BARCELONEANDO

Los discos del sargento Apone

La tienda de Riera Baixa Discos Edison's gestiona el legado musical del fallecido actor Al Matthews, marine, locutor de radio y famoso por su papel en 'Aliens: el regreso'

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Mauricio Bernal

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Algunos, cuando sale a colación el nombre de Al Matthews, recuerdan su papel de general Tudor en ‘El quinto elemento’, otros el de jefe de bomberos en ‘Superman 3’, otros el de locutor de radio en ‘Lunes tormentoso’, pero tarde o temprano todo converge en un nombre, el del sargento Apone, y en un título, ‘Aliens: el regreso’, y en la imagen de ese militar del espacio recio y de risa estentórea que se pasa la película dando alaridos y mascando un cigarro. Apone fue el apellido ineluctable de todos los obituarios que se escribieron cuando el actor de Brooklyn apareció muerto en su casa de La Zenia (Alicante) en septiembre, amén de las menciones a su pasado como marine en la guerra de Vietnam y su desempeño como locutor en Radio 1 de la BBC –el primer locutor negro de Radio 1 de la BBC.

Hace un par de años, alguien llamó a la tienda diciendo que tenía la colección de discos de Al Matthews

Lo que no quedó consignado en esos obituarios fue que el mismo día y a la misma hora que el tanatorio de Pilar de la Horadada acogía su funeral, lejos de allí, en la tienda de discos Edison’s, en el número 10 de la calle de la Riera Baixa, en Barcelona, Matthews era objeto de una ceremonia de despedida algo menos formal. Salpicada con whisky, salpicada con música de DJ, salpicada con anécdotas de quienes habían tenido la fortuna de conocerlo. La tienda de discos Edison’s y el memorable sargento Apone tenían una historia en común.

Tres baúles de música

Un día, hace poco más de dos años, la propietaria de Edison’s Elisabeth Clare recibió la llamada de un hombre que le dijo: "¿Tú conoces a Al Matthews? Yo tengo su colección de discos". El actor protagonizaba su propia versión de jubilación mediterránea en La Zenia, necesitaba el espacio que le quitaban los discos y quería venderlos. "Y este señor, una especie de mánager, llamó aquí. Realmente nunca supe por qué. Supongo que porque solemos hacer subastas. Habrá tecleado 'subastas' y 'discos', o algo así, y le habrá salido nuestra tienda, y llamó. La verdad es que yo ni siquiera sabía quién era Al Matthews". Elisabeth y su novio se desplazaron a La Zenia a conocer al actor y al final se quedaron sus discos en depósito. La dueña de Edison’s recuerda esa visita, la primera de tres, porque los citó en el Cambridge Pub, que era como una especie de segundo hogar. El lugar estaba y sigue estando decorado con una profusa memorabilia de sus tiempos de estrella –secundaria– del cine.

Al Matthews era un amante de la música, y en sus tiempos londinenses llegó a editar un sencillo, ‘Fool’, que llegó al puesto 16 de los más vendidos en el otoño de 1975. Su colección constaba de 800 discos marcados por el eclecticismo: de Bob Mould a Bobby Womack, de Chaka Khan a Millie Jackson, de Bob Dylan a The Valentine Brothers. "Este era su preferido", dice la propietaria sosteniendo un vinilo entre las manos: el de Aretha Franklin ‘One lord, one faith, one baptism’. Tres baúles que no carecen de dignidad se bastan para contener la colección.

Matthews fue locutor de radio, marine en Vietnam y cantante

La conjunción entre Edison’s y la música del sargento Apone ha cambiado las cosas en la tienda. Al pequeño estudio de grabación que hay en medio del local se accede por una puerta donde está pintado el rostro de Matthews y unas letras grandes que rezan: ‘The Al Matthews room’. Un pequeño alien repta por ahí. En la entrada de la tienda hay un dibujo autografiado del actor en el papel de Apone junto a una cesta llena de corazones púrpuras, guiño a las dos insignias que ganó Matthews en Vietnam. La sesión de DJ inspirada en su música que presidió el funeral pagano se vuelve a oír de vez en cuando en el local, las noches en que se organiza un nuevo tributo al actor; hay ‘jam sessions’ y se proyectan sus películas. Elisabeth ha marcado todos los discos de la colección con un pequeño sello que certifica que alguna vez fueron propiedad del sargento Capone, y cada cierto tiempo le hace llegar las ganancias a las familia. Sin cobrar comisión.