renovación total

Así será el lujoso Hotel Nobu Barcelona de Robert de Niro

El establecimiento de lujo, coronado por el famoso restaurante japonés del mismo nombre, abre el próximo jueves

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Patricia Castán

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Desde que Barcelona puso coto al crecimiento hotelero, el goteo de novedades viene dado por las licencias previamente concedidas o por las renovaciones con mayúsculas. Y en este último bando, la apertura del año será sin duda la del Nobu Hotel Barcelona, este próximo jueves, no solo por los destellos de la marca -cimentada en la gastronomía japonesa-, sino por el morbo de ver resurgir a un icono de los años 70 como fue la Torre Catalunya convertido en uno de los nuevos reclamos internacionales del alojamiento local. La joya de la corona, su restaurante, levanta también el telón esta semana en la planta 23 del rascacielos, con la promesa de una gastronomía (de momento, cenas) a la altura de sus vistas panorámicas.

Cuenta Jordi Mestre, el presidente de Selenta Group, propietario del inmueble, que desde que hace años cenó en el local de Nobu Matsuhisa en Londres, soñó con convertir el restaurante Visual, en lo alto del entonces Gran Hotel Torre Catalunya, «en el primer Nobu barcelonés». Sucedió luego que hace seis años el sello gastronómico (con 25 años de historia) dio el giro hacia la hotelería, como Nobu Hospitality -el chef asociado con el actor Robert de Niro y el empresario Meir Teper-, y el reto de Mestre derivó en reinventar todo el hotel para cumplir los mandamientos de la marca, que fusiona su lujo minismalista y familiar nipón con elementos locales de cada destino.  El propio De Niro ha descrito en ocasiones que con esta fórmula hotelera busco un lujo con el que sentirse cómodo, y donde el servicio, atento pero cordial, y pendiente de la experiencia del huésped.

Estilo propio

La alianza de Nobu y Selenta ha dibujado un nuevo hotel de puertas adentro, con 259 habitaciones (esta semana se abren 90, pero que mantiene su exterior tal cual era, más allá del elemento decorativo añadido en la parte de fachada que enmarca la entrada principal. Tapices de cuerdas componen la decoración de su vestíbulo, que dan paso al bar Kozara, una novedad que aúna sabores catalanes y japoneses, cócteles y despliegue de saques y whiskies, que se prevé «llevar a otros hoteles Nobu por el mundo», explica a este diario la directora general, Laurence Dubey.

El cuarto de Europa y tercero de España, se ha atrevido con una ubicación alejada del epicentro turístico de Barcelona, desde la confianza en que la remodelación de la estación de Sants la convierta en eje neurálgico. De hecho está a un paso de Montjuïc y cerca del centro, valora el hotelero, que ya convirtió las oficinas en hotel en el 2003.

Además de 40 suites, que integran espacios de trabajo y placer para turistas de negocios y vacacionales, el edificio ha incorporado la Nobu Suite de 150 metros cuadrados en la planta 22, spa, zonas de reuniones y espacios privados. Seguramente, pocos tan cotizados como los dos reservados del restaurante, pensados para clientes VIP y empresa, en la zona con mejor horizonte. Pero en el resto del restaurante, donde no falta la célebre barra de sushi, los ventanales abocados a Barcelona llaman tanto la atención como los elementos inspirados en Gaudí en su techo y columna central.

Si gastronomía y diseño son las claves de la compañía, en Barcelona han adoptado tonos mediterráneos y otros guiños para su interiorismo, que en las habitaciones traslada a Japón de forma relajada, con maderas nobles (hasta en la bañera), kimonos... y siempre la ciudad de fondo. Precisamente, para darse a conocer entre los autóctonos, el hotel abre con una tarifa promocional de 250 euros con desayuno (en lo alto) incluido, y luego tendrá un precio especial para los viajeros catalanes, avanzan. Con el mismo fin, se ha lanzado un menú Omakase (del chef) por 80 euros (sin bebidas).

Tan importante como su estilo zen será el servicio, asegura Dubey, tras haber entrevistado personalmente a muchos de los 150 nuevos fichajes que se suman a una treintena de antiguos trabajadores, aglutinando 40 nacionalidades. Entre ellos, dos sushi chefs locales. Todos con formación intensiva estas semanas para cumplir con los estándares Nobu, sentencia la directora. Para que el listón esté tan alto como en Los Ángeles o Tokio.

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