BARCELONEANDO

El álbum de la nevada del 62

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Toni Sust

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Si tienen interés, si se dan prisa y si tienen algo de dinero que destinar a la adquisición, todavía pueden llegar. Raduan, un marroquí que lleva 20 años vendiendo en los Encants oferta entre otras preciadas posesiones un álbum que recoge algunas de las tantas fotos que se hicieron ese día. Está en el acceso 3 del mercado. Se lo quitan de las manos.

Hablamos de uno de los días más atípicos que ha vivido la ciudad, del que mañana se cumplen 56 años: la nevada de 1962. Para que fuera recordado con más facilidad, sucedió el mismo día de Navidad. Los barceloneses, que por aquel entonces ya tenían en un número significativo cámaras fotográficas de uso civil, salieron a las calles y fotografiaron aquellas imágenes, inéditas para muchos, de una ciudad tomada por la nieve.

La nevada del 62 fue relativamente inesperada. En los días previos hacía más calor de lo habitual, y así fue hasta el 22 de diciembre, cuando una combinación de factores cambió la tendencia. Pese que a la ciudad registró varias en años anteriores, la de hace 56 años ha sido conocida siempre como la gran nevada de la historia de Barcelona. La verdad es que existe una pequeña biblia recientemente publicada, en noviembre, sobre la cuestión, a la que se deberá más de la mitad de este texto y que por lo tanto merece el agradecimiento y la cita. Se trata de ‘Barcelona sota la neu’, del historiador y museólogo Daniel Venteo, editada por Efadós, que repasa los principales episodios de nevadas en la capital catalana.

Una “controvertida gestión”

“La nevada que el día de Navidad de 1962 ocultó bajo la nieve Barcelona, y una buena parte de la Catalunya central, ha sido la más importante de la que se tiene memoria. La nieve, que registró espesores de entre 30 y 80 centímetros en la ciudad, seguía prácticamente intacta días después a causa de las bajas temperaturas y la controvertida gestión de la nevada”, explica Venteo en la obra. Un desgobierno que otros testigos, como el periodista Josep Maria Cadena, certifican. Fue la primera vez, recalca el autor, en la que no solo las familias ricas sino también las clases populares pudieron llenar sus álbumes de fotos familiares con la nieve como marco, “dejando para la posteridad una extraordinaria crónica visual inédita” de lo que aconteció. “La nieve comenzó a caer a la salida de la misa del Gallo y provocó un colapso general sin antecedentes”, escribe Venteo. La nieve llegaba tres meses después de las riadas del Vallés, que se llevaron por delante entre 600 y 1.000 vidas.

La gracia del álbum que venda Raduan es esa, ser uno de los tantos testimonios que alguien decidió tomar de esa jornada. Las fotos no están firmadas y no se puede saber quién fue el que salió a tomar las imágenes que quedaron en el álbum. Sí se aprecia por qué zonas deambuló el autor: la Rambla, la zona del puerto, la Barceloneta. El viernes, Raduan vendía el álbum por 150 euros, aunque regatear no está prohibido. Aunque podría provenir del piso vaciado por el fallecimiento de su dueño o inquilino, como sucede a menudo, en este caso el vendedor se hizo con el álbum en Wallapop. De hecho el que lo ofrecía también adjuntaba un álbum con fotos de L’Hospitalet. Extrañamente, por cierto, no fue fácil comprarle el producto: cuenta Raduan que tanto él como su socio, también marroquí, le mandaron su oferta en mensajes de whatsapp a los que el vendedor respondió en un caso preguntando para qué quería el álbum y en otro afirmando que ya estaba reservando. Sólo cuando un amigo de nombre local les hizo el favor de pedirlo se produjo la venta. No es algo que le sorprenda: “Si voy solo a ver un piso no me dejan ni entrar. Tengo que ir con mi mujer, que es de aquí”.

En el álbum no aparecen algunas fotos icónicas de ese día, como la que sí aparece en el libro de Venteo de los barceloneses que aprovecharon la situación para bajar esquiando por la calle de Muntaner.

Las nevadas de la guerra civil

Si no compran el álbum, pueden comprar el libro, que empieza abordando la gran nevada del siglo XIX en Barcelona, en 1887, un año antes de la primera exposición universal. Tuvo lugar el 10 y el 11 de febrero y causó su mayor afectación en los mercados de la Boqueria y Santa Caterina, por los techos caídos a causa de la acumulación de nieve. Los vecinos del Eixample, en plena urbanización, tuvieron problemas: “Buena parte de sus vías estaban intransitables para carruajes y para peatones”.

Los episodios con nieve fueron más o menos festivos, excepto los de 1937 y 1938, en plena guerra civil

La primera gran nevada del siglo XX llegó el 15 de enero de 1914: más de 24 centímetros de nieve. La primera con gran cobertura fotográfica fue al de 1924, el 27 de febrero: menos de 20 centímetros y cierta afectación. El tranvía y las comunicaciones telegráficas y telefónicas quedaron suspendidas. Dos personas murieron en incidentes relacionados con la nieve acumulada en las claraboyas de los edificios en los que vivían.

En general, los episodios generaron jornadas festivas y para el recuerdo, menos en dos casos: las nevadas registradas en 1937 y 1938, en plena guerra civil, contribuyeron a empeorar la situación de una ciudad que vivía sus peores momentos.