NUEVO AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Los actores sociales piden a Colau primar la vivienda, el comercio y la seguridad

La AAVV Ciutat Meridiana, Barcelona Oberta, el Sindicat de Llogaters y el Gremi d'Hotels expresan sus deseos al nuevo gobierno

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Beatriz Pérez

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Cuatro años después de la llegada de Ada Colau a la alcaldía de Barcelona, Ciutat Meridiana (Nou Barris) sigue siendo "el último barrio" de la ciudad, el que tiene la "renta per cápita más baja". Lo dice Fili Bravo, presidente de la Associació de Veïns de Ciutat Meridiana. En este barrio, conocido como 'Ciudad Desahucio', se siguen produciendo unos cuatro o cinco desahucios por semana. "Hay más de 200 familias que ocupan pisos por necesidad", dice Bravo. Por eso cree que la vivienda y las obras de mejora del barrio son las dos principales áreas que, sin más dilación, debe abordar el nuevo Gobierno municipal.

"Faltan equipamientos: la asociación de vecinos lleva 24 años en un barracón provisional. Y hay obras pendientes: como la salida de la calle de Pedraforca, las de la zona deportiva, las escaleras mecánicas o el paso a Can Cuiàs [en Montcada i Reixac]", explica Bravo. El paro en el barrio también es un gran problema. "Es verdad que con Colau hubo diálogo y algunas mejoras, pero la precariedad es tan grande, que no llegan".

Turismo "sostenible y de calidad"

Por su parte, Gabriel Jené, presidente de Barcelona Oberta (entidad compuesta por diferentes ejes comerciales locales), pide al nuevo ayuntamiento "recuperar la confianza con el sector privado y económico". "El comercio ha estado carente de una colaboración público-privada. También hay que mejorar la seguridad -algo relacionado con el 'top manta'- y promocionar más Barcelona", señala. Según él, la capital catalana "ha bajado" en el "ránking" de ciudades turísticas. "El turismo que viene no tiene el poder adquisitivo de antes. Debemos lograr un turismo equilibrado sostenible, pero de más calidad".

A los comerciantes de Barcelona, asegura, les "preocupa" la gestión de una festividad como la Navidad. "No se ha tratado con el esplendor que la ciudad merece". "Barcelona necesita una rehabilitación importante. Nos han impactado mucho los atentados del 2017 y la situación política. Algo a lo que se ha unido la falta de promoción de la ciudad", concluye.

Control de los alquileres

Para el Sindicat de Llogaters, es imprescindible que las 10.000 viviendas vacías que actualmente hay en Barcelona "estén a disposición" de las administraciones públicas. Y, sobre todo, exige al nuevo ayuntamiento mano dura con el alquiler turístico ilegal. "En Barcelona hay pisos que se alquilan enteros pero por habitaciones. Es una situación alegal. Queremos que se regule este mercado negro. Se deben exigir licencias y limitar el tiempo máximo de uso", demanda Jaime Palomera, portavoz de este sindicato. 

Palomera reconoce que regular el alquiler de habitaciones turísticas depende de la Generalitat, si bien reclama a Barcelona una "normativa local". "El ayuntamiento, además, debe aumentar el parque público de vivienda, que actualmente no llega al 2%. Y, cuando haya solares públicos, debe priorizar que se haga en ellos vivienda pública". En este sentido, el Sindicat de Llogaters reclama que se levante vivienda pública en los pabellones "infrautilizados" de la Fira de Barcelona, en el entorno de la plaza de Espanya, así como también en las partes altas de aquellos edificios que no han alcanzado su altura máxima. Por último piden a Colau que combata, aún más, el acoso inmobiliario que ejercen algunos grandes propietarios.

Hoteles y seguridad

Para el Gremi d'Hotels de Barcelona es importante que el gobierno municipal "revierta" la "pérdida de prestigio" de la marca Barcelona. "También hay que replantear el Plan Especial Urbanístico de Alojamiento Turísticos (PEUAT), pues entendemos que se ha de regular el crecimiento, pero es inaceptable una norma que no permita mejorar la calidad de la planta hotelera de la ciudad", señala Jordi Mestre, presidente del Gremi.

Además, en materia de seguridad y civismo, los hoteleros reclaman el despliegue de una estrategia "eficiente, contudente y constante" en el tiempo que palie las "graves deficiencias" que, en este sentido, sufre Barcelona y que "están perjudicando gravemente la calidad de vida de la ciudadanía y visitantes".