El NUEVO URBANISMO

El yugo de los malos hábitos

La plataforma única tiene una filosofía clara de defensa del peatón, pero la jerarquía del coche lastra sus cualidades

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Carlos Márquez Daniel

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La plataforma única exhibe todos los vicios que tienen que ver con la convivencia en la calle. La filosofía de este tipo de vías, de prioridad para el peatón y velocidad limitada a 10 kilómetros por hora, queda diluida por una realidad urbana que, aunque va por el camino correcto, todavía no ha cambiado el chip. ¿Cuestión generacional? ¿Falta de educación? ¿Jerarquías difíciles de combatir? Un poco de todo.

Basta con darse una vuelta por algunos distritos para comprobar hasta qué punto los hábitos sociales siguen marcando la actividad y la actitud en la vía pública. Pero no solo la de los ciudadanos. También la del ayuntamiento a la hora de diseñar estas calles pacificadas. En muchas de ellas, por no decir en todas, el consistorio coloca pivotes en uno de los dos lados, o incluso en los dos, para evitar que los coches aparquen y le quiten todo el sentido a la plataforma única. Noble objetivo, pero trasladado a la realidad, consigue un efecto que no debe ser del todo deseado. Muchos de los viandantes, sobre todo los niños, andan por las laderas, ya que esa hilera de hierros genera una acera que no lo es, un pasillo que parece indicar que por ahí deben ir los que van a pie.

Cumplir la normativa

Esas barras, también los árboles, que en la mayoría de casos evitan los coches, generan espacios entre ellas que, en muchas ocasiones se también convierten en perfectos aparcamientos de motos. Es algo habitual en plataformas únicas de Ciutat Vella, donde el estacionamiento para vehículos de dos ruedas escasea de manera preocupante y tampoco la Guardia Urbana parece esmerarse en exceso por hacer cumplir la normativa. Ese es otro problema, que en una ciudad tan densa hay que dar cierto margen ante las reiteradas y habituales violaciones de la ordenanza de circulación de peatones y vehículos. De otro modo, la mayoría nos iríamos a casa cada noche con una ruinosa acumulación de multas.

En cualquier caso, como sucede con los carriles bici o las supermanzanas, la plataforma única necesita todavía de algún tiempo para alcanzar el cénit. Para que el peatón asume que puede andar tranquilamente por el centro de la calle, sin que ningún coche le tosa.