Las terrazas de Barcelona mantienen el tirón en invierno

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PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Las terrazas a pie de calle ya no dependen del termómetro en Barcelona. Atrás quedan los tiempos en que con el frío desaparecían cientos de mesas, que volvían a brotar en primavera. Su presencia ya no sabe de estaciones, según revela un estudio realizado la primera semana de diciembre por especialistas en Economía Aplicada de la Universitat de Barcelona, que fija la ocupación media de los veladores en un 56% estos días. Es decir, más sillas ocupadas que libres incluso en invierno. El informe constata que son un valor intrínseco y no temporal para bares y restaurantes, que desde hace dos años batallan contra la polémica ordenanza municipal. 

La pugna que mantienen el Gremi de Restauració de Barcelona y el ayuntamiento sobre la regulación de los veladores se ha trivializado con la defensa de los empresarios de sus intereses económicos, que oculta la supuesta invasión del espacio público que perjudica al vecino, según el consistorio. Pero la patronal insiste en que, negocio aparte, las terrazas barcelonesas forman parte de la cotidianidad e idiosincrasia de Barcelona, más aún desde la ley antitabaco y la crisis, como han reivindicado con sus recientes campañas de apoyo, primero entre rostros populares y luego con ciudadanos anónimos. Y para tratar de aclarar quién y cómo se usan esos espacios de encuentro, han optado por buscar una radiografía presuntamente imparcial, ejecutada desde el Laboratorio de Transferencia en Economía Aplicada (AQR-Lab) y el Institut de Recerca en Economía Aplicada (IREA) de la Facultat d’Econòmiques de la UB.

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Es cierto que diciembre no es el mes más representativo de la ciudad. Pero aunque se trata de uno de los cuatro más calmados turísticamente hablando (de noviembre a febrero), en los últimos años la ciudad ha vivido una clara desestacionalización del turismo e incluso en invierno la actividad tiene picos de alta ocupación hotelera, como en el reciente Barça-Madrid. El profesor Jordi Suriñach, que junto con Javier Romaní encabeza el equipo que ha desarrollado el estudio, advierte de que las cifras no son extrapolables a todo el año, pero las diferencias entre meses tienden a minimizarse en la capital catalana.

2,43 PERSONAS POR MESA

Contador en mano y peinadas 568 terrazas (como muestra representativa entre las 4.398 censadas en primavera), se constata que a cualquier hora hay más mesas ocupadas que vacías en plena temporada fría. La media es del 56% (incluso iniciado el puente de diciembre), con más animación por las mañanas (57,51%) y noches, que a mediodía. Se calcula que se sientan unas 2,43 personas por mesa y que los fines de semana están dos puntos más concurridas que entre semana. 

¿Y quiénes encuentran su trono en una terraza callejera? Pues en términos medios predominan los hombres (61,8%) y la edad de 45 años. Pero el quid de la cuestión para el gremio era saber si esos oasis en el asfalto son territorio de uso y disfrute local o han sido conquistados por el turista. Así, en términos generales, solo Ciutat Vella tenía algo más de una de cada tres sillas ocupadas por un guiri. En concreto un 30,5% de sus clientes eran foráneos y un 5,6% de otros puntos de Catalunya, más el 1,4% de excursionistas que están alojados fuera de la ciudad pero se acercan a pasar el día.

No obstante, en el conjunto de la ciudad la cosa cambia. Un 85,6% de clientes locales (incluyendo el 2,7% de commuters o trabajadores de fuera de la ciudad o estudiantes temporales), frente a un 14,4% de visitantes (extranjeros eran el 11%). Incluso en el distrito del Eixample, segundo territorio turístico de la ciudad, el 85,9% de ocupantes de sus mesas son barceloneses. Aunque con una particularidad: solo un 29,5% son vecinos del barrio, frente a un 56,3% de otros distritos y un 11,5% de turistas, lo que se explica por la concentración de servicios y puestos de trabajo. Dejando fuera estos dos distritos, el 96,5% de los usuarios del resto de la metrópolis serían vecinos.