POLÉMICA ACTUACIÓN

"Ningún policía va matando perros por la calle"

Pintadas por el tema del perro muerto por la Guardia Urbana

Pintadas por el tema del perro muerto por la Guardia Urbana / periodico

J. G. Albalat

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“Ningún policía va matando perros por la calle”. Contundente. La plantilla de la Guardia Urbana de Barcelona cierra filas con el policía municipal que el 18 de diciembre mató a Sota de un tiro en la cabeza después de que recibiera un mordisco en el brazo. Disparó, según la versión del agente, cuando el animal, cuyo dueño es un hombre de origen estonio de 26 años que vive en la indigencia, saltó para abalanzarse de nuevo sobre él. Pensó que le iba a morder en el cuello o la cara y apretó el gatillo. El atestado policial sostiene que temió por su vida debido a la agresividad del can y la velocidad con la que este se lanzó hacia su persona. Desde ese día, el agente está de baja laboral. Su entorno profesional explica que evita salir de su domicilio para no ser reconocido y que alguien ejecute las amenazas vertidas.

La muerte del perro ha ocasionado una ola de protestas que ha movilizado a centenares de personas y ha provocado que asociaciones y partidos animalistas denuncien el suceso en los juzgados. Las redes sociales también se han hecho eco de esa indignación. Al mismo tiempo, desde algunas cuentas de Twitter se han lanzado graves amenazas de muerte contra el agente y su familia y en algunas paredes han aparecido pintadas. “Guardia Urbano malnacido”, reza una de ellas descubierta el jueves en el Teatre Grec. La mayoría de los improperios hacia el policía se vierten, como es habitual en este tipo de polémicas, desde cuentas anónimas. “En uno de esos mensajes en internet se decía que iban a matar al agente y que después le pondrían unas orejas de perro para que se supiera por qué le habían asesinado”, relata un policía local.

Amenazas denunciadas

Los sindicatos CSI-F y el Sapol han anunciado que denunciaran estas amanenazas por presunto delito de odio hacia el agente y hacia la misma Guardia Urbana de Barcelona. En esta recolecta de indicios está participando, según ha podido saber este diario, un grupo de policías municipales no adscritos a ninguna organización. La “inacción de los mandos” policiales ha motivo su iniciativa. “Algunos compañeros han recibido en un solo día más de 70 llamadas al teléfono de la comisaría para recriminarnos la muerte del perro. En algunos momentos hemos tenido que bajar el volumen del aparato porque no podíamos trabajar”, sostiene el mismo agente. “Nadie de nosotros se levanta por la mañana con la intención de matar un perro”, insiste.

Falta de apoyo institucional

Jordi Rodríguez, del sindicato Sapol, relata la “desagradable” sensación que recorre el cuerpo policial, más cuando la Guardia Urbana siempre ha defendido la protección de los animales, incluso antes de que existieran leyes sobre este aspecto. “Siempre hemos tenido esa sensibilidad. La policía municipal está para proteger a los ciudadanos y a su entorno y ahí entran los animales domésticos”, sostiene. Este agente se queja de las amenazas a su compañero, pero también de la información “falsa o malintencionada” que corre por internet. “Algunos mensajes están alentado un odio exacerbado hacia la Guardia Urbana y actuaremos”, afirma, para después incidir que no han tenido apoyo de la jefatura ni del Gobierno municipal de Ada Colau. “Nos sentimos abandonados por la alcaldesa”, remata.

Eugenio Zambrano, del CSI-F, denuncia también esa “soledad” que han sufrido por la “falta de apoyo institucional” del gobierno municipal. “Desánimo” y “desazón” son dos de las palabras usadas para describir el malestar de los agentes de la Guardia Urbana. Defiende a capa y espada al agente implicado. “Su intervención se ajusta a derecho. Pedimos a la sociedad barcelonesa que no se deje manipular por las asociaciones animalistas que tienen un interés político. La investigación dirá si ha habido una mala práctica”.