Conflicto

Colau se opone a una nueva terminal de cruceros en el puerto

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Toni Sust / Barcelona

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El Ayuntamiento de Barcelona no está por la labor de que la ciudad tenga una nueva terminal de cruceros, como desea la principal candidata a gestionarla, la empresa MSC, que persigue desde hace tiempo contar con esa instalación y que dispone del beneplácito de la dirección del Puerto de Barcelona. Cuando hace unos meses trascendió esa posibilidad, el consistorio ya mostró su rechazo y creó con el puerto una mesa específica sobre cruceros, integrada por técnicos de ambas instituciones, que ha celebrado dos reuniones y que tiene prevista una tercera el próximo viernes.

La teniente de alcalde, Janet Sanz, acudió este miércoles a la reunión mensual del consejo de administración del Puerto con la mosca detrás de la oreja: en el orden del día, que, dice, los asistentes conocen 24 horas antes, figuraba un punto que llamaba especialmente la atención: la licitación de la ampliación de la tercera fase del muelle Adossat. La licitación daría pie a un espacio en el que se ubicaría la nueva terminal, que se sumaría a las siete actuales, más una en construcción.

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Punto levantado

Los cruceros son una de las bestias negras del actual gobierno municipal. El equipo de Ada Colau considera que este sector colisiona principalmente por dos motivos con las líneas rojas de su programa: el rechazo de un turismo excesivo y la contaminación. Sanz subraya que uno de los motivos de la creación de la mesa conjunta con el puerto fue la posibilidad de que creciera la presencia de cruceros en Barcelona con una nueva terminal, por lo que no se explica que no se hablara en ella de que la licitación de la ampliación del muelle Adossat era inminente.

En ese contexto, la teniente de alcalde pidió en la reunión del consejo que el punto fuera levantado del orden del día y que la cuestión se abordara en la reunión de la mesa prevista para el viernes, en la que por parte del consistorio participarán el gerente, Jordi Martí; el gerente de Urbanismo, Jordi Campillo, y el director del Plan Estratégico de Turisme de Barcelona, Albert Arias.

El consejo de administración del puerto aceptó la retirada del punto, algo que apoyaron otros de sus integrantes: los de UGT y CCOO y el representante del otro municipio, además de Barcelona, que figura en el órgano: El Prat de Llobregat, que estaba representado por su alcalde, Lluís Tejedor. En principio, la aprobación de la ampliación podría producirse en otra reunión del consejo de administración, en octubre o noviembre.

El puerto emitió una nota la semana pasada en la que informaba del propósito de MSC de contar con una concesión de 30 años para construir una nueva terminal, que, según el comunicado, será diseñada por el arquitecto Ricardo Bofill.

Una votación perdida

El consistorio puede protestar, e incluso fomentar la protesta, pero tiene muy difícil evitar que el consejo de administración satisfaga la petición de la empresa. En el consejo de administración, además de los representantes de Barcelona, El Prat y los dos sindicatos citados, figura un representante de los estibadores –que hace tiempo que no acude a las reuniones-, uno de la Cambra de Comerç, representantes del Estado y del puerto, cuyo presidente, Sixte Cambra, fue designado por la Generalitat. Sanz afirma que el ayuntamiento hará todo lo que pueda para evitar que se construya otra terminal de cruceros.

La concejala argumenta la oposición municipal a una nueva terminal, combinando la crítica a dos elementos: el hecho de que los cruceristas incrementan la ocupación de una ciudad que en algunas zonas sufre una presencia de turistas que se antoja inabordable para los vecinos y el de que su aportación económica, considera, no acaba siendo decisiva: "Un 48% de los cruceristas pasan 4,5 horas en Barcelona. ¿Qué sentido tiene? No compensa, si tenemos en cuenta el impacto que tiene su visita. Generan servicios en el puerto pero no en la ciudad. Un 21% apenas baja del barco. Llega en avión a la ciudad y se sube al crucero. Y además los cruceros genera el 12% de la contaminación en el puerto".

Sanz no se opone a la ampliación del muelle, sino a que se destine a cruceros. Y en todo caso, afirma, incluso si al final es inevitable, lamenta la falta de diálogo y aboga por "una decisión conjunta" de la que participe también el consistorio: "Si tiene que haber una nueva terminal de cruceros no puede ser contra Barcelona".

En el punto de mira

Los cruceros han estado en el punto de mira de Colau desde su llegada a la alcaldía. El gobierno municipal se propuso reducir la llegada de cruceristas, que se ha estabilizado tras subir en el 2015.

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