ESPACIO PÚBLICO

Un corrillo contra el machismo

La iniciativa 'Vecina, baja a tu silla' congrega a una veintena de mujeres de todas las edades en una plaza del barrio de Bon Pastor

Un grupo de mujeres debate sobre género en la plaza de Félix Rodríguez de la Fuente, ayer.

Un grupo de mujeres debate sobre género en la plaza de Félix Rodríguez de la Fuente, ayer. / FERRAN NADEU

Luis Benavides

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

“Si dices que eres una musulmana feminista te miran raro. Mucha gente piensa que todas somos sumisas y analfabetas”. Así arrancó su intervención una joven durante el primer ‘Vecina, baja tu silla’ del barrio barcelonés de Bon Pastor, un debate sobre género y mucho más a pie de calle, donde todas las participantes pudieron aportar su punto de vista, compartir experiencias e inquietudes.

Este corrillo con espíritu reivindicativo –empezando por el mero hecho de ocupar el espacio público con sillas- congregó a una veintena de mujeres, de diferentes edades y procedencias, el jueves por la tarde en la plaza de Fèlix Rodríguez de la Fuente. “La primera vez que me dijeron de entrar en la asociación les dije que no tenía tiempo, que tenía que hacer cosas en casa, cuidar a mis sobrinos, hacer la compra, estudiar…  Pero luego recapacité. Tenemos que estar en estos sitios si queremos que algunas cosas cambien”, recordó Noemí, de 30 años,  miembro de Voces Gitanas, un programa de radio que derivó en una asociación en el 2011.

Durante las dos horas de tertulia se desmontaron muchos mitos. Noemí, por ejemplo, aunque se presentó como una gitana atípica, quiso desmentir que la cultura calé oprima a la mujer. “Cuando hace 600 años llegó a España la mujer gitana chirriaba mucho; porque era libre, llevaba el pelo suelto, daba el pecho a sus niños en la plaza y llamaba la atención”, recordó esta joven estudiante de Derecho, quien aseguró que muchas cosas han cambiado en su familia con el tiempo, a base de reeducar a los hombres de la casa. "Mi madre los tenía muy mal acostumbrados –reconoció-, pero ahora mis hermanos ya hacen cosas impensables hace años como poner lavadoras o bajar la basura”. 

Las precursoras

Este peculiar foro, con un feminismo abordado desde la interseccionalidad como protagonista, torpedeó estereotipos enquistados. La iniciativa no es nueva. Empezó en el barrio de la Verneda i la Pau, de la mano de Les Vernedes, un grupo de vecinas que promueve la participación, la visibilización y la inserción laboral de las mujeres. Tres de sus impulsoras participaron en esta mesa redonda -sin mesa pero con asientos- organizada en Bon Pastor en calidad de invitadas especiales. Ellas ya han bajado las sillas a la calle en tres ocasiones y en la última reunieron a más de 60 conciudadanas con ganas de decir la suya. “Éramos un grupo de mujeres que estábamos en vocalías de diferentes asociaciones y nos sentíamos solas porque éramos pocas, minoría. Y un día decidimos unirnos para ser más fuertes”, explica Charo, quien reconoce que hasta que no entró en este espacio de mujeres entendía el feminismo de una forma bien distinta, como algo radical. Eso le hizo creer el sistema heteropatriarcal.  “Ahora en cambio, cada vez presto más atención a los micromachismos que nos rodean y me rebelo”, remachó.

Jacoba, también miembro de Les Vernedes, tomó la palabra para pedir a las mujeres una mayor sororidad, un concepto acuñado por las feministas para referirse a la fraternidad o cooperación femenina: “No tengamos pudor para contar que nuestro marido nos levanta la mano o por explicar que nuestra vecina pasa por una momento complicado. No podemos permitir ni un solo maltrato”. Aplauso cerrado. La visita de Jacoba a Bon Pastor le trajo muy buenos recuerdos de infancia. Creció en la zona de las Casas Baratas y en verano ya sacaban las tumbonas para charlar a la fresca. “Todos nos conocíamos, sabíamos qué le pasaba a cada familia. Veníamos de diferentes partes de España, porque también había inmigración, pero interior, y nos ayudábamos”, recordó.

El ‘Vecina, baja tu silla’ del jueves era solo una de las actividades programadas del 21 al 30 de marzo por Energies Comunitàries en la conocida como Franja Besós de Sant Andreu (Baró de Viver, Trinitat Vella y Bon Pastor), un programa municipal que persigue que los vecinos, entidades y equipamientos de los barrios se conozcan, se reconozcan y conecten. En otras palabras, se trata de bombardear una paradoja a la orden del día: vivir individualmente en un mundo hiperconectado. Y que los barrios sigan siendo barrios. Bajar la silla a la calle como antaño es un primer paso.