'OPERACIÓN BACAR'

La macrorredada del Raval puede mover el consumo de droga a otros barrios

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Beatriz Pérez

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El Centro de Atención y Seguimiento (CAS) Baluard, ubicado en la avenida de Drassanes (Ciutat Vella) y que atiende a personas drogodependientes, ha funcionado este lunes con la misma normalidad de siempre. En su entrada no había más gente de lo habitual. Ni siquiera aumentó el número de primeras visitas, es decir, las personas que acuden por primera vez a esta sala de venopunción. Nada hacía intuir que a primera hora de esta mañana había tenido lugar la mayor redada llevada a cabo hasta ahora contra los narcopisos en el Raval (conocida como 'Operación Bacar'), que se saldó con 55 detenidos y con el cierre de 26 viviendas en las que se vendía y consumía droga.

Esto se explica porque los servicios municipales de atención al drogodependiente no funcionan como "vasos comunicantes": la gran mayoría de adictos a la droga han fluctuado siempre entre lugares reglados (espacios como Baluard donde pueden consumir en condiciones higiénicas decentes y donde se les ofrece atención sociosanitaria y emocional) y lugares no reglados, como los narcopisos.

Por eso, el hecho de que este lunes se hayan clausurado varios de ellos no ha traído consigo un colapso del CAS Baluard u otros recursos municipales. Es algo que, desde el Ayuntamiento de Barcelona, tampoco se prevé que ocurra. Pero, en el hipotético caso de que así sucediera, la sala "estaría en disposición de asumir un eventual aumento de las atenciones, algo que no tiene por qué pasar necesariamente", señalan fuentes del área de Sanitat i Salut del consistorio.

¿Qué pasará a partir de ahora?

Los drogodependientes, como siempre han hecho, seguirán buscando puntos de venta de droga. En el Raval, según estimaciones de la asociación vecinal Acció Raval, aún quedan unos 15 narcopisos abiertos, una cifra no definitiva pero que recuerda que la droga y los adictos seguirán existiendo. Tras la redada, reina la incertidumbre en el corazón de Ciutat Vella, pero una hipótesis plausible es que los adictos pasen a visitar con mayor asiduidad los narcopisos aún abiertos o que se desplacen a otros barrios tristemente conocidos por ser históricos escenarios de venta y consumo. La Mina, por ejemplo.

Ángel Cordero, miembro de Acció Raval, valora "positivamente" la macrooperación. Sin embargo, recuerda que "solo se ha trabajado en una línea de investigación" y que, por tanto, solo se ha actuado contra una mafia, de origen dominicano. Acció Raval, que pide "más educadores" en las calles para atender a los adictos, cree que los narcopisos que siguen activos ahora serán "más visitados", lo que "encarecerá" el precio de la droga.

Además, Cordero no cree que la redada policial provoque un aumento de toxicómanos en las calles. "Ellos ya están en la calle. No son el problema. El problema son los puntos de venta. El consumo de heroína no ha subido hasta ahora y tampoco va a bajar a partir de este lunes. Lo que hace esta droga es quemar una zona y desplazarse a otra", zanja.