DIFERENTES PROPUESTAS

La intensidad del tráfico pone en pie de guerra a los vecinos de Ballester

La calle de Ballester, la semana pasada

La calle de Ballester, la semana pasada / MAITE CRUZ

Luis Benavides

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La calle de Ballester mide apenas 500 metros de longitud y solo tiene dos semáforos, a la entrada y a la salida. Muchos conductores utilizan esta vía, situada en el barrio de El Putxet de Barcelona, como atajo para coger la ronda del Mig sin pasar por la neurálgica plaza de Lesseps. “Vivimos en una auténtica carretera cuando esta calle debería ser de uso residencial”, denuncia Peter Sotirakis, impulsor de la plataforma Pacifiquem Ballester.

Desde hace tres años Sotirakis vive en un bloque de pisos situado en el cruce de Ballester con Homer, considerado por los vecinos como un punto negro del barrio. “En apenas tres meses mi pareja y yo vimos desde la ventana cinco accidentes. Entre coches, coches y motos… Decidimos acercarnos a un Consell de Barri para preguntar si pensaban poner una solución y efectivamente acabaron poniendo un espejo en una esquina. Los vehículos que suben por Homer ya tenían un ceda el paso, pero muchas veces paraban en la misma intersección para ver si venían coches por la derecha”, recuerda este vecino de origen australiano.

El tráfico de paso, mayoritario

El pasado mayo contactó con otra treintena de vecinos con la idea de hacerse escuchar y mejorar la calidad de vida en una calle poco amable, con aceras estrechas y desgastadas, sin verde, sin actividad comercial y con un tráfico que consideran desproporcionado.  Se organizaron como plataforma y presentaron con algunas propuestas de mejora al distrito de Sarrià-Sant Gervasi, que se comprometió a realizar una medición para conocer la situación real de la calle.

Técnicos de movilidad del Ayuntamiento realizaron mediciones los días 25 y 26 de septiembre del pasado año, y comunicaron los resultados a los vecinos en diciembre. El estudio confirma que la calle sufre un volumen de tráfico considerable, alrededor de 5.500 vehículos al día, de los cuales el 60% se catalogaron como tráfico de paso porque atravesaron toda la vía hasta la ronda del Mig.

Aunque los técnicos municipales aseguran que la vía podría soportar hasta 6.000 vehículos diarios, los miembros de la plataforma catalogan de insostenible la situación actual. “Hemos sugerido una solución muy sencilla y barata: invertir el sentido en una parte de la calle, desde Ferran Puig. El tráfico que baja por esta calle podría girar a la derecha o a la izquierda. Este cambio impediría el uso de Ballester como atajo, pero no impediría el tráfico vecinal ni la circulación del bus de barrio”, explica el portavoz de los vecinos de la calle. “Los vehículos que bajan por la calle de la República de Argentina tendrían que bajar hasta Lesseps para coger la ronda del Mig, pero parece que eso no interesa. Nos dicen que es muy complicado por un tema de fases semafóricas y sentimos que sacrifican nuestra calle para no atascar la ronda del Mig”, añade.

La asociación de vecinos, de acuerdo pero con matices

Para sorpresa de Pacifiquem Ballester, los primeros en oponerse a la inversión de la calle han sido los otros vecinos del barrio. La Associació de Veïns del Putxet no respalda la inversión total o parcial de la vía. “Ballester es una calle problemática y entendemos perfectamente que los vecinos quieran vivir en un lugar más tranquilo, como en tantas otras calles de Barcelona, pero no podemos desvestir un santo para vestir otro”, puntualiza el presidente de la entidad vecinal, Francesc Ribera, quien considera que “la circulación en el barrio ya está bien organizada”.

Además de la contaminación acústica y atmosférica que comporta ese volumen de tráfico, la plataforma también denuncia que muchos vehículos superan el límite de velocidad y en ocasiones se suben a las maltrechas aceras. Pacifiquem Ballester se basan en los datos del ayuntamiento. Según las mediciones, el 40% de los vehículos superó los 30 kilómetros por hora. 

Una pilona móvil, el plan B

Plataforma y asociación vecinal coinciden en el diagnóstico, pero proponen recetas diferentes. Los primeros insisten en cambiar el sentido en una parte de la calle o poner una pilona móvil entre Berna y la ronda, un tramo con varios edificios históricos como la finca de ‘art nouveau’ Can Tosquella y el palacete isabelino de la fundación Rocamor. Para la asociación de vecinos, en cambio, la mejor opción sería reurbanizar la calle elevando las intersecciones. Ribera se compromete a dar prioridad a la reforma de la calle durante la próxima legislatura. “Se podrían poner aceras más anchas, poner árboles o jardineras, elevar los cruces… Pero todo esto no se puede hacer por decreto ley, sino que primero se debería encargar el proyecto y consultar con los vecinos”, explica Ribera.

El Distrito todavía no se ha pronunciado, a la espera de concluir un estudio que persigue conocer a fondo lo que implica la movilidad en esta calle, pero también en el área de influencia. "El distrito entiende que algunos vecinos querrían reducir los plazos, pero técnicamente no se puede ya que es necesario hacer este estudio en profundidad para encontrar la mejor solución, y en el encuentro ya se les informó de esto", recuerdan fuentes municipales.

La próxima reunión con los representantes del Distrito podría tener lugar en febrero del 2019, una vez acabe el estudio del tráfico en la calle. Será entonces cuando los técnicos del ayuntamiento plantearán una propuesta de posible solución. Sotirakis ya avanza que considerarán insuficiente cualquier reurbanización de la calle que no venga acompañada por un rediseño de toda la circulación en la línea del Plan de Movilidad del distrito: “Las propuestas deben afrontar de forma seria lo que entendemos es la principal problemática de la calle: el exceso de tráfico, con todos los efectos negativos que comporta”.