EFECTOS DE LA TENSIÓN EN LA CAPITAL CATALANA

Restauradores pesimistas y hoteleros expectantes

cmontanyes39769940 turistas170825134942

cmontanyes39769940 turistas170825134942 / periodico

Toni Sust / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La actividad económica que gira alrededor del sector hotelero y el de la restauración vive en Barcelona una caída que varía según a quién se consulte pero que nadie niega. Aunque en las últimas semanas ello se achaca a la tensión política que se generó con la celebración del referéndum del 1 de octubre, una jornada marcada por las imágenes de violencia policial que sembraron el desasosiego de que puedan repetirse en la ciudad, los empresarios subrayan que hay varios motivos, y más antiguos, que explican el descenso en el consumo.

Resulta obvio que el atentado del pasado 17 de agosto también influyó, aunque tanto el sector privado como el público coinciden en que la ciudad recobró el ánimo de una manera relativamente rápida tras la matanza.

“‘Terrazofobia’ institucional”

Roger Pallarols, director del Gremi de Restauració, afirma que los problemas no solo se han dado en las últimas semanas: "Es obvio que hay afectaciones que se notan, y no solo es por el contexto reciente. Los restauradores hemos sufrido un asedio en las terrazas en lo que llevamos de mandato municipal, la 'terrazofobia' institucional. Eso afecta a un sector como la restauración, con poco margen de beneficio: si pasas un periodo largo de facturación anormal, la posibilidad de que el negocio no sea viable es muy real".

"Empezamos el verano con un brote de 'turismofobia' que ya afectó al consumo de la restauración. Pese a que la ciudad recuperó la normalidad en un tiempo corto, hay un impacto en ella desde los atentados de agosto. Y todo, seguido de un contexto político complejo, con mucha gente en la calle que no se comporta como un consumidor habitual", prosigue Pallarols, que juzga injusto buscar las causas de la desaceleración solo en las últimas semanas: "Es difícil determinar la influencia de cada factor y es una media verdad afirmar que el 1-O causó la caída de un 30%". Porque Pallarols cifra en un 30% la reducción de actividad.

En cuanto a los efectos de la situación actual, advierte: "El consumidor no se comporta igual y corremos el riesgo de que se vuelva a acostumbrar a no consumir, como durante la crisis, lo que pondría en duda la recuperación económica".

Hoteles: un 10% menos de ocupación

En el sector hotelero barcelonés, la cautela es significativa. El gremio prefiere evitar declaraciones, pero fuentes del colectivo envían un mensaje que rehúye el fatalismo e incluso algunas cifras que este sector tacha de alarmistas. Según estas fuentes, la previsión es que este mes de octubre se cierre con un 10% menos de facturación que el mismo mes del 2016. Según los hoteleros, hay cuatro causas que lo explican, casi las mismas, aunque no todas, que esgrimen los restauradores: los efectos del atentado; los problemas del aeropuerto, con la huelga de los vigilantes de seguridad; las protestas de carácter político y la mayor presencia en congresos en el mismo periodo de hace un año.

La conclusión es que las cifras de octubre, la ocupación prevista de un 80%, no parecen ninguna catástrofe de confirmarse. Sí es cierto, dicen las mismas fuentes, que desde el 1 de octubre ha habido una reducción de reservas. Pero insisten en rechazar al catastrofismo.

La incertidumbre y los negocios

"El atentado fue un hecho puntual, los operadores saben que es un riesgo de hoy en día en un país occidental. De eso nos recuperamos muy bien. La crisis política conlleva una palabra que es incertidumbre, y la economía es enemiga de la incertidumbre". Así resume la situación el segundo teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, en quien recae la promoción económica y que habla de entre un 20% y un 30% de menor actividad económica por los factores ya citados. La semana que viene, tiene prevista una reunión con cónsules y representantes de cámaras de comercio: "Abordaremos con ellos la situación económica. Queremos darles confianza".

Collboni enumera las malas noticias en la actualidad: "Las inversiones van más lentas. La salida de empresas no tiene solo un efecto simbólico. La candidatura de Barcelona a la Agencia Europea del Medicamento: lo teníamos muy bien y ahora está muy complicado". El riesgo, según el concejal, es elevado: "Barcelona corre el riesgo de dejar de ser una ciudad global".