BARCELONEANDO

Teresa Plumed o el arte de maquillar acariciando

Nacida hace 97 años en Monreal del Campo (Teruel), fue una de las maquilladoras pioneras del cine español

zentauroepp47231656 teresa plumed190305210044

zentauroepp47231656 teresa plumed190305210044 / periodico

Mauricio Bernal

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En el mismo bloque de la calle de Nou de la Rambla donde todos los días ocupa su sillón en la galería para que la acaricie el sol, en ese mismo bloque, hace muchos años, en tiempos de la posguerra, el vecino de abajo le propuso un día a la joven Teresa Plumed que fuera su asistente en labores de maquillaje. Rodrigo Gurucharri se llamaba, un nombre que aún tiene presente la gente del cine, un hombre que prestó su cosmético arte a decenas de películas de aquella época y de la época siguiente, ‘El último cuplé’, ‘Texas kid’, ‘Donde tú estés’, ‘Tuset street’, porque el espacio es corto y se pueden nombrar solo unas cuantas. "Y yo… ¿Yo qué sé de maquillaje?", recuerda Teresa que le contestó a Gurucharri, al vecino, y él le dijo que ya le enseñaría. Lo recuerda Teresa desde los 97 años que asolea en la galería, en su viejo piso de Nou de la Rambla, donde se cuelan los rayitos del invierno, donde ha vivido toda la vida.

"Recuerdo que alguien me dijo: 'Cuando me maquillas, Teresa, cuando me maquillas me acaricias'"

Empezó con esa asociación entre colindantes una larga y simbólica carrera, larga porque se prolongó durante décadas –forma parte de la Asociación de Veteranos de RTVE, que en el 2013 le rindió homenaje– y simbólica porque Teresa Plumed, que aquí hay que volver a escribir así, con nombre y apellido, asumió la condición de primera espada tras el retiro de Gurucharri, y de este modo se convirtió en la primera o una de las primeras maquilladoras en jefe del cine español: una pionera. "Fui ayudante de él muchos años hasta que sufrió una embolia en la mano, justo la mano derecha, y no pudo seguir trabajando. Yo estaba especializada en maquillar a la figuración, pero no más que eso, era la asistente y pensé que me quedaba sin trabajo. Pero la gente me apreciaba. Me decían que tenía unas manos preciosas. Recuerdo que alguien me dijo: ‘Cuando me maquillas, Teresa, cuando me maquillas me acaricias’".

"Mi Tere", "Teresita"

Dio el salto a la primera línea Teresa Plumed, recuerda sentada en el sillón, acaso su favorito, las manos cruzadas sobre el regazo mientras el sol baña con suavidad la galería. En una caja de plástico ordenada con primor conserva los recuerdos de aquella época, sobre todo fotos que los artistas de entonces le regalaban con la debida dedicatoria, la agradecida dedicatoria para quien maquillaba igual que acariciaba: "Mi Tere", "Teresita", "Teresita Plumed", empiezan algunas, con el dardo de cariño que llevan a bordo los diminutivos. Hay fotos de Marisa Bell, de John Mills, de Magali Noël, de Paco Rabal, de Michèle Morgan, de Lola Flores, decenas y decenas de fotos, todas las que se pueden acumular en decenas de años de trabajo. "Para la suntuosa Teresita. Recuerdo de Alberto Closas", escribe o escribió Alberto Closas en una foto suya con pose de galán. "A Teresita, con un cariñoso abrazo de Sarita", escribe o escribió Sara Montiel en una foto suya con pose de Sarita. Con el rostro más bello del cine español Tere o Teresita o Teresita Plumed tuvo una relación más estrecha, y en el sillón de la galería mientras el sol reparte rayitos invernales recuerda que una vez, en prueba de amistad, le regaló un anillo. "Un anillo con la piedra de Piscis, porque yo soy Piscis, una piedra azulada de lo más bonita".

En una caja de plástico atesora cientos de fotos autografiadas de las estrellas de la época

"En esta galería me paso la vida lo más de bien", dice Teresa Plumed, y luego, para subrayar la idea, la idea de que en esta galería el sol pega con amor, luego añade: "Mari a veces me dice que vayamos a dar una vuelta, y entonces yo le digo: 'Mari, pero qué dices, si aquí estoy la mar de bien'". Mari es María Barrientos, la boliviana que la cuida y la acompaña, que por la mañana o por la tarde se sienta a hablar con ella en el sillón del otro extremo de la galería. Algunos recuerdos a Teresita Plumed se le han extraviado por el camino, porque en un siglo se pierden muchas cosas, pero ahí están la caja y las fotos y los documentos, porque también hay documentos, y la lista de las películas en las que trabajó, bien como ayudante de Gurucharri, bien como la jefa de todo esto: ‘Los Tarantos’, ‘Plácido’, ‘La dama de Beirut’, ‘¡Arriba las mujeres!’, ‘Huellas del destino’. Porque el espacio es corto y se pueden nombrar solo unas cuantas.