BARCELONEANDO

Los famosos de Barcelona en foto de carnet

Foto Rubira exhibe en su mostrador las fotos de los cientos de famosos que se han fotografiado en el local durante más de seis décadas

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Mauricio Bernal

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Diminuta, nítida, sin ambigüedades ni equívocos, la foto de carnet debe ser considerada un género en sí mismo: no hay relato parecido en el mundo de la fotografía. El retrato es arte y por lo tanto deformación de la realidad; la foto de carnet es su opuesto, es la búsqueda de la literalidad y de sus valores asociados, acaso, en cierto modo, la verdad. El mundo sería más divertido si la foto del pasaporte fuera una obra de arte con la firma del artista en una esquina, pero el mundo es lo que es y en los aeropuertos no se aprecia la ironía. Por eso existe la foto de carnet: para eliminar la duda, para ser la fiel representación del yo. La imagen que somos.

John McEnroe se hizo aquí la foto de su acreditación para el torneo Godó de 1987

Tal vez por eso tiene ese magnético atractivo el mosaico de fotos de carnet exhibido en el mostrador de Foto Rubira, en el número 4 de la calle de Santaló, justo por encima de la Travessera de Gràcia. Mal contadas hay unas 300 fotos de clientes que han pasado por aquí en busca de su imagen de aeropuerto, o de control de alcoholemia. La foto de carnet es la especialidad de este sitio desde su nacimiento en 1952, y el vidrio del mostrador es un homenaje tanto a su naturaleza como –hay fotos en blanco y negro– a su historia. Puestas en mosaico y en ese número, una junto a otra formando filas y columnas, parecen encarnar un sueño de la burocracia, la fantasía de un gris funcionario que diría: "Sí. Oficialmente son así".

Naturalmente, agrega un extra al magnetismo que sean fotos de gente conocida. Hay actores, escritores, futbolistas, motociclistas, periodistas, médicos, políticos, incluso algún noble. Aquí, en el mostrador de Foto Rubira, aparecen despojados de toda la parafernalia, del maquillaje, de la pose, del adorno. Son los famosos en versión oficial, o sea descarnada, siguiendo las instrucciones del fotógrafo: póngase recto, levante la cabeza, abra bien los ojos. Como la muerte o como ir al baño, la foto de carnet iguala, y este mostrador es la prueba. Además, puesto que nadie se está sacando cada tres meses la foto del DNI, el mosaico de la calle de Santaló es la congelación de los famosos en el pasado: a veces inmediato, a veces remoto, a veces muy remoto. Algunos son irreconocibles.

Guardiola, Eugenio, Vázquez Montalbán...

Nombres elegidos al azar: Manuel Vázquez Montalbán. Josep Carreras. Marc Gasol. Josep Guardiola. Eugenio. Guillermo Amor. Pasqual Maragall. Jose Mari Bakero. Josep Antoni Duran i Lleida. Jorge Lorenzo. Nina. Jorge Fernández Díaz. Amparo Soler. El marqués de Vilallonga. Carles Reixach. Bibi Samaranch. Peret. Jaime Alguersuari. Baltasar Porcel. Lluís Bassat. El barón de Albi. Es posible que lo que zanje cualquier discusión sobre la excepcionalidad de este mosaico sea la foto de carnet de ¡John McEnroe! Ocurrió durante el Godó de 1987: McEnroe necesitaba una foto para su acreditación y lo llevaron a Foto Rubira. Ahí está, joven y desgreñado. Lo más emparentado con el mosaico de Foto Rubira son los muros de la fama que algunos restaurantes cultivan durante años, pero estos enseñan a los famosos en su dimensión pública. Aquí aparecen al desnudo, sin disfraz, en versión –acaso–: "Aquí tiene, agente. ¿No iba demasiado rápido, no?" Salvo Eugenio, que aparece con gafas oscuras, como nunca puede aparecer nadie en su foto de pasaporte o DNI. Igual eran para la novia.

Los abuelos Rubira pusieron en marcha el negocio en 1952, cuando el mundo en general y la fotografía en particular eran otra cosa. Luego pasó a manos del hijo, Fernando, y hace cinco años se puso al mando Teresa Yáñez, que empezó como empleada y se quedó con el local al retiro de su jefe. Yáñez se precia de que Foto Rubira representa el perfeccionamiento del oficio, la foto de carnet llevada a su más alta expresión. "Es una mezcla de técnica y amor", dice. "Si tengo que disparar 10 veces, lo hago, pero la foto debe quedar bien, y la persona debe quedar satisfecha". Ni el hecho de que algunos clientes sean vecinos ni la propia vecindad del RACC –dos números más arriba– influyen decisivamente en la longevidad del negocio, dice Yáñez, justamente en tiempos en que este tipo de tiendas cierran por doquier. "La gente vuelve. Además, vienen muchos de parte de los consulados. Una foto de carnet no se hace cualquier manera". Una señal de la confianza que infunde en su clientela es que Yáñez conoce de memoria las medidas exactas de las fotos de pasaporte de decenas de consulados. A eso, en el mundo de las fotos de carnet, se le llama sabiduría.