PROTESTA CIUDADANA

La narcoespeculación fractura el Raval

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Beatriz Pérez

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Los vecinos del Raval han vuelto a manifestarse este sábado por lo de siempre. Lo de siempre son los narcopisos, la droga, la expulsión de residentes de toda la vida por culpa de la impúdica subida de alquileres, la degradación de sus calles, la inseguridad. Todos esos problemas que vienen denunciando desde hace años pero que se han agravado, especialmente, en los últimos 24 meses debido a la proliferación de los locales ocupados para venta y consumo de heroína, crack, hachís. 

Alrededor de un centenar de personas se han concentrado en el 'gato' de la Rambla del Raval y han recorrido, mientras golpeaban sus cacerolas y otros utensilios de cocina, las calles en las que aún quedan narcopisos. La macrorredada del 29 de octubre cerró un total de 26, pero todavía permanecen activos unos 15 o 20, según estimaciones de la entidad vecinal Acció Raval. Un fuerte chaparrón ha caído en medio de la protesta que llevaba por lema 'Que no trafiquen con tu vida. Ni traficantes, ni especuladores'. En el Raval es imposible no tener la sensación de que llueve siempre sobre mojado. 

"Nos quejamos de la narcoespeculación. Para que te hagas una idea: en el Raval hay unos 13 desahucios por semana", explica Toni Salas, vecino de la calle de la Riereta, en donde aún hay activos tres narcopisos. 'La avaricia rompe el barrio', reza una de las pancartas que desfilan en esta manifestación-cacerolada ravalera. Según Salas, el gran problema del barrio (y de Barcelona en general) son los pisos vacíos, que con frecuencia son ocupados por los traficantes de droga. "¿Que qué pedimos? Un cambio en las políticas de vivienda. Menos pisos vacíos. Y que no baje la presión policial", dice Salas.

Este vecino reconoce una mejoría tras la redada de hace 20 días. "El ambiente en la calle es más plácido, menos dramático. Sigue habiendo toxicómanos, pero menos". Sin embargo, la cosa sigue mal. "Los vecinos y vecinas del Raval hacemos todo lo que podemos, ¡pero a las administraciones hay que empujarlas!", dice el panfleto que reparten en la mani. Porque, desde aquellas históricas pancartas que poblaban el Raval hace unos 10 años y que clamaban 'Volem un barri digne', la cosa no ha mejorado. Algunos, incluso, creen que ha empeorado. 

"Desde el inicio de la problemática de los narcopisos, que comenzó hace dos años, estamos mejor en cuanto a movimientos sociales y a reacción ciudadana. Pero en cuanto a las condiciones de vida, no. Hay problemas serios, como la cantidad de gente que duerme en los alrededores de la sala Baluard", opina. Y mientras habla con EL PERIÓDICO, señala el número 53 de la calle de Ferlandina. "¿Lo ves? El portal no tiene puerta, los narcos la han quitado porque así los toxicómanos pueden entrar cuando quieran". En ese inmueble hay todavía un narcopiso.

La droga fluctúa

Según Ángel Cordero, uno de los activistas más destacados de Acció Raval, los narcopisos "han bajado mucho" desde la redada. Las calles más afectadas, hoy por hoy, son Riereta, Lancaster y Joaquim Costa. "Aunque es difícil decirlo porque esta problemática fluctúa mucho", precisa. Cordero lamenta que la Administración "no invierta" en el toxicómano, precisamente una de las medidas que los vecinos reclaman. Aunque la más urgente, para él, es que el Estado regule la vivienda. "Que modifique la ley de alquileres y que ponga como vivienda social todos aquellos pisos vacíos de los bancos que rescató. Hay mucha gente que vive en situación de emergencia". 

Entre otras muchas reclamaciones, a la Generalitat le piden los vecinos del Raval que "agilice" los procesos judiciales y al ayuntamiento, que cree un listado de pisos vacíos. Iñaki, miembro de la asociación cultural El Lokal (en la calle de la Cera, también afectada por los narcopisos), matiza que la situación que vive el Raval "no se resuelve con una medida espectacular". "Esto requiere de una serie de políticas en profundidad. Creer que con más presión policial se resuelve es un error. Entre otras cosas, hay que defender la vivienda", dice este vecino que lleva 40 años en el Raval.

Reconoce que el momento actual es "muy grave" por culpa de la "expulsión" de los habitantes, pero que a la vez es el momento en que "más reacción" está habiendo. "Está en juego la diversidad del barrio", denuncia en alusión a la amenaza que supone la llegada masiva de turistas.

Una pancarta llama la atención en esta mani. 'Volem un CAP nou'. La llevan trabajadoras del CAP Raval Nord. "Todo tiene que ver: la salud y la degradación del barrio", comenta una de ellas. "Somos muy conscientes de la problemática de las drogas. Y pedimos un cambio en las infraestructuras del barrio para dignificarlo", señala Laura Romera, médica de familia del Raval Nord. El vecindario ravalero demanda un "giro estructural" en todo el barrio. Y que las administraciones actúen.