por la tarde, cuando este diario comprobó la existencia de unos 70 vendedores con su mercancía expuesta en mantas (bolsos, camisetas de equipos de fútbol y calzado deportivo en su mayoría) a lo largo del amplio vestíbulo, la situación cambió. De repente, una veintena de guardias urbanos peinaron el 'hall' desde la entrada de rambla de Cataunya mientras los vendedores corrían con sus enormes bolsas y se metían en los andenes del metro.

La protección del metro

"Ellos saben que en el metro están más seguros que en este vestíbulo porque allí no les van a perseguir ni a quitarles la mercancía. Porque si lo hacen, saltan a las vías y entonces hay que cortar la electricidad en la línea y consecuentemente paralizar el servicio", ha contado un vigilante. Precisamente. los vigilantes contratados por Renfe son los únicos que permanecen cada día en estas dependencias para ahuyentar a los carteristas y evitar que los manteros extiendan su mercancía en el suelo. Sin embargo, estos empleados de seguridad carecen de autoridad legal para impedirlo y, por supuesto, para requisar la mercancía o sancionar a los comerciantes de las mantas, lo que sí puede hacer la Guardia Urbana.

"Si a mí me quitan todos los bolsos que tengo aquí, pierdo de golpe unos 500 euros", explica Touré, un joven senegalés de 25 años que habla un perfecto inglés y que cuenta que llegó a Barcelona hace ocho meses. "Yo preferiría trabajar en la construcción, por ejemplo, pero no puedo sin papeles", aclara casi a modo de disculpa. "A nosotros no nos gusta vender, pero no nos dejan hacer otra cosa y tengo que pagar cada mes la habitación y la comida", añade.

Pasajera indignada

Pocos minutos después, en el lado del enorme vestíbulo que da al paseo de Gràcia, donde se encuentra Touré, aparecen diez guardias urbanos y varios vigilantes de seguridad y se repiten las carreras hacia el metro. Una mujer se encuentra de frente con la tromba de vendedores. "Casi me han pasado por encima y me he caíado. Acabo de llegar de París y allí no ves nada así, no hay 'top manta'. La verdad es que estoy alucinada", ha contado, nerviosa, Loreto Bayés, una administrativa de 48 años que transita a diario por las estaciones de Plaça de Catalunya y Urquinaona porque trabaja muy cerca.

El 092 dirige los desalojos de vendedores

A mediados de febrero del 2019, haca ya casi un año, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona pactaron con Renfe un plan de acción para mantener despejado y sin vendedores el vestíbulo del intercambiador subterráneo de Plaça de Catalunya. El plan preveía la acción conjunta de mosssos y urbanos, pero siempre a requerimiento de estos últimos. En las batidas para sacar a los vendedores participaban en las primeras operaciones el mismo múmero de agentes de ambos cuerpos. Renfe, por su parte, se comprometió a aumentar el numero de vigilantes. 

Tras meses de calma, estas fiestas navideñas volvió la actividad comercial clandestina. Los manteros ocupaban las aceras de la plaza de Catalunya y cuando aparecian los agentes bajaban a la estación. También han ido ocupando otras zonas de la ciudad, como los alrededores del puerto, en un interminable juego del gato y el ratón.