BARCELONEANDO

Tvboy y san Òscar Camps

En el tributo del artista al fundador de Open Arms en la Barceloneta hay cierto cachondeo rayano en el sarcasmo

Un bañista se limpia la arena de los pies junto al dibujo de Òscar Camps pintado por Tvboy en la Barceloneta

Un bañista se limpia la arena de los pies junto al dibujo de Òscar Camps pintado por Tvboy en la Barceloneta / periodico

Ramón de España

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Cada vez que Tvboy (Salvatore Benintende; Palermo, 1980) se manifiesta en algún rincón de Barcelona, me desplazo hasta donde sea para ver con mis propios ojos la nueva contribución artística de este comentarista social que llegó a nuestra ciudad en el 2004 y aquí sigue desde entonces. Hay que darse prisa, ya que, a veces, algún espabilado se lleva la obra a casa y no la volvemos a ver, como sucedió con el homenaje a Rosalíaconvertida para la ocasión en santa Rosalía.

El, digamos, homenaje a Òscar Camps (Barcelona, 1963) está en la Barceloneta, adonde me propulsé hace unos días recorriendo toda la Rambla a pie (algo que no hacía desde los Juegos Olímpicos del 92) y saliendo ileso de la experiencia. Nadie me robó la cartera o el móvil, nadie me apuñaló y nadie me hizo propuestas deshonestas: disfruté tanto de mi aventura urbana –aunque a veces temía ser detenido por la 'fashion police' del ayuntamiento por ser el único que tenía el descaro de circular con pantalón largo–, que igual la repito un día de estos, pero a las tres de la mañana y en pleno viaje de ácido.

En un mar de dudas

Plantado ante la nueva pieza de Tvboy, recordé todos los comentarios elogiosos que había leído en la prensa, coincidentes en que la cosa era un homenaje al fundador de Open Arms, y debo decirles que para mí las cosas no están tan claras. Tvboy recurre permanentemente a la ironía, sobre todo en sus falsos santos (Rosalía o Ada Colau, entre ellos), y detecto en la imagen del señor Camps cierto cachondeo rayano en el sarcasmo. Ese hombre con aureola que sostiene a un negro exhausto (quizá muerto, Dios no lo quiera) sugiere cierto pitorreo por parte del artista y una pregunta no formulada: «¿Quién te has creído que eres, fantasmón?».

De ahí pasé, inevitablemente, a reflexionar sobre el señor Camps, que últimamente sale más por televisión que Belén Esteban. ¿Me lo creo o no me lo creo? La verdad es que vivo en un mar de dudas. Basta con entrar en Facebook para observar que el fundador de Open Arms es 'trending topic' permanente, y ahí nadie duda (supongo que en Twitter debe pasar lo mismo, pero en ese terreno ideal para el linchamiento y el exabrupto no tengo el valor de entrar). Básicamente, el personal se divide, exagerando un poco, entre quienes le concederían el Premio Nobel de la Paz al señor Camps y los que lo enviarían a presidio por colaborar con los traficantes de personas. Se supone que los unos son los 'progres', y los otros, los fachas. Se supone.

Y, mientras tanto, van saliendo en los papeles (y 'on line') antiguos trabajadores suyos de su empresa de salvamento marítimo en playas de la costa catalana, asegurando que era un tirano, un explotador y un jeta. Como le pasó también a alguien que me lo recuerda un poco, Julian Assange (no sé cuándo ese hombre dio muestras de peor juicio, si cuando tomó partido por el ‘procés’ o cuando se hizo amigo de Pamela Anderson).

Mala espina

Igual es que soy muy mala persona y no me he dado cuenta de ello, pero hay algo en personajes como Assange, Camps y la adolescente salvaplanetas Greta Thunberg (por no hablar de la difunta madre Teresa de Calcuta, la mujer de la que Christopher Hitchens dijo que no era amiga de los pobres, sino de la pobreza) que me da muy mala espina. Tengo un amigo médico que ha hecho grandes cosas en países subdesarrollados y del que nadie sabe nada. Como nadie comenta los miles de náufragos que rescata cada año la Armada a través de la unidad de Salvamento Marítimo. Mezclar la bondad con la celebridad es lo que tiene: siempre se da la impresión de aspirar a algo más de lo que se declara.

Uno también es un agnóstico para estas cosas. Soy incapaz de militar con los progres o con los fachas. Òscar Camps es un enigma para mí, pero no me extrañaría verlo metido en política. No sé qué opinará Tvboy, pero si su retrato es un homenaje, yo soy Jorge Javier Vázquez: no creo capaz a nuestro Banksy de pedir la beatificación del navegante antisistema más famoso del mundo.