CULTURA PARA TODOS

Barcelona aspira a alcanzar la accesibilidad total en el 2026

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Natàlia Farré

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El Pla d’Accessibilitat Universal de Barcelona prevé que la ciudad sea totalmente accesible en el 2026 para toda clase de colectivos, no solo en el aspecto físico, sino también en el cognitivo y sensorial. Y pese a que Barcelona es una de las ciudades europeas más accesibles, queda aún mucho por hacer. Así que lo suyo es avanzar en todos los frentes, y el que tocaba ayer era el cultural. En el 2017, se creó la Taula d’Acessibilitat dels Museus i Centres Expositius, un grupo de trabajo en el que participan representantes de 15 equipamientos culturales y personas con diversidad funcional, que muestra las pautas a seguir para que ningún ciudadano, independientemente de su condición, quede al margen de la cultura de la ciudad. El resultado, en el 2018, fue una inversión de 60.000 euros, salidos de la tasa turística, y una serie de variadas actuaciones que permiten mejorar la experiencia de los públicos con discapacidad. 

Así, en la exposición 'Dissenyes o treballes?' del Museu del Disseny hay siete láminas en relieve, para ser vistas con los dedos, acompañadas de otros tantos audios; y en el monasterio de Pedralbes, la tumba de la reina Elisenda de Montcada luce en formato original y en formato maqueta táctil de tres dimensiones. Hay más proyectos: como el vehículo para personas con movilidad reducida que ha adquirido el Jardí Botànic o los anillos magnéticos que permiten limpiar el ruido de fondo para la mejor escucha de aquellos que llevan audífonos o implantes cocleares que están disponibles en varios centros. Además de la adecuación de los textos, para hacerlos más comprensibles, realizada por muchos de los museos que participan en la Taula. 

Democratización turística

"La tendencia general histórica ha sido que la gente debía adaptarse a la ciudad, aquí el planteamiento es al revés: cómo conseguir que la ciudad se adapte a todo el mundo", a juicio de Joan Subirats, comisionado de Cultura. Y no basta con romper las barreras físicas, las más evidentes hasta la fecha. "Hemos de trabajar sobre todo en las barreras cognitivas y sensoriales para poder llegar a la accesibilidad 100% al mismo tiempo que se hayan eliminado todas las barreras físicas", sostiene Gemma Tarafa, comisionada de Salud. La accesibilidad arquitectónica va un paso por delante, cierto, pera aún quedan espacios, sobre todo en edificios antiguos, donde queda camino por recorrer: por ejemplo, en el 2019, se arreglará el acceso a la planta inferior del monasterio de Pedralbes para poder llegar hasta el huerto; y en el castillo de Montjuïc no todo el monte es orégano.

Ambos sectores, Cultura y Salud, trabajan conjuntamente para llegar al 2026 sin ningún tipo de barreras a través del Institut de Cultura de Barcelona (Icub) y el Institut Municipal de Persones amb Discapacitat (IMD). Todo ha sido financiado con la tasa turística, "una manera de revertir en la sociedad lo generado por los visitantes", apunta Agustí Colom, concejal de Turismo. Va más allá: "Se trata también de favorecer el turismo inclusivo, no como elemento de buscar nuevos mercados, sino de democratización turística: aquellas personas que quieren visitar la ciudad deben poder hacerlo sin barreras". Y todo realizado con el apoyo y la experiencia que los que tienen discapacidad: "nada para nosotros sin nosotros" es la reivindicación de las 40 personas contratadas, a través de un plan ocupacional, para llegar de la mejor manera al 2026 con el 100% de accesibilidad conseguida.

El ayuntamiento no es la única institución que trabaja para acercar la Cultura a todo el mundo, en el otro lado de la plaza de Sant Jaume, la Conselleria de Cultura' está realizando un diagnóstico de los equipamientos culturales de toda Catalunya para conseguir un acceso universal a la Cultura y llevar al 2030 con "la accesibilidad universal al conjunto de museos", tal como marca el Pla de Museus de la Generalitat. 

Tumba en braille para Elisenda de Moncada

Elisenda de Montcada fue reina, la esposa de Jaume II, el Just; y fue una mujer con poder: pocos le tosían. Era noble, dos linajes catalanes importantes corrían por sus venas: el de los Montcada y el de los Pinós. Fue viuda, y también devota: fundó el monasterio de Pedralbes para ganarse el cielo. Todo ello se ve en su sepulcro, una tumba de doble vertiente, o lo que es lo mismo, una tumba con dos caras: la de reina y la de viuda (penitente o monja). El suyo es uno de los conjuntos mortuorios del siglo XIV más importantes de Catalunya, sino el que más. Y con escasos paralelismos con otros sepulcros, solo en Nápoles, en el monasterio de Santa Clara, luce uno similar: el del rey Roberto I.

La reina, en vida, dio la orden de construir su tumba en el cenobio, donde residió sus últimos 37 años. No lo hizo como clarisa, sino como soberana retirada en un palacio adosado al monasterio, lugar desde el que siguió influyendo tanto como pudo y que ordenó derruir tras su muerte. Tenía claro cómo quería mostrarse al mundo una vez fallecida, como reina; y tenía claro, también, que aspiraba a que las monjas de clausura rezaran por su alma y, de paso, por la de su marido, desde el claustro, pues dejó escrito en su testamento que si ella no lograba la vida eterna por sus actos, lo lograrían los rezos de las clarisas. Así, su monumento funerario se levantó en la pared que separa el claustro del monasterio de la iglesia. De manera que la figura esculpida en mármol de reina yacente (con mato y corona real) luce en el presbiterio y la misma, pero con aspecto de penitente, es visible desde el cenobio.

Maqueta con firma de artista

Verlas a las dos no es fácil. La reina solo está visible en horario de oficio religioso: de 11 a 13 horas y de 18.30 a 19.30 horas. La penitente, durante la apertura del museo del monasterio. La maqueta que rerpoduce el sepulcro, no solo ayuda a la compresión del monumento funerario a las personas con discapacidad visual sino que también es un apoyo para todo el mundo, pues muestra el sepulcro por entero. Es más, permite ver también su magnitud, ya que la parte superior del original está tapada por el primer piso del claustro, posiblemente porque la tumba se pensó antes de que se levantara el patio. Se desconoce su autor, aunque presenta rasgos estilísticos propios de los talleres que trabajaban para la corona catalana en ese momento, y se especula con la posibilidad de que la esculpieran  Pere de Guines o Aloi de Montbrai  ahí por 1343. 

Se desconoce el autor que cumplió los deseos de Elisenda de Montcada, aunque el monumento presenta rasgos estilísticos propios de los talleres que trabajaban para la corona catalana en ese momento, y se especula con la posibilidad de que la esculpieran Pere de Guines o Aloi de Montbrai ahí por 1343. Sí tiene firma la maqueta, una pequeña obra de arte que presume de madera y pintura no tóxica, además de autoría: la de Anna Marín. Recoge en escala 1.8 todos los detalles de la original (ángeles turiferarios y santos: santa Isabel y san Jaume, patronos de los reyes, y santa Clara y san Francesc, fundadores de las ordenes franciscana y clarisa, incluidos) y adjunta explicaciones fáciles, con un cuerpo de letra de gran tamaño, y textos también en el sistema braille. 

No solo eso, la peana es giratoria para ver ambos lados y, además,  sube y baja para garantizar que las personas que se mueven en silla de ruedas puedan tocarla. Sí tocarla, Anna Castellano, directora del museo del monasterio invita a todo el mundo a pasar las manos sobre la pieza. 18.635 euros de monumento sepulcral financiados por el Institut Municipal de Persones amb Discapacitat a través de la tasa turística.