Daniel Mòdol: "El mejor político del ayuntamiento es Janet Sanz"

El arquitecto y urbanista Daniel Mòdol se dio a conocer durante el mandato de Xavier Trias porque suyo era el primer proyecto urbanístico de las Glòries. Acabó apartado de la transformación de la plaza, pero tal fue su vehemencia, que Jaume Collboni lo fichó para su lista de las municipales del 2015. Acaba de anunciar que pone fin a su fugaz carrera política, y como de costumbre, hace balance sin pelos en la lengua.

¿Se arrepiente de haber entrado en política?

En ningún caso, todo lo contrario. Me comprometí a cuatro años y sabía que era una experiencia temporal. No soy político, me dedico a la arquitectura y al urbanismo.

¿No se queda con ganas de seguir?

Es un trabajo apasionante, que engancha, pero los ciclos políticos son de cuatro años y ese era el acuerdo con el PSC. La precampaña ha empezado mucho antes de lo esperado y por eso he comunicado ahora mi decisión.

¿Es justa la imagen que el pueblo llano tiene de los políticos?

En absoluto. En el pleno municipal me he encontrado 40 compañeros entregados. Nadie se imagina la dedicación que requiere esto. Es el trabajo más exigente que he conocido jamás. Pero también hay aspectos mejorables: la política no puede quedar al margen de la exigencia de competitividad que se exige en el mercado laboral.

No habla como alguien que abandone la política. ¿Es un adiós para siempre?

No tiene porqué, pero hay que ser coherente. Ahora tengo mucho más respeto por la política, y hace cuatro años, con lo que sé ahora, habría asumido el reto de manera distinta

¿Qué cree que ha aportado al consistorio y a la ciudad?

Sobre todo, que es posible tener un perfil independiente en la política, aunque tenga su coste. Me he mantenido en ese perfil durante todo el mandato.

¿El PSC ha pagado algún precio?

Por las dos partes, si quiere. Tiene unos costes, pero enriquece porque es la suma de dos proyectos en positivo. Nos hemos respetado mutuamente.

¿Ha dicho y hecho lo que ha querido? 

No. Pero no por el partido. Uno de los aprendizajes más grandes es que debes hacer valer tu opinión pero buscando siempre el consenso y el interés general. Hay decisiones que no habría tomado de la misma manera, sobre todo en los tiempos, quizás por mi perfil técnico. Falta ser más estratégico y menos electoralista. Lo vimos en el show del tranvía durante el pleno de la semana pasada. Este ayuntamiento necesita un gobierno de 21 concejales para ser operativo. La ciudad no puede permitirse esta negociación permanente para tomar cualquier decisión.

"La fragmentación política lleva a que lo importante sea conseguir un pacto y no su contenido"

¿En alguna votación se ha quedado con ganas de votar en sentido contrario al de sus compañeros de partido?

No, pero sí en algunas situaciones habría pedido más tiempo para alcanzar un mejor resultado. El plan especial urbanístico de alojamiento turístico (PEUAT), por ejemplo, es un mal documento. Porque se pone en el mismo saco los apartamentos turísticos ilegales y los hoteles. ¿Por qué no se ha creado un plan de hoteles? ¿Por qué solo hemos sido restrictivos? Lo mismo con la reserva de 30% de vivienda a pisos públicos, el tranvía por la Diagonal, las supermanzanas, el plan de movilidad. Una de las grandes decepciones es esta, el cortoplacismo en las decisiones. La fragmentación política lleva a que lo importante sea conseguir un pacto y no su contenido.

El tranvía…

Exacto, ahí se escenificó un acuerdo que dice que vamos hacia atrás. Teníamos un acuerdo mucho más potente con calendario y fases y votamos ir tres pantallas más atrás. A veces, por buscar la foto se deja de lado la prioridad, que es la ciudad y su transformación. 

¿Cómo valora el mandato de Colau?

Me identifico con ella porque también soy nuevo en esto, pero ha pecado de generar muchas falsas expectativas. Ha tenido la capacidad de poner los focos o de magnificar problemas y no darles solución. Como el turismo o la vivienda. Ha fracasado porque no ha dado cumplimiento a objetivos que eran demasiado elevados. Pero el fenómeno Colau es positivo porque enseña el camino. El futuro no está en los partidos políticos, sino en este tipo de movimientos ciudadanos. Hacen falta equipos capaces de gestionar.

¿Icluiría a Valls en esos nuevos 'hubs' políticos?

No conozco exactamente su proyecto. Pero sí creo que todo gira en ese sentido y que en un par de mandatos ya no habrá partidos políticos. Si se fija, se va en la línea de esconder cada vez más las siglas y de buscar gente de fuera. Las ideologías cada vez están más relativizadas y repartidas. Hablar de derechas e izquierdas en el ámbito municipal ya no tiene mucho sentido. En el futuro veremos más casos como el de Colau o Valls; o el de Jordi Graupera. Esto hará que la sociedad civil se anime a entrar en política.

¿Algún partido le ha querido fichar?

En política se ha postulado mucho lo de los fichajes para dañar al oponente. Pero creo que todos saben que no soy un valor de un partido. Tengo muy buena relación con todos los partidos políticos y me he sentado con todos ellos.

No ha respondido la pregunta...

No hay ninguna oferta y es normal que no exista, pero me he sentado con todos los presidentes de todos los grupos municipales para hablar de la ciudad. Escuchar y aportar. Se me ha llamado díscolo, verso libre…, ese perfil no admite precisamente el mercadeo.

¿Como ha sentado en el PSC que haya sido usted quien anuncie su adiós?

No es una decisión no comunicada. He intentado encontrar el momento oportuno con respeto para no generar impacto negativo.

¿Lo mejor de estos cuatro años?

Me ha gustado mucho el ejercicio de construir consensos tanto desde la oposición como desde el gobierno. Me voy orgulloso de haber sido el primer concejal de Arquitectura, pero lo que más me ha gustado ha sido ser concejal de distrito. El contacto con la gente, la proximidad. El distrito tiene una agilidad que la gente no imagina: tomas una decisión y en dos semanas está hecho. Esa rapidez no te la da el ayuntamiento, donde todo es a medio o largo plazo. 

"En un par de mandatos ya no habrá partidos políticos en el ayuntamiento"

¿Y lo peor?

Ha habido experiencias muy difíciles. Una especialmente mala fue que me pusieran seguridad por pertenecer a un grupo municipal que estaba dentro de los que defendían la aplicación del artículo 155. No poder salir a la calle con normalidad, o recibir amenazas, para alguien de mi perfil, se ha hecho difícil de entender. También la convivencia con los socios de gobierno tuvo momentos muy desagradables.

¿Apoyaba el 155?

Como ciudadano, viví todo aquello con angustia y hacía falta alguna respuesta. Pero se confunden las cosas cuando se habla del 155. Era la intervención del Estado de la Generalitat, nada más que eso. Creo que era deseable, pero si ponemos dentro los presos políticos o políticos presos, no tiene nada que ver. Se intentaba restablecer una normalidad, y en ese sentido, lo veo positivo.

¿Presos políticos o políticos presos?

Le hablaré en clave muy personal. Este fenómeno empezó con políticos presos, pero está acabando con presos políticos. Tengo muy buenos amigos que están en prisión, como Josep Rull y Quim Forn, por lo tanto hay una vertiente personal que me impacta mucho y esta situación eternizada me parece horrible y no beneficia a nadie. Cuesta ver que haya un punto de vista estrictamente jurídico en el hecho de que esta gente siga en prisión a día de hoy.

¿Teme que solo se le recuerde por haber dicho que la Sagrada Família es una mona de Pascua?

Me han parado varias veces por la calle para comentar el tema, y la verdad es que estoy muy satisfecho de aquello. Lo hice cuando el PSC estaba en el gobierno con los 'comuns', y por eso tuvo mayor impacto. Pero fue una estrategia de denuncia porque en el pleno se votaba, a proposición del PP, mejorar los entornos del templo. Barcelona en Comú pactó la noche antes que votaría sí. Salté en plan denuncia: me parecía un argumento muy pobre y frívolo decir que las obras están cerca de su fin. Tengo una opinión pésima del edificio. Respeto el valor religioso pero no el arquitectónico. Espero que se me recuerde por otras cosas, pero sobre todo por no tener pelos en la lengua.

¿Partidario de echar a los vecinos?

Sería una incoherencia política enorme. No tiene ningún sentido. Imaginar derribar edificios para abrir el acceso a una iglesia me parece increíble.

Será el edificio más alto de Barcelona…

Me parece muy provinciano y un anacronismo. También me lo parece que se pueda hacer sin licencia. Dice muy pocas cosas buenas de la ciudad que alguien en nombre de la iglesia haga lo que le da la gana con este impacto sobre su entorno. Una ciudad que da juego a esto es muy poco ambiciosa.

¿Cómo está quedando Glòries?

Este proyecto es un error garrafal. Estamos enterrando millones de euros para no solucionar nada. Es más: empeoraremos la movilidad. No tiene sentido que la ciudad entierre 230 millones de euros para una infraestructura que no es necesaria. La Gran Via debería pasar en superficie.

¿Qué concejal de su oposición le ha sorprendido más en estos cuatro años?

La mejor política que hay en el ayuntamiento en Janet Sanz. Me las he hecho pasar canutas, pero es el animal político con más proyección y criterio. Es mi maestra, aunque lo haya sido a bofetadas, también es cierto. Siempre digo que la alcaldesa de Barcelona es Janet. También me maravilla el discurso de Alberto Fernández Díaz. Es un profesional de la política, el crack supremo, aprendes desde posiciones ideológicas distintas.

¿Tiene claro a quién va a votar?

Soy sociata (ríe), eso no me lo quita nadie.

Manuel Valls también es socialista…

(...) Yo seguro que sí soy socialista.

¿Pronóstico electoral?

Puede pasar por primera vez que quien gane no gobierne. Jaume Collboni es quien más opciones tiene para sumar con otros partidos, y personalmente me gustaría que lo hiciera con Valls.