Excavaciones en Sant Antoni

Una riera que señala el 'pla Cerdà' de Augusto

El tramo final de la riera de la Magòria indica la parcelación con una cuadrícula similar a la del Eixample

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Ernest Alós

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Además del recinto funerario, en el yacimiento de Sant Antoni tiene importancia por sí misma la localización de 50 metros del ramal de la Via Augusta que se desviaba en Martorell y llevaba hasta la puerta de Barcelona que se situaría cerca de la actual calle de la Boqueria.

Tras documentar el tramo, con un firme de piedras apisonadas, no de losas, se han conservado 25 metros. Aún más significativa es la localización de una riera canalizada, el tramo final de la riera de la Magòria, que coincide exactamente con el trazado de la centuriación del territorio de Barcelona, su parcelación con una cuadrícula orientada en un sentido casi idéntico al de Cerdà, con módulos equivalentes a siete por cinco manzanas según la hipótesis de Josep Maria Palet.

"Y coincide milimétricamente con el estudio de Palet. No es habitual encontrar un límite de este tipo, es contemporáneo a la centuriación de la época de Augusto, cuando normalmente se encuentran trazas fosilizadas en caminos o parcelas de tierra", celebra la jefa del Servei d'Arqueologia de Barcelona, Carme Miró.

Paleobotánica

La reconstrucción del paisaje no solo se hace a partir de canales, parcelas y caminos. La paleobotánica es una disciplina en auge, que en el caso de Barcelona está dando grandes resultados en el marco del proyecto de investigación Paleobarcino y en la excavación del antiguo foso de Barcino, desvelando datos sobre la dieta de los antiguos barceloneses y sobre las explotaciones agrícolas del llano de Barcelona.

En el caso de Sant Antoni, han aparecido semillas de rosales y de viña. La necrópolis era, también, un jardín. “Y allí donde miramos, la viña nos sale por las orejas”, añade Miró. El llano de Barcino, productor del popular vino layetano, era el Penedès del siglo I.

Necrópolis romanas

Las zonas de necrópolis romanas se han ido localizando a lo largo de todos los caminos de salida de la ciudad romana. Además de las asociadas a la vía Marina, de Drassanes al Born, y al tramo sur de la Via Augusta, en Sant Antoni y la calle Hospital, tenemos también los enterramientos de la plaza de la Vil.la de Madrid, en el inicio del camino que se dirigía al actual Sarrià, y los de los entornos de las calles Carders y Francesc Cambó, en los caminos que se dirigían al norte.

Mientras se empiezan a interpretar los resultados de las excavaciones bajo el mercado de Sant Antoni, siguen apareciendo nuevos retazos de las necrópolis romanas en el otro extremo de Ciutat Vella, correspondientes a los enterramientos que se deberían alinear en torno a la vía marina.

Sepultura islámica

La intervención arqueológica iniciada el 6 de noviembre del 2017 con motivo de la construcción de la nueva red de cloacas en Antic de Sant Joan, entre el paseo del Born y la calle de la Ribera, ha sacado a la luz hasta 16 enterramientos de época romana. Los trabajos dirigidos por el arqueólogo Walter Alegria Tejedo han identificado también una sepultura islámica: de hecho, este área de enterramientos fue utilizada de forma continuada, acumulando sepulturas siguiendos ritos paganos, cristianos y paganos, desde la época romana hasta la medieval.

A diferencia de la necrópolis de alto nivel alineada a ambos lados de la Via Augusta, la de la Ribera se compone de fosas simples excavadas directamente sobre las arenas de la costa, muchas de ellas con indicios de ataúdes (clavos de hierro, generalmente 13 por tumba). Aunque los clavos de hierro formaban parte también de un ritual de protección, una forma de atar al difunto a la tierra.

El ajuar funerario desenterrado, desde recipientes cerámicos a dos lámparas y restos de dos caligae, sandalias con suela claveteada, permitirá datar los enterramientos romanos de la calle Antic de Sant Joan, aunque su cronología parece que estaría comprendida entre los siglos II y IV después de Cristo.