proyecto a largo plazo

Colau retirará al fin los carteles 'antiniños' de todas las plazas

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Helena López / Barcelona

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Pese al optimismo en la redacción del plan, uno de cuyos retos es, palabras textuales, que la ciudad incluya zonas específicas de juego "aún mejores que las actuales", el punto de partida deja bastante que desear. La "ciudad jugable que imaginaba Ada Colau cuando inició el mandato que ahora termina aún queda a años luz. En la Barcelona del 2019 solo el 18% de las áreas de juego infantil tienen fuentes próximas, y las placas de "prohibido jugar a pelota" dominan todavía infinidad de plazas. Dos circunstancias, eso sí, que la medida presentada este miércoles intentará paliar: la alcaldesa ha anunciado de forma oficial la tantas veces prometida retirada de los denostados carteles 'antiniños' del espacio público y se marca el objetivo de que en el 2030, sin prisa, el 40% de las áreas de juego tengan agua a mano.

El bautizado como Plan de juego en el espacio público con horizonte 2030 incluye otras medidas como cortar el tráfico de una calle principal en cada distrito cada domingo por la mañana (iniciativa complementaria a las peatonalizaciones permanentes de las supermanzanas), o "transformar" los patios escolares. En este punto, su idea es "trabajar y mejorar progresivamente" los cerca de 200 patios de centros educativos de la ciudad, tanto de primaria como de secundaria, "fomentando la coeducación y sus usos comunitarios" (que los patios escolares no sean solo lugares donde los niños -los futuros hombres- jueguen a pelota y las niñas queden expulsadas a la periferia). 

Y, detrás de las vallas de los colegios y con ese mismo empeño de transformar la ciudad, "toda la ciudad", en un lugar jugable, el plan plantea "microintervenciones urbanas" en los entornos escolares para que se conviertan en espacios de encuentro. Actuaciones básicas como ganar superficie en las aceras para favorecer la posibilidad de juegos espontáneos. Que las criaturas puedan jugar a pilla a pilla.

“Mama, tengo pipi”

Otra de las asignaturas pendientes, quizá la más tabú, para hacer la ciudad más amable para los pequeños es la instalación de lavabos públicos, algo que facilitaría la vida de los niños y, sobre todo, de sus progenitores. El plan prevé para afrontar el escatológico asunto la apertura de chiringuitos-bar en los espacios lúdicos donde ofrecer "lavabos y préstamos de juguetes" (además de un lugar en el que los padres, en la mayoría de ocasiones las madres, puedan encontrar un espacio mientras su descendencia se cansa).

La concejala Laia Ortiz ha destacado lo pionero de un plan "sin precedentes ni en la ciudad ni en el Estado". "El juego es un derecho fundamental, tan importante para el desarrollo de los niños como el derecho a la vivienda y el derecho a la alimentación- ha reivindicado la concejala-; priorizar el juego hace la ciudad también más segura, más pacificada".

Espacios más accesibles

"Queremos darle la vuelta a una manera de entender la ciudad. Poner el urbanismo al servicio de los niños. Un urbanismo que no criminalice el juego, como había pasado antes", ha apuntado la concejala de Urbanismo, Janet Sanz, quien habla de "revolución" para referirse a esta nueva mirada. Sanz ha justificado que el plan se presente a pocos meses de terminar el mandato explicando el trabajo previo hecho hasta ahora. "Hemos definido el nuevo modelo de construcción de áreas infantiles y hemos establecido cinco nuevos espacios de juego singulares que empezarán a funcionar esta primavera", ha concluido la edila, quien también ha sacado pecho de que durante este mandato han incorporado 40 zonas infantiles accesibles a niños con movilidad reducida (hoy por hoy, solo el 25% de las zonas infantiles son aptas para todos los niños, y el objetivo es que en el 2030 lo sean todas).

Objetivos para el 2030

Si cumplen con lo prometido en el plan, en el<strong> 2030</strong> ningún área de juego en la ciudad tendría que tener menos de 50 metros cuadrados.